La crisis energética y la transición a un modelo descarbonizado presenta un escenario complicado para llevarse a cabo de una manera justa y que no penalice a la industria. Por eso, Josu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol, cree que es "importante una transición justa, que piense en las capacidades tecnológicas e industriales del país, basadas en las necesidades de sectores como el de automoción y atendiendo a los intereses estratégicos del país" durante su participación en la segunda edición de Wake Up, Spain!
Y es que, según el consejero delegado de Repsol, "necesitamos a todas las energías en los próximos años". De ahí que sea "importante tanto, atender al norte de África, como también a sectores estratégicos industriales básicos como el de la automoción. Si incentivamos que se desinvierta en algunas energías, subirán los precios".
Respecto a los retos a corto plazo, Josu Jon Imaz consideró que "transición es transición. No revolución ni disrupción". Y fue rotundo al afirmar que "dentro de 30 o 40 años vamos a necesitar petróleo". Porque será necesario para fabricar materiales, asfaltos, aislantes, o piezas de los coches, por ejemplo. En definitiva, en las próximas décadas se va a necesitar también gas "para garantizar la continuidad de energías que no son obedientes, como las renovables. Necesitamos una energía de respaldo".
"Necesitamos todas las tecnologías"
Una de las preguntas que surgen es cuánto va a costar a los consumidores esta transición energética. "Hay que adaptarla a nuestros propios intereses estratégicos. Me parece un grave error el prohibir el motor de combustión. Hay que descarbonizar. Electrificar no es descarbonizar. Hay muchos sectores que no son electrificables como el azulejo o la química. Necesitamos otras soluciones tecnológicas. Y el motor de combustión nos puede ayudar", remarcó.
Y sobre las decisiones de la UE para garantizar la autonomía, Josu Jon Imaz resaltó que "hay que aprovechar todas las fuentes endógenas que tenemos. Renunciar a las prospecciones de gas fue un error. La eólica, o la fotovoltaica son dos ejemplos de cómo España puede ganar en autonomía energética".
"Todos tenemos que tener humildad. Hay que dejar que las tecnologías trabajen, que los políticos no decidan qué tecnologías serán las que triunfarán en el futuro. Nacerán de la industria, la ciencia y la tecnología".