No hay secretos ni fórmulas mágicas para alcanzar el éxito al máximo nivel deportivo. Se trata de explotar de la mejor forma posible el talento natural del atleta con entrenamiento, entrenamiento y más entrenamiento, según repiten los técnicos. Se trata de exprimir todas las cualidades del deportista en las mejores condiciones posibles. Y ahí es donde La Nucía y su espectacular anillo deportivo –estadio de atletismo, piscina, gimnasio y entorno natural–, marcan la gran diferencia.
Los pasados Juegos Olímpicos de Tokio han sido el espaldarazo que necesitaba La Nucía para llamar la atención de todo el mundo del deporte. Con apenas tres años de vida, su estadio ya puede presumir de haber sido sede de la preparación de cinco campeones olímpicos. A los oros hay que sumar, además, tres platas y cuatro bronces.
"En el mundo del deporte profesional funciona mucho el boca a boca, tanto entre los técnicos como en los atletas. Si han tenido una buena experiencia de trabajo y se han sentido cómodos con las instalaciones y el trato no dudan en repetir y en recomendar a otros una determinada instalación", afirmó a EL ESPAÑOL Pepe Brotons, gestor de la instalación deportiva.
En esta ocasión, el ciclo olímpico es más corto, apenas tres años, por lo que la preparación debe comenzar prácticamente ya. Una de las primeras delegaciones que ha tenido prisa por pisar La Nucía es la de Lituania. La delegación de atletismo del país báltico ha realizado una concentración durante la primera quincena de octubre con dos de sus olímpicos en Tokio, la saltadora Airine Palsyte y el velocista Gediminas Truskauskas, además de varias promesas que buscarán la clasificación para París.
Referentes
"Creo que La Nucía se convertirá en sede oficial de la Federación Lituana de Atletismo. Las razones son el estadio de La Nucía, realmente bueno y bonito, y el tiempo maravilloso de España", dijo el entrenador nacional lituano Martas Skrabulis, quien anunció una nueva concentración para 2022.
El brillo de las medallas olímpicas es el mejor reclamo posible para que una instalación nueva se dé a conocer. Y en este sentido no puede haber mejores embajadores en el mundo que la saltadora venezolana de triple salto, Yulimar Rojas, el triatleta noruego Kristian Blummenfelt, la selección de esgrima femenina por equipos, y los triatletas británicos del relevo mixto Jonathan Brownlee y Alex Yee, todos ellos campeones olímpicos en Japón.
A ellos se unen las platas de Alex Yee y del alicantino Iván Cano en los Juegos Paralímpicos, así como la de la taekwondista española Adriana Cerezo, nuevo icono del deporte español femenino, que disputó una competición de su categoría júnior en La Nucía apenas unas semanas antes de partir a Tokio.
La estonia Katrina Lehis en esgrima, la ucraniana Yaruslava Mahuchickh, en salto de altura, y los españoles David Valero, en ciclismo de montaña, y Ana Peleteiro, en triple salto, completan la relación de los deportistas que tras su paso por La Nucía lograron subir al último cajón del podio.
A solo unos centímetros de la gloria se quedaron otros ilustres que tuvieron que conformarse con el diploma, como la ucraniana Iryna Gerashchenk y el alicantino Eusebio Cáceres, cuartos en salto de altura y longitud, respectivamente, o el británico Jonathan Brownlee y el noruego Gustav Iden, quinto y octavo en la prueba de triatlón.
También pasaron por La Nucía, aunque se quedaron sin premio por diversas circunstancias, otros atletas de enorme prestigio, como el velocista español Orlando Ortega, la lituana Airine Palsyte, excampeona de Europa de salto de altura, la alemana Lisa Rizhyz, subcampeona continental de salto de pértiga o el lanzador noruego Magnus Kirt, vigente subcampeón del Mundo.
Un libro de firmas en el estadio inmortaliza el paso de todas las estrellas del deporte por una instalación que ya se ha situado, de nuevo, como estación de paso hacia la próxima cita olímpica.