A nuestro Jose, no le falta el acento final. Citarlo en el mundo de les Fogueres con esas únicas cuatro letras, de inmediato nos remonta a una de las más grandes figuras jamás surgidas en el ya cercano Sant Joan. Y es que José María Lorente -pongámosle ya el acento-, ha estado ingresado unas semanas, pero por fortuna se encuentra recuperado por completo.
No es de extrañar, se acercan las fiestas. Esas fechas que Lorente decidió dejar en su eterna primera línea, una vez concluyó junio de 2019, no por casualidad, la última ocasión en que vivimos la traca y el pasodoble. No pudo sortear la llamada para formar parte de ese órgano rector que en tantas ocasiones desatendió en tentadoras propuestas, viviendo un merecido descanso en la responsabilidad de nuestro fuego…
Y es que, en su figura, se encuentra con probabilidad el dirigente festero con una andadura más prolongada como tal en toda la Comunidad Valenciana. El aval de su trayectoria se extiende a 42 años, que se dice pronto, presidente de su eterna comisión de Carolinas Altas. Estamos hablado de casi la mitad de la historia de les Fogueres ¡Ahí es nada!
En demasiadas ocasiones se ha dicho que la Fiesta devora a sus hijos, pero creo que en este caso todos tenemos presente la ingente aportación de Lorente, que transformó un barrio eminentemente festero en al auténtico epicentro de las celebraciones de junio, al menos durante dos décadas.
Las cifras hablan por sí solas. Treinta y cinco años consecutivos plantando en categoría especial, ámbito en el que alcanzaría una docena de triunfos entre 1989 y 2014. Pero lo hacen sobre todo los recuerdos. El de ese cruce de la calle Pinoso atestado de público. El de verle los días de hogueras micrófono en ristre vendiendo rifa sin parar.
El de sus involuntariamente divertidos ‘shows’ cuando no triunfaba. En su rostro desencajado cuando en ocasiones sus hogueras se vinieron al suelo. Y, sobre todo, el de alguien sociable, que ha extendido el escaparate de nuestras hogueras a cuantos lugares ha acudido, hasta que el punto que mencionar a “Jose” en el mundo festero de la región, siempre se dirige a su figura.
Me alegro, querido amigo, que te encuentres perfectamente. Que asumas con entusiasmo el reencuentro con esas hogueras que tanto amamos, que son por derecho propio las tuyas. Quiero verte pronto y reírme con complicidad de tus inagotables ocurrencias, que siempre complementas con el eterno “¿Me comprendes lo que te quiero decir?”.
Estoy seguro de que este retorno con la llama de junio te va a venir de perlas, y a los demás nos va a llenar de alegría poder verte. Comprobar como el retorno de la Fiesta te ilumina y nos ilumina.
E intentar imaginar que, de una vez por todas, a quien corresponda, te otorgue algo que hace apenas tres años parecía iba a llegarte como acto de justicia y que el limbo del olvido ha oscurecido, esperemos que por poco tiempo. Esa calle “Foguerer José Mª Lorente Satoca” que deje para la posteridad al más fenicio, al más divertido, al más cercano y al más humano, de cuantos festeros hemos conocido en el último medio siglo.
El hombre que nos atiborró a papeletas, pero al mismo tiempo desplegó en les Fogueres d’Alacant una estela de grandeza. Y encima lo hizo siempre con una sonrisa de complicidad ¿Verdad, Jose? Nos vemos de nuevo, en nada, con nuestro fuego…