Puertollano, San Javier, Pulpí, Socuéllamos, Marchamalo… Estas localidades, entre muchas otras, recibirán la próxima temporada la visita del Hércules, que por primera vez en su casi centenaria historia competirá en la cuarta categoría del fútbol español.
Nunca antes la entidad alicantina estuvo tan lejos del fútbol de élite. Con el biorritmo anímico por los suelos, puede ser buen momento para recordar cuando el Hércules era grande y un digno embajador no solo de la ciudad y su provincia, sino también del fútbol español.
En los próximos días se cumplirá el 42 aniversario de la gira que el Hércules realizó por América. Aquella expedición marcó un hito en la historia de la entidad, que por primera vez cruzaba el charco. El conjunto alicantino, plenamente consolidado en Primera División y en el mejor momento de su historia, ya había cruzado los Pirineos años antes con amistosos en Austria, Polonia y Bélgica. Pero aquella expedición fue algo más. Un salto al Nuevo Mundo.
El Hércules partió el 26 de julio y permaneció en México 16 días, en lo que disputó tres amistosos. Monterrey, León y México DF fueron escenarios de los encuentros del conjunto alicantino, recibido en el país azteca con cariño y admiración.
Estadios míticos y mundialistas como el Tecnológico de Monterrey, el Nou Camp de León y, sobre todo, el Azteca, fueron testigos directos de la aventura americana del Hércules, que en sus tres partidos logró todos los resultados posibles. Inicialmente había previsto un cuarto encuentro en Guadalajara, pero unas lluvias torrenciales obligaron a suspenderlo.
El equipo alicantino, dirigido en los despachos por José Rico Pérez y por Benito Joanet en el banquillo, contaba en su plantilla con jugadores como Juan Antonio Carcelén, Giuliano, Amador, Ernesto, Vidal, Aguilar, Moyano, Charles, Mañuz, Cartagena…
La gira empezó ante el Monterrey, en plena pretemporada también, en un partido sin apenas historia (0-0) y marcado por los 42 grados de temperatura. Días después, en la ciudad de León la selección mexicana juvenil goleó (3-0) a los alicantinos.
Aquel equipo de jóvenes promesas se encontraba preparando el Mundial juvenil de Japón que meses más tarde acabaría ganando la Argentina de un jovencísimo Diego Armando Maradona. La tournée se cerró en el Azteca, de nuevo ante la tri juvenil. Un gol de Aguilar, tras jugada de Félix, permitió a los alicantinos vengarse del 3-0 en León.
Tres millones y un holandés
La gira mexicana dejó en las arcas del Hércules tres millones de pesetas de la época, aunque por encima del impacto económico en aquel momento se habló de la promoción de la ciudad y de la provincia, que por entonces ya se conocía que iba a ser sede de la Copa del Mundo 1982.
Una de las curiosidades de la expedición fue que a ella se sumó en marcha un jugador holandés, De Geer, quien estuvo a prueba durante esos 16 días. Jugó los tres partidos y no convenció a Benito Joanet, por lo que se descartó su incorporación.
La aventura herculana estuvo repleta de anécdotas. Desde autocares que no llegaban a tiempo para recoger al equipo a la famosa venganza de Moctezuma, clásico cólico que afecta al turista y del que no escapó nadie, ni jugadores, ni dirigentes, ni periodistas.
De ello puede dar buena fe uno de los protagonistas, el oriolano Juan Cartagena, quien se subió a esa expedición a “última hora” y con solo 21 años. “Todos los recuerdos que tengo de aquel viaje son fenomenales, menos lo del mal de Moctezuma”, bromea el ex defensor. “Te avisan de que no bebas el agua de allí, pero no piensas que solo con cepillarte los dientes y enjuagarte la boca ya lo puedes pillar”, señala.
“Recuerdo el calor tremendo que hacía. Fue bajar del avión y tener la sensación de ahogarme, de no poder respirar. No te podías ni sentar en la acera. Y eso que en Orihuela y Alicante sabemos lo que es el calor. Yo venía de Tercera y para mí jugar en aquellos estadios y contra esos rivales fue toda una experiencia”, relata el exjugador, uno de los centrales que haría historia con el club en Primera.
Lo que más le impresionó, además de las visitas turísticas a las ruinas precolombinas, fue “estadio Azteca”. “Nos dejó a todos sin habla. Aquello era tremendo, impresionante. Uno pensaba, ¿qué hago yo aquí en este templo?”, rememora el oriolano sobre el escenario que acogió dos finales del Mundial de fútbol. En cuanto a lo deportivo, Cartagena recuerda que aquel Hércules era “un equipo bravo” que compitió bien en México.
“No empezamos bien, pero teníamos muchos argentinos y poco a poco el equipo supo adaptarse para dar la talla en la gira”, señala Cartagena, quien también destaca “el cariño con la que toda la gente, público, medios y aficionados, nos trató en México”.
“En esa época todo lo español era muy apreciado allí. Y nosotros no solo éramos jugadores de un equipo, sino embajadores de un país y de su fútbol. Nos trataron en todos los sitios de forma especial. El Hércules era admirado y apreciado”, reflexiona con nostalgia Cartagena.