Cuando nos encontramos ya en periodo prefallero -con lo que ello tiene de ilusionante para el mundo foguerer -, hay dos elementos que aparecen de soslayo, pero se sitúan en la actualidad de la misma. Por un lado, el aún no resuelto pago de las subvenciones municipales a las comisiones.
Por otro, la convocatoria de la Asamblea de la Federación de Fogueres el próximo día 15, donde como si fuera un cambio leve se pretende acometer de manera irreflexiva la modificación de fechas de la elección de la bellea del foc, pasando de ser el tradicional preludio de la celebración, a celebrarse de manera desgajada de la misma en fechas otoñales, algo que ya comenté en la primera de mis colaboraciones.
Y todo ello viene a la mente, cuando de un tiempo a esta parte ha resurgido un tema recurrente, que por otra parte vengo escuchando desde hace décadas cada pocos años y, no lo duden, siempre artificialmente alentado desde las altas instancias; la necesidad de un patronato municipal de fiestas en la ciudad de Alicante.
Partiendo de mi opinión contraria a dicha posibilidad -que ya de antemano señalo, se quedará una vez más en agua de borrajas- voy a intentar justificar las razones por las que considero que, pese a la riqueza de nuestra impronta festiva, este patronato apenas serviría más que para alentar la megalomanía de alguno.
Se toma como referencia para su implantación el ejemplo de Valencia -y de otras ciudades, justo es reconocerlo-, pero se desconoce que la estructura fallera de la Capital del Turia es mucho más compleja y densa que la nuestra, y nace a mitad de los años 40 del pasado siglo, cuando el consistorio franquista de la época, decidió adueñarse de un festejo de fulgurante crecimiento en aquellos años de carestía.
Nota a pie de página; una parte nada desdeñable del mencionado mundo fallero aboga por asumir el ejemplo de la independencia en la gestión de Alicante.
Nuestras fiestas llevan años sin crecer a ningún nivel. Las comisiones de foguera mantienen las mismas cifras que hace dos décadas. Las barracas han menguado considerablemente. Incluso el censo foguerer sigue estacionado en unos 7.500 festeros -corríjanme si voy desencaminado-. Con 32 personas en la Federación, ¿queremos aún más burocracia al respecto?
Nos encontramos en un periodo donde a nivel municipal local se están suprimiendo patronatos municipales como el de cultura o el de deportes -solo quedan cuatro entre las distintas áreas-, ya que su puesta en marcha no supone más que el ya señalado crecimiento de arbitrariedades en la gestión y, sobre todo, la nula practicidad de los mismos ¿De verdad creen que es el momento de crear el de fiestas?
Pero hay algo muy importante que se suele omitir, y es que con respecto a les Fogueres, la presencia de un patronato limitaría la relativa facilidad que la Federación sigue albergando dentro de lo que podríamos denominar la ‘letra pequeña’ de su gestión
Así pues, dejémonos de ficticios ‘patronatos salvadores’ y, si se quiere agilizar la burocracia municipal con respecto a nuestras fiestas, entre las que les Fogueres adquieren un elevado protagonismo, nada más sencillo que reforzar el funcionariado del área, evitando situaciones como las que hemos descrito al inicio, en medio de este errático proceso de pago de subvenciones municipales. Estoy seguro de que las distintas comisiones lo agradecerían, y mucho.