Pedro, 60 años vendiendo en el corazón de Alicante: "A la gente le gusta salir y encontrar la alegría de los comercios"
- Su droguería ha visto abrir y cerrar grandes tiendas en la avenida Alfonso el Sabio: "Casi todo pasa".
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El segundo apellido de su padre, Azorín, ha servido a esta familia durante décadas para convertirse en una marca asociada al corazón de la ciudad de Alicante. Pedro López lleva sesenta años tras el mostrador de una tienda histórica en la que confía en que sus hijos sigan mucho más.
Empezó con 16 años a trabajar en su local en la avenida Alfonso el Sabio "y sigo dado de alta", proclama con orgullo mientras toma un café en el vecino bar El Merengue.
"Las cosas cambian solas porque es la evolución de la vida", sentencia, "antes no había dinero y toda la gente iba justa ni había productos para vender". En estos días de Navidad, en cambio, el trasiego por sus tiendas se acentúa más de lo habitual.
Estamos en el Alicante de los años 60, una década de expansión económica para el país y para la ciudad. Tiempos de cambios en el comercio, que ahora parecen increíbles. "Recuerdo cuando se lanzó el papel higiénico, que no existía. Las compresas femeninas, tampoco. Todo eso lo he vivido".
Por eso reitera que en la droguería que había abierto su padre en 1951 el que se fuera adaptando entra "en la evolución normal del comercio para ir transformándote en un sentido u otro".
Eso se tradujo en que su local, donde ya se vendían muchos artículos de higiene y perfumería, se centraron en ello. Y de hecho, décadas después, cuando se incorporó Rosa, su hija farmacéutica, "se derivó en la dermocosmética y la parafarmacia".
La higiene y la dermocosmética son sus principales ventas: "Ten en cuenta que los dientes nos los lavamos todos los días, crema en la cara se pone todos los días, el gel de baño, también, el perfume casi todos o todos los días".
Otro ejemplo de esos cambios en el pequeño comercio es que "cuando empecé no había ni caja registradora, había un papel y lápiz con el que hacía las cuentas, porque tampoco había bolígrafos". Eso, añade, le vino bien "y por eso tengo facilidad para hacer las cuentas de cabeza".
De la caja se pasó a la calculadora y más tarde al ordenador: "Ahora las cosas se llevan mucho mejor, más ordenadas, te facilita muchísimo, aunque también antes había menos inventario".
De eso se encarga su hijo, también Pedro. Y por eso recalca la importancia de dar el paso a una tercera generación que lleve adelante el negocio familiar y que sepa gestionar a la perfección la logística y organización.
Su negocio representa también el éxito del pequeño comercio que aún se mantiene. Y para Pedro hay tres claves: "Pasa muchísima gente por la puerta y se aprovecha para entrar, los escaparates son atractivos y, sobre todo, está la atención personal".
Un punto en el que presume de que en sus tres tiendas, además del autoservicio "tenemos personal cualificado que te puede orientar y al que le puedes hacer cualquier consultar y te dará la respuesta adecuada".
En el comercio electrónico, "está clarísimo que la gente busca el precio y en una boutique en la calle el precio es importantísimo, lo cuidamos mucho, pero sobre todo, la orientación".
"Casi todo pasa"
Comercio electrónico, grandes almacenes y centros comerciales son tres alternativas que ha visto pasar desde su tienda: "Casi todo pasa. El primer gran establecimiento que llegó a Alicante era Simago, se puso en Alfonso el Sabio y los pequeños pensábamos que era el fin del mundo. No lo fue. El Corte Inglés se puso y se ha tenido que ir. Y hay comercios de toda la vida que continúan, como el Mercado Central, que ahí está y estará".
¿Y el futuro? "A la gente le gusta salir a la calle y encontrarse la alegría de los comercios y bares, la alegría de una ciudad con vida. El comercio electrónico contribuye a que las ciudades pierdan ese brillo. Es importantísimo que las ciudades tengan su identidad propia, con comercios de su tierra y movimiento", responde.
"Una forma de pasarlo bien es salir a la calle, pasear, ver la luz por las noches y todo eso da alegría. Por eso digo que el comercio siempre, siempre estará", concluye.