Alicante

No era fácil aterrizar en Alicante tras la huella de Pedro Rivero. Pero Gonzalo García de Vitoria (Bilbao, 1971) ha logrado convencer a todo el entorno del HLA Alicante con su trabajo y su discurso de que es la persona idónea para liderar el nuevo proyecto deportivo.

A pesar del pésimo inicio del campeonato, de los peores que se recuerdan en Alicante, el bilbaíno supo mantener el rumbo y ahora comienza a recoger los frutos del trabajo. Afirma que su equipo, instalado en el ecuador de la tabla, puede y debe ir a más y se muestra ilusionado ante el futuro de la entidad, ya que entiende que la fusión con el Intercity dotará a su equipo de músculo económico para aspirar a todo. Recuerda, sin embargo, que el proyecto que dirige se diseñó en un contexto menos ambicioso del que ya se dibuja tras la unión.

Ahora que su equipo estaba lanzado, con cuatro victorias en cinco partidos, llega el parón. ¿Afectará a la dinámica del equipo?

No lo sé, pero prefiero mirar siempre el lado positivo de las cosas. No pienso que nos puede cortar una buena racha, sino que nos da aire para enfocar mejor el trabajo técnico del próximo partido y recuperar lesionados. Además, es mejor llegar así a un parón, después de ganar y con la mente limpia.

El inicio del curso fue terrorífico. Comenzar así un proyecto nuevo, con la ilusión que le hacía llegar a Alicante, debió ser horrible. ¿Cómo lo vivió a nivel personal?

Pues te vienen a la cabeza malas experiencias. Vienes de una mala racha, el descenso, el covid y comienzas a perder varios partidos por mala suerte. Se hizo difícil, porque empezar en un sitio nuevo con una mala dinámica es complicado, pero con trabajo y el apoyo de mucha gente se logró revertir la situación.

Cada año se dice lo mismo, pero la igualdad este año en la LEB Oro es exagerada. Con buena suerte el HLA Alicante podía estar con ocho victorias, pero con mala sumar ocho derrotas.

Esa es la mejor definición. El nivel medio bajo de la categoría ha subido mucho. Yo llevo 16 años en esta competición y nunca fue tan equilibrada en todo. Hasta los equipos de presupuesto pequeño tienen jugadores cedidos de ACB que les dan un salto de calidad. Hay plantillas muy buenas. El mejor ejemplo es que Estudiantes podía llevar cuatro derrotas perfectamente.

Históricamente, el HLA Alicante siempre ha habitado en un ecosistema tranquilo, alejado del ruido y de las polémicas. ¿Cómo se ha adaptado el grupo a todo lo que se dice de la fusión con el Intercity?

A mí no me afecta personalmente, porque solo llevo unos meses meses aquí. Yo creo que a los jugadores tampoco les afecta, pero es verdad que en el entorno, por lo que me cuentan, si hay más tensión o presión. Puedo decir que la protesta de la peña Kali ante Azpeitia me sorprendió, pero sobre todo por el silencio que había en el pabellón. Fue algo que me tuvieron que explicar. No sabía qué estaba pasando.

Usted es vasco y conoce bien el modelo de simbiosis Baskonia-Deportivo Alavés que se pretende imitar con Intercity y HLA. ¿Cree que es posible extrapolarlo a Alicante?

Mi opinión, que no deja ser la de una persona cualquiera, es que puede funcionar siempre que ambas entidades puedan mantener su autonomía y sus símbolos. El deporte profesional tiende a estar dirigido como una empresa, pero sin olvidar nunca la parte deportiva. Creo que es un buen modelo a seguir. No conozco mucho a los dirigentes del Intercity, pero sí a los míos. Y sé que están preparados para dar ese paso. Es bueno que ambas entidades se retroalimentan. Tenemos muchas cosas que aprender unos de los otros.

La unión con el Intercity se ha vendido como una inyección económica para el HLA Alicante y el listón ya se pone en la ACB a medio plazo. ¿Le cambian mucho los planes este nuevo horizonte?

La idea es esa, que el Lucentum tenga músculo económico. A mí todo lo que sea tener ambición me parece bien, pero con los pies en el suelo y teniendo conocimiento de la situación. Me parece excepcional pensar en la ACB a medio plazo, pero se hizo un equipo desde una visión diferente y hay que ir adaptándose al nuevo contexto.

Siempre que puede recuerda que su equipo tiene doce fichas y que no es algo fácil de gestionar. ¿Por qué esa preocupación cuando en realidad dispone de un efectivo más para el equipo?

Es una cuestión más de gestión que deportiva. El baloncesto en esta categoría no te da para vivir mucho, para llevar el año y poco más. Eso se transforma en salarios bajos para las últimas fichas, lo que conlleva que estos jugadores necesiten jugar para hacer un buen año y aspirar a contratos mejores. Con doce jugadores no todos pueden participar muchos minutos y eso aumenta el número de descontentos en la plantilla y que se multipliquen las inquietudes, porque nunca hay minutos suficientes para todos. La parte deportiva de un equipo, la de contar con más efectivos, es importante, pero la emocional también es clave.

¿Puede llegar a ser un problema en el HLA Alicante?

No es el caso, pero los jugadores quieren jugar siempre en todos los equipos. En el baloncesto tienes cinco tíos contentos y siete descontentos. Pero al rato es al revés y eso hay que saber manejar todo eso. Tener muy claros los roles y convencer a los jugadores para que los acepten. De ahí lo de jugar para el nombre que tienes en el pecho (equipo) y no para el que llevas en la espalda (el del jugador). Por eso las plantillas largas a veces son un problema. La llegada del Intercity nos permite ahí dar un paso más. Lo que está claro es que si tienes solo ocho jugadores en la plantilla no te equivocas, aunque también es verdad que entonces el entrenador se quejaría.

Ahora que ya ha pasado la mala racha, ¿qué se puede esperar de su equipo en las próximas jornadas?

Seguir creciendo a nivel defensivo y mejorar en ataque. Estamos con malos porcentajes en el lanzamiento de tres y nos cuesta jugar en diferentes posiciones. Somos un equipo nuevo y nos está costando adaptarnos a ciertas situaciones. Espero que nos soltemos un poquito para crecer en la parte ofensiva.

Siempre ha dicho que le hacía especial ilusión jugar con el Centro de Tecnificación a su favor. Ahora que ya lo ha vivido, ¿qué siente?

Lo sufrí como rival y ahora disfruto. El día del Castellón, por ejemplo, fue un ambiente chulísimo. La gente está muy enchufada y se nota que hay calidad en la grada. No lo digo por quedar bien, porque es algo que ya comentaba cuando venía como adversario.

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