Una de las mayores consecuencias asumidas por nuestra sociedad tras la vivencia de la Covid-19 ha sido un creciente y casi desaforado proceso de deshumanización en los servicios habituales para la ciudadanía. La degradación se ha extendido a ámbitos como la banca o incluso numerosos sectores institucionales, amparados bajo esa "cita previa" que pudo tener su justificación en las postrimerías de la pandemia, pero actualmente esconde una clara disminución de prestaciones, personal, o incluso de voluntad de atención, que estamos sufriendo en varios sectores.
Pues bien, existen quejas crecientes por la aplicación de dicha premisa en el entorno de la sede de la Federación de Fogueres, sita en la primera planta de la Casa de la Festa. Algo que, justo es reconocerlo, ya viene arrastrándose desde años anteriores, pero que en los últimos tiempos se ha consolidado, para contrariedad de no pocos festeros.
Al margen de que en estas fechas las instalaciones del órgano rector de la Fiesta puedan encontrarse cerradas por las celebraciones navideñas -algo totalmente comprensible-, desde hace tiempo el horario de atención en la misma se limita a martes y jueves, de 19,00 a 20,30 horas. Y es cuando a uno le entran ganas de retrotraerse y comparar, en las décadas de los 80, con aquella destartalada sede de la Estación de Autobuses, y más adelante, en la mucho más adecuada de la calle Serrano, inaugurada en marzo de 1993.
En aquellas entonces denominadas comisiones gestoras, con bastantes menos componentes y también menos hogueras, pero un número de barracas muy superior al actual, era una premisa asumida abrir todos los días laborales. Todos. A nadie se lo podía ocurrir seleccionar fechas o incluso horarios, salvo los propios de las distintas fechas vacacionales por fiestas -Navidades y Semana Santa-.
Incluso en temporada veraniega no se tomaban vacaciones, para atender la llegada de documentaciones de cierre. Y en fechas de hogueras se mantenía el primer día de fiestas abierto, al objeto de poder recibir cualquier denuncia o contingencia.
Es cierto que el paso del tiempo nos ha brindado una serie de mejoras, que en el caso concreto de nuestras Fogueres ha vertebrado el uso de la Intranet. Un programa que permite que buena parte de las gestiones habituales se realicen de modo telemático, modificando los usos y costumbres existentes hasta hace unos años.
Pero no todo se ha de ceñir a ello. Hay muchas gestiones y consultas de todo tipo para las que se precisan la cita, el contacto humano e incluso el debate o el intercambio de opiniones. Y queda otra cosa. Para los hombres y mujeres de nuestras comisiones -como supongo que para cualquier otra celebración- resulta algo primordial el poder sentir el trato cercano y personal.
Esa cercanía que añoro existía en las sedes que antes he señalado y en ocasiones, con algunos presidentes venían, día sí y día también, a pasar un rato de tertulia, algo que por otro lado resultaba entrañable y enriquecedor.
¿De verdad es esta la relación que queremos exista entre una entidad que está formada con más componentes que nunca, y un mundo festero en el que se ausenta ese necesario contacto humano entre sus dirigentes y la base de la Fiesta? ¿No sería sencillo establecer turnos diarios, que permitieran tener la sede abierta de manera diaria? No nos quejemos luego de no haber conectado con las bases, llegada la hora de pedir renovar la confianza.
¡Feliz Navidad!