Detrás de la película King Kong "hay un sistema racial, colonialista y patriarcal". Esta es una de las conclusiones de King Kong, the Black Gorilla, el nuevo artículo que ha publicado el investigador de la Universidad de Alicante Juan Antonio Roche sobre la popular cinta de 1933.
El crac económico de 1929, cuando Estados Unidos cae en lo que se ha conocido como la Gran Depresión, alimentaría el miedo de la población blanca a la negra. Roche ve demostrada la relación entre la crisis, el miedo y la xenofobia del cine de terror en general y King Kong en particular, según recoge Efe.
Con este análisis publicado en la revista Quarterly Review of Film and Video, quiere probar que "en los momentos de crisis aumentan los miedos, y entre esos miedos se aumenta la xenofobia, el miedo al otro".
El experto en Sociología de la Cultura y de las Artes de la UA señala los mecanismos que utilizaron los directores Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack. Mediante su trabajo, reflejaron el miedo a la población negra para crear un espectáculo a partir de ello.
El contexto económico es clave para Roche. A finales de los años veinte y principios de los 30, el hundimiento de la economía americana provoca un éxodo de la población. Un gran número de personas de raza negra huyeron del desempleo masivo en los Estados sureños hacia las grandes ciudades industriales del norte. Como lamenta el autor, el miedo a la pobreza y el miedo a estas personas se retroalimentaba.
¿De qué manera se refleja el racismo en la primera versión de King Kong? Para Roche se trata de una cuestión que va implícita en diversas áreas del argumento. Por ejemplo, no aparece ningún trabajador de raza negra si no es en la isla Calavera.
El gigantesco gorila convive en ella con una tribu de la que se destaca su carácter salvaje y primitivo. La manera de presentarlos, prosigue, es a través de una mirada colonialista, de un cazador. Por eso se las retrata viviendo en "chozas, no conocen la agricultura, usan lanzas, tampoco conocen la tecnología; es un mundo perdido y no civilizado el de la isla de la Calavera, en claro contraste con la civilización de la ciudad de Nueva York".
En esa parte inicial de la película, "King Kong se come a los negros y éstos sacrifican a la chica más joven de la tribu para dársela al gorila. En cambio, no se come a la mujer blanca porque se enamora de ella, en una muestra de bestialismo sexual".
Los estereotipos de la sociedad americana son evidentes para Roche. "Los miedos de la época se encarnan en un gorila de treinta metros, como también en los edificios de Nueva York y la crisis", afirma.
La gravedad de la cuestión para Roche radica en que el trabajo de los directores "intensifica el racismo, recrea esos miedos de la población y los espectaculariza". El potencial del cine de la época como medio de masas, cuando la televisión estaba aún recién inventada, se aprovecha para "intensificar la realidad e incrementa la emocionalidad. La idea que subyace en la película es la de la sociedad que va a salir de la crisis".
No es un problema que llegara de nuevas a la industria americana. En 1915 el director D.W. Griffith conseguía con El nacimiento de una nación la película más exitosa de la historia hasta el momento. Y lo hizo con un argumento abiertamente racista en el que criticaba la integración de la población negra. Otra más cercana a King Kong y donde también se retrata a los africanos desde una perspectiva colonialista es la película Tarzán de los monos, de 1932.