Los tanques antitormentas, como este de San Gabriel, son capaces de recoger millones de litros de agua.

Los tanques antitormentas, como este de San Gabriel, son capaces de recoger millones de litros de agua.

Alicante ciudad

Así se diseñó y construyó el Plan Anti Inundaciones que protege Alicante de las riadas sobre 10 antiguos barrancos

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Topónimos como Juncaret, Orgegia, Maldo, Bonhivern, Canicia, Altozano, San Agustín, San Blas de las Ovejas o Agua Amarga han servido durante los siglos para nombrar los diez barrancos sobre los que se ha construido la ciudad de Alicante, sobre todo desde que se derrumbasen las murallas de la ciudad alrededor del año 1860.

Unos barrancos que han cambiado de nombre al convertirse en calles como la Rambla de Méndez Núñez (Canicia), la calle Óscar Esplá (San Blas) o la avenida de Dénia (Bonhivern). Con mayor o menor intensidad, estos barrancos derivaban las aguas torrenciales al mar pero acotaban la ciudad a sus murallas, provocando graves problemas de higiene, salud pública e infecciones, que remitieron en parte con el derrumbe de las fortificaciones y la extención espacial de la urbe.

La riada de 1997 marcó un antes y después en las graves riadas producidas durante el siglo y medio siguiente al derrumbe de las murallas. Ayuntamiento y Generalitat Valenciana acometieron un plan en diferentes fases de obras hidráulicas para mitigar la violencia de las riadas allí donde se producían, en los barrancos, con grandes colectores de agua, encauzamientos y aliviaderos con una vida útil de 200 años.

Tras las primeras obras de "emergencia", comenzó un intenso plan de drenajes y construcción de alcantarillados secundarios que fueron a parar a los colectores dotándoles de mayor capacidad para desaguar las crecidas.

Según explica Antonio Oliva Cañizares en su estudio Guardiola Picó: el origen del Plan Anti Inundaciones de la ciudad de Alicante, "en total se instalaron/renovaron más de 13,6 kilómetros de colectores por gravedad, con diámetro entre 400 y 2.500 mm; algún tramo de sección rectangular. El material utilizado para las conducciones fue el gres, para los colectores de hasta 600 mm, y de hormigón armado, para el resto de diámetros y dimensiones del resto de colectores".

Posteriormente, la ciudad a través de la empresa mixta Agua Municipalizadas de Alicante aumentó las obras hidráulicas "respaldado por el Plan Director de Alcantarillado de Alicante, señalando las necesidades más importantes de mejora del sistema de drenaje urbano de la ciudad alicantina. Por consiguiente, en el Plan Especial de Inversiones, Aguas Municipalizadas de Alicante E. M., ha invertido aproximadamente 28,9 millones para la mejora y ampliación de la de red de
alcantarillado".

De este modo, en 20 años desde la consecución de los diferentes planes, Alicante ha doblado su capacidad de enfrentarse a las riadas. Como explica Oliva Cañizares, "el aumento de kilómetros, tanto de la longitud de colectores como la del alcantarillado, han mejorado notablemente la capacidad de afrontar problemas de inundación, provocados por aguas pluviales". De 42 kilómetros de colectores en 1997 se ha pasado 116 kilómetros, y de un alcantarillado de 492 kilómetros se ha pasado a 798.

En el extrarradio de la ciudad, un anillo de encauzamientos como el del Juncaret o Orgegia, protegen los barrios exteriores de la ciudad. Apoyados por el parque inundable de La Marjal (también obra de Aguas de Alicante) para aliviar las riadas en la zona del Golf, Pau 5 y Playa de San Juan (con capacidad de hsta 45.000, y el depósito anticontaminación José Manuel Obrero de San Gabriel con capacidad para 60.000 metros cúbicos de agua.

Unas instalaciones que no terminan ahí, sino que se verán reforzadas con otro parque inundable en la zona de Vía Parque que proteja la zona norte de la ciudad entre los barrios de Tómbola, San Agustín y Rabasa.

La ciudad cuenta también con 36 estaciones de bombeo de Aguas Residuales (EBAR) que elevan las aguas residuales (y pluviales en su caso) desde las zonas más bajas de la ciudad.