Ya dijo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que "la política está concentrada en EL ESPAÑOL esta semana". Así se ha demostrado este miércoles en la tercera jornada de la II Edición del Wake Up, Spain!, que ha congregado en la Casa América de Madrid al presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, y a la ministra de Economía, Nadia Calviño.
También ha participado, aunque telemáticamente, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que ha ofrecido una entrevista a este diario en Puerta del Sol. Desde ahí ha cargado duramente contra el Gobierno de España por no haber tenido "un sólo gesto de austeridad" ante esta crisis económica y energética que atraviesa el país.
Les ha propuesto, incluso, que comiencen recortando el sueldo de sus ministros. "No puede ser que tengamos 22 Ministerios. Son gastos exacerbados que no se ajustan a cómo está ahora mismo la economía", ha analizado la presidenta madrileña, que ha zanjado: "No les interesa el estado de bienestar, sino el bienestar del Estado".
También ha criticado la "armonización fiscal" que prepara el Ministerio de Hacienda de María Jesús Montero. "Cuando a la capital le va bien, al país también", ha recordado, y ha añadido "que si somos la primera economía de España es porque tenemos menos impuestos y menos burocracia".
La llamada en el desierto de Ayuso ha sido atendida, sorprendentemente, por Ximo Puig, su antagonista político, el hombre que pujó para que calara el debate sobre la "armonización fiscal" (que en la práctica supone una subida de impuestos a Madrid). El presidente de la Generalitat ha defendido que "hay margen en las Comunidades Autónomas para ayudar" y que por eso "vamos a bajar un 10% las tasas".
En lo que no han convenido ambos dirigentes, pues ya sería demasiado, es en la fórmula a seguir para garantizar la recuperación económica. El barón socialista ha defendido granes acuerdos similares a los Pactos de la Moncloa, que tuvieron lugar para paliar la galopante inflación de otra época. "Claro que tiene que haber acuerdos, no me atrevo a decir si grandes, pequeños o medianos, pero yo estoy esperanzado con que pueda haber grandes puntos de encuentro", ha dicho.
Una idea que no contempla la presidenta madrileña, que ha vuelto a exponer, como acostumbra, que "yo con el desastre no pacto": "Hay que gobernar para todos los ciudadanos bajo el criterio de quienes te han dado su confianza; yo con la izquierda no tengo nada que ver".
Y es que el modelo del Gobierno de Ayuso es antagónico al que preconiza el de Pedro Sánchez, que defiende la actual recaudación del Estado para financiar "la Educación y Sanidad". El panorama descrito por Isabel Díaz Ayuso -digamos que poco halagüeño- tampoco se corresponde con el que ha expuesto con posterioridad Nadia Calviño.
Calviño, optimista
Pese a la dura rebaja de previsiones para la economía española que anunció el Banco de España este martes, la vicepresidenta primera y ministra de Economía, Nadia Calviño, ha reconocido hoy que la "situación es grave"... Pero ha mostrado su confianza en que la posición más exportadora que en 2008 de España y los fondos europeos sirvan como impulso a una recuperación que, según ha explicado, era "fuerte" antes del estallido de la guerra.
En su intervención, la ministra socialista ha afirmado que los fondos europeos "ya están llegando y ya se están notando" en las empresas. Según sus datos, 6.000 empresas ya han acudido a 520 convocatorias lanzadas para poner en marcha 11.500 proyectos. Y además, hay 2.400 proyectos que se están desarrollando en universidades y centros científicos.
Con estas cifras, más las convocatorias que saldrán en los próximos meses, Calviño ha asegurado que el reparto de los fondos europeos está alcanzando ya una "velocidad de crucero", y ha pronosticado que en 2023, habrá "resultados palpables" en la economía española.
Todo esto, a pesar de que el Banco de España ha revisado este pasado martes sus previsiones empeorándolas sustancialmente. Según su gobernador, Pablo Hernández de Cos, el PIB de nuestro país crecería un 4,5%; el índice de precios de consumo (IPC) se elevaría al 7,5%, y la inflación subyacente, sin energía ni alimentos, subiría hasta el 2,8%.