Kitín Muñoz, en la presentación esta semana del libro 'Los boinas verdes españoles'.

Kitín Muñoz, en la presentación esta semana del libro 'Los boinas verdes españoles'.

Cultura

Kitín Muñoz y la mili en las COE de Alicante, "el mayor regalo que puede tener un hombre a los 20 años"

El cuartel de Benalúa cambió la vida a este aventurero por los valores de solidaridad y compañerismo de los boinas verdes españoles.

17 diciembre, 2022 06:07
Alicante

En 1979 la vida de Kitín Muñoz cambió en el barrio de Benalúa en Alicante. Y eso teniendo en cuenta que fue mucho antes de pasar a formar parte de la familia real búlgara. Esta semana el explorador ha vuelto a la ciudad en la que se convirtió en un boina verde para recordar los valores que aprendió y apoyar a la fundación que ayudará a los militares de este cuerpo retirados.

Lo está haciendo con Boinas verdes españoles, el libro que ha preparado con el comandante retirado de las MOE Terencio Pérez. En él reúnen decenas de historias que cuentan por primera vez los soldados que forman parte de la élite del Ejército de Tierra. Y una de ellas es la suya propia, donde refleja el "espíritu aventurero" que ya tenía desde su temprana juventud. 

Esa forma de entender la vida como explica tenía mucho que ver con que es hijo y nieto de militares. Nacido en Sidi Ifni, "en las antiguas colonias españolas, el África Occidental español", ese origen cree que "románticamente" puede haberle transmitido ese ánimo aventurero que mencionaba. 

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Con ese bagaje familiar, cuando le llegó el turno de cumplir con lo que era el servicio militar obligatorio, el objetivo de Muñoz era hacerlo en las Compañías de Operaciones Especiales, el precedente del actual MOE en Rabassa. A finales de los años 70, en cambio, el cuartel de infantería San Fernando se encontraba enfrente de los juzgados de Benalúa.

"Hice lo imposible para entrar en la COE", cuenta ahora risueño sentado en una terraza de la plaza Quijano, "incluso tan imposible que entré fuera de reemplazo, pero yo tenía tal vocación que dije tengo que entrar".

En una década donde la juventud española no mostraba especial ilusión por tener que pasar más de un año formándose en la instrucción militar, brillaba el entusiasmo de aquel veinteañero deportista que ya había bajado por el Guadalquivir haciendo piragüismo. Y así se presentó voluntario para aprender de los boinas verdes y pasar a ser uno de ellos.

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Un entusiasmo que, como concede, se puso a prueba con la dureza del entrenamiento que es necesario en esta unidad. "Nos exigían mucho y era muy duro, durísimo, pero ¿qué ocurre? Que es muy duro cuando te tienes que levantar muy temprano y hace frío, calor o lo que sea. Estás corriendo, te tiran al agua... Pero cuando tú ves que el que te lo exige va corriendo delante de ti, pues haces lo que sea", recuerda con un brillo aún en los ojos antes de entrar en la presentación organizada con la asociación de la prensa de Alicante.

En esa vuelta a cuatro décadas atrás, tiene presente tanto a Terencio Pérez como a Balaguer, Miralles o Salvador Álvarez y los otros mandos que le dieron "el ejemplo maravilloso de la disciplina porque éramos como una familia". "Nuestros mandos nos exigían, pero ellos iban delante. Y eso es un espíritu que existe en Operaciones Especiales".

Por eso no tiene ninguna duda en asegurar que mientras "la gente soñaba con la blanca, la cartilla" que representaba que ya se había cumplido con la obligación con el Estado, él consideró aquel periodo "el mayor regalo que puede tener un hombre a los 20 años"

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En la actualidad, mientras presenta las intensas historias que han recopilado de los boinas verdes, valora que "España ha aprendido a echar de menos" lo que representaba esa instrucción militar. Una idea en la que se reafirma al ver a los actuales efectivos que están en Rabassa y que esta semana celebraban su aniversario.

"El ambiente que ves ahí es que es una familia, es muy noble. Son valores que hoy es difícil de encontrar porque se habla de cosas muy importantes como patria, como respeto, como solidaridad, como compañerismo... Y sobre todo la disciplina hacia hacer cosas que a lo mejor no compartes pero el sentido del deber te hace obedecer y seguirlo", razona.

Esas ideas que enumera "son valores humanos ejemplares". Por lo que resalta que "para mí el ejército es, hoy en día una de las instituciones de las más ejemplares que hay en España. Esa formación y esos valores están metidos a sangre y a sufrimiento, a sangre y fuego se dice pero sufrimiento también. Y el sufrimiento en la vida, luego te hace valorar lo que te cuestan las cosas".