"Cox no tuvo gentilicio hasta 2016", afirma Rafael Moñino Pérez, autor del libro 'Mil palabras singulares del léxico cojense y recuerdos de la huerta'. Nacido en la villa de Cox, agricultor de profesión y posteriormente agente de extensión, Moñino ha sido siempre un ferviente defensor del concepto 'cojense', gentilicio neutro que hace referencia a los vecinos de Cox.
Moñino cuenta como en los años 80, él ya propuso este término, pero nadie le hizo caso porque él "no era filólogo". No fue hasta hace cinco años cuando el Ayuntamiento lo hizo oficial, tras un largo proceso y la intervención de una asociación local, el Centro de Documentación, Investigación y Estudios Cojenses.
Aunque no había gentilicio oficial, sí que es cierto que en algunas enciclopedias puede verse escrito el término 'cojero' para hacer referencia a estos vecinos. Esto se debe a que el filólogo Julio Casares fue el que lo propuso, cumpliendo con las condiciones fonéticas exigidas por el vocablo Cox, cuyo fonema es Coj. El problema cuenta Moñino es que el femenino de 'cojero' es 'cojera', y el término podía dar lugar a confusión, por lo que ninguna fuente oficial, civil o religiosa se atrevía a utilizarlo.
"Hijos de Cox"
Rafael Moñino cuenta a EL ESPAÑOL una anécdota curiosa sobre Cox, "la puerta de entrada tradicional de los obispos a la diócesis de Orihuela-Alicante", tal y como explica el propio autor.
La historia es que uno de los obispos que frecuentó por primera vez la localidad preguntó a los vecinos que cuál era su gentilicio. La respuesta que se llevó fue solo silencio, ya que ninguno de ellos supo contestarle, por lo que el religioso, con afán de llamarles de alguna forma, se refirió a ellos como "hijos de Cox".
Con lenguaje propio
En 2007, Rafael Moñino publica el libro 'Mil palabras singulares del léxico cojense y recuerdos de la huerta', en el que ya mencionaba el gentilicio 'cojense' aunque todavía no era oficial. Esta obra trata de recoger el lenguaje local y contiene un total de 1080 palabras utilizadas por los habitantes de la comarca de la Vega Baja y más concretamente de Cox.
"Muchas palabras están en el diccionario, pero tienen un significado diferente", afirma. Un buen ejemplo de ello es la palabra 'fraile', un término que la Real Academia Española (RAE) recoge como un "religioso de ciertas órdenes". Esta palabra en Cox tiene otro significado, "haz de cáñamo en rama formado por dos o tres garbas atadas por su parte inferior", explica Rafael.
Moñino admite que le costó más de 30 años de trabajo y que con él tampoco pretendía llevar a cabo un estudio científico del vocabulario de la Vega Baja, sino más bien "aportar su granito de arena" para que las palabras perduren y puedan conocerlas futuras generaciones.