Joaquín Ferrandis, el asesino en serie de Castellón, ante la entrada de un juicio.

Joaquín Ferrandis, el asesino en serie de Castellón, ante la entrada de un juicio.

Alicante TRIBUNALES

El asesino en serie de Castellón tras salir de prisión: "Me voy al extranjero para no molestar a nadie"

Joaquín Ferrándiz, de 60 años, ha salido este sábado de la cárcel de Herrera de la Mancha tras haber cumplido el tiempo máximo por cinco asesinatos.

22 julio, 2023 17:38
Andrea Reinosa Redacción | Agencias

El 'Ted Bundy' español, como algunos medios de comunicación lo han apodado, el considerado como primer asesino en serie de España o sencillamente Joaquín Ferrándiz, está en libertad tras haber pasado 25 años encerrado en la prisión de Herrera de la Mancha (Ciudad Real) por asesinar a cinco mujeres entre 1995 y 1998 y haber intentado acabar con la vida de otras dos.

Ferrándiz, de 60 años, ha asegurado que nunca volverá al lugar de los crímenes "por respeto a las víctimas". Fue condenado a 69 años de prisión. Sin embargo, ha salido en libertad este sábado tras haber cumplido el máximo que permite la ley por la que fue juzgado.

El exconvicto ha abandonado la prisión con la cara cubierta con una mascarilla negra y una gorra de ese color, además de gafas de sol y, a preguntas de los periodistas, ha dicho que se va al extranjero para "no molestar a nadie" y rehacer allí su vida, según recogen varios medios de comunicación.

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Ferrándiz, que tiene 60 años, tiene prohibido acudir o residir en las tres localidades donde cometió los crímenes (Castelló de la Plana, Benicàssim y Onda) hasta julio de 2028, ya que así lo recoge la sentencia.

En los últimos años ha sido acogido por una entidad religiosa y ha disfrutado de permisos penitenciarios, por lo que el proceso de excarcelación ha sido progresivo, según informaron fuentes judiciales.

Antes de los cinco crímenes y otros intentos, por los que fue sentenciado a 69 años, Ferrándiz fue condenado en mayo de 1990 a 14 años de cárcel por una violación, pero el 4 de abril de 1995 obtuvo la libertad condicional. Meses después, entre julio de aquel año y julio de 1998, asesinó a cinco jóvenes e intentó matar a otras dos.

Este asesino en serie había mostrado buen comportamiento y había participado en estudios e incluso en concursos literarios y culturales y se encontraba "totalmente reinsertado", en opinión de los miembros de la comisión de seguimiento que le concedieron la libertad condicional.

Este fue uno de los motivos que llevaron al fiscal del caso a pedir que se considerase al Estado como responsable civil subsidiario, por no haber controlado lo suficiente al acusado, aunque su petición no fue finalmente admitida.

En 1990, al acusado no se le detectó anomalía psíquica alguna, ni por parte de la psicóloga del centro penitenciario ni por los médicos forenses o la psiquiatra que, como peritos, intervinieron en el juicio de aquella causa.

Tampoco en el juicio posterior por los cinco crímenes se le consideró un psicópata, porque "cuando ocurrieron los hechos padecía un trastorno de la personalidad polimorfo" pero que "no le impedía gobernarse a sí mismo".

Ferrándiz fue condenado a 16 años de prisión por el asesinato de Sonia Rubio, y a 11 por cada uno de los asesinatos de Natalia Archelós, Francisca Salas, Mercedes Vélez y Amelia Sandra García.

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Castellón aplicó en estos casos la atenuante de confesión y valoró la colaboración que prestó el acusado en el esclarecimiento de los crímenes.

Además, fue condenado a 9 años de cárcel por intentar asesinar a la joven Lidia M. y a siete arrestos de fin de semana y al pago de una indemnización a Silvia B. por un delito de lesiones por imprudencia.

Este asesino solía acechar a sus víctimas a las afueras de las discotecas e incluso desinfló la rueda del coche de alguna de ellas para ofrecerle ayuda posteriormente, ya que la mayoría de las víctimas subió voluntariamente a su vehículo, según se determinó en la investigación posterior.