En los años sesenta el boom latinoamericano conquistó el mundo literario. A finales de esa década Alfredo Bryce Echenique tenía entre manos la idea de un cuento que se convirtió en Un mundo para Julius. Esta novela de 1970 es la que ha traído de nuevo al escritor peruano a Alicante para celebrar el más de medio siglo de la publicación y lo que significó en el llamado post boom.
Una novela que quiso rematar para poder irse de vacaciones le ha llevado a girar por todo el mundo y recalar de nuevo en el Mediterráneo. La Universidad de Alicante a través del Centro de Estudios Mario Benedetti le ha rendido homenaje con un encuentro en el que el veterano escritor se acompaña por los especialistas en su obra.
"Fue una satisfacción y una tortura", recuerda sobre la publicación de aquella novela que hizo Carlos Barral. "El editor de aquel boom", como valora al responsable de Seix Barral que lanzó a Julio Cortázar o a Mario Vargas Llosa, le hizo sufrir cuando se encontró entre las manos el libro y contó no una ni dos sino casi ochocientas erratas.
"La primera edición de Carlos Barral tenía 783 erratas gravísimas", explica, "como "los árboles que bordeaban" eran "los que bombardeaban" o que "la señora avejentada" era "aventajada". Cuando se lo avisó, "me dijo desolado que la quemaba y se hizo una nueva corregida". Hasta que un día en Puerto Rico se encontró con una copia que tenía todos aquellos fallos "y me di cuenta de que ningún editor quema una edición entera".
Humor
Aquellos errores los recuerda ahora risueño y también con las ganas de dejar las cosas claras. "Carlos era un editor mítico y gran amigo con el tiempo, pero al principio era una guerra y él acusaba y se defendía como podía". Si eso lo recuerda con humor también lo hace al referirse a ese movimiento literario del que representa el cambio a una nueva etiqueta.
"Yo no soy miembro del boom, soy miembro del post boom, pero aquello no prosperó". La marca de los novísimos autores del momento eran grandes éxitos. En su caso, Un mundo para Julius "hizo su camino sola, no estuvo marcada como una novela del post boom, una nueva generación". Todas aquellas etiquetas que se lanzaron "boom, post boom, proto boom, el baby boom fueron palabras que crearon para reemplazar la continuidad de la literatura latinoamericana".
Su forma de bromear respecto a aquello refleja también la diferencia que marcaba su estreno literario respecto a novelas como La ciudad y los perros, de su compatriota Mario Vargas Llosa. "Si hay algo que Julius introduce en la literatura grave, pesada, de denuncia, es el humor, esa realización del mundo", concluye.
Una actitud ante la vida que se alejaba de los postulados de "tenía que dar un mensaje a la humanidad". Lo suyo era ofrecer "un saber reír, un saber llorar, todas esas cosas que la literatura del boom no tenía. Fue mucho más individualista que las grandes abstracciones de que protagonizaba las novelas del boom".