Blanca Paloma y Niño de Elche, cuando el flamenco es cuna de la inmigración que pisó la ciudad del calzado
Analizamos con expertos por qué este género musical triunfa en estos dos artistas ilicitanos pero con familia sevillana y granadina.
7 febrero, 2023 06:20¿Es casualidad o no que canten flamenco los dos últimos artistas nacidos en Elche que han saltado a la fama nacional? Ya sea el último caso de Blanca Paloma, la representante española de Eurovisión tras ganar Benidorm Fest con su propuesta antinana, o Niño de Elche con su arriesgada apuesta por deconstruir el flamenco, lo cierto es que ambos han nacido en Elche y, ambos también, cuentan con ascendencia marcadamente andaluza, cuna de este género musical.
Es bien sabido que la artista del momento, nacida en la pedanía ilicitana de El Altet (1989), se inspiró en su iaia Carmen para dar vida a su 'EaEa'. Como ha contado su familia a este periódico, la familia de Carmen -por parte del padre de Blanca- nació en Lora del Río, un pequeño municipio sevillano a medio camino de Córdoba. De ahí que el padre de la cantante, además de bombero, sea profesor de sevillanas en Elche.
Por su parte, buena parte de la familia de Francisco Contreras (1985) es de Montejícar, un pequeñísimo pueblo al norte de Granada donde el cantaor veraneó en su infancia y donde, de hecho, se subió por primera vez al escenario, ganando un concurso infantil de flamenco. Ambas estirpes, las de Contreras y Paloma, emigraron hace décadas, cuando en sus comarcas reinaba el desempleo y en Elche, en cambio, pisaban con fuerza sus fábricas -y talleres ilegales- de calzado.
Y es que Elche no se comprende sin sus habitantes que llenaron esta ciudad industrial de andaluces y manchegos desde los años 60. Se estima que unas 20.000 personas de estas regiones acabarían llenando barrios como El Toscar, de donde es la familia de Niño de Elche, San Antón o Carrús, el más poblado y sinónimo en el siglo XXI de una inmigración internacional. Que se lo digan al futbolista Abde y su familia, que encontraron allí esa vida mejor que buscaban cuando emigraron de Marruecos.
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¿Es coincidencia?
"Lo que no es coincidencia es que el flamenco está entrando cada vez con más fuerza en la provincia de Alicante", responde Javier Serrano, el director del Festival Flamenco Mediterráneo que se celebra en esta capital de provincia. "No es casual si atendemos al fenómeno de la inmigración", añade Julián Sáez, el programador cultural del Ayuntamiento de Elche en la última década.
"Aquí siempre ha habido cierta querencia al flamenco, siendo habituales las peñas flamencas... o hasta los 80 el certamen del Zapato de Oro, con artistas del primer nivel y luego ya la Casa de Andalucía" de Elche, responde este asesor municipal.
"El flamenco es de por si un tema muy complejo, hablamos de un género que ha estado en constante evolución y que es, en realidad, historia muy moderna pese a que parezca antiguo, comenzando en los albores del siglo XIX", contextualiza Serrano.
"Yo he llevado a Niño de Elche por los barrios y pedanías a cantar", rememora Sáez. "Pero luego se marchó a vivir a Sevilla, Barcelona, Granada y ahora está afincado en Madrid", añade.
"No creo que sea coincidencia en cuanto a que, con cada nueva edición del festival de flamenco que organizamos, invitamos a un centenar de academias de baile, solo un centenar hay en la provincia, lo cual significa que hay mucha gente a la que le atrae mucho", asume el jerezano.
No opina del todo igual Julián Sáez. "Yo como gestor cultural siempre he traído a Elche a figuras importantes del flamenco, como José Mercé o Miguel Poveda, siendo el primero que lo trajo a esta zona", recalca; "pero la respuesta del público... siempre ha costado llenar estos conciertos", confiesa.
"Es verdad que el flamenco es para minorías y esto que ha pasado es una forma de levantar una banderita y decir que somos jóvenes y podemos hacer cosas", explica Javier Serrano. "El sábado estaba en Villena con Carmen Linares", una de las cantaoras más reputadas de España con motivo del homenaje de que le ha otorgado la ciudad alicantina, "y un señor me decía que no entendía esto del flamenco y yo le decía que hay que sentirlo, que ocurre como el jazz, o lo sientes o lo odias", concluía. Está por ver si Europa siente igual que España el canto de la niña de Elche.