Hubo una época en la que se pudo ver a escritores de la talla de Camilo José Cela o Ernest Hemingway en el paseo de la Explanada de España degustando un 'Blanco y Negro', mientras redactaban su próxima novela en la terraza del conocido como 'kiosko Peret'. Y es que, desde que la horchatería abrió sus puertas hace más de un siglo, por allí han pasado desde ministros y miembros de la Familia Real hasta los y las artistas más conocidos de la farándula española.
Todo empezó en 1916, cuando un alicantino llamado Vicente Richard Ballester quiso abrir un kiosko de flores al final del Paseo de los Mártires, lugar que hoy se conoce como la Explanada. A mediados de mayo de ese mes, el Ministerio de Fomento le concede la licencia de apertura, y el empresario puede empezar con su negocio de flores. Sin embargo, unas semanas después aparece por allí un vendedor ambulante local dedicado a comerciar con frutos secos. Se trata de Pedro Fuster Iborra, también conocido como 'Pere el cacahuero', que posteriormente le compra el local al propietario inicial y cambia las flores por frutos secos, refrescos y horchata.
En 1923, Pedro Fuster fallece y el negocio pasa a manos de su hijo, llamado del mismo modo, pero conocido en la ciudad como 'Peret', por lo que los alicantinos comienzan a referirse al lugar como el "kiosko de Peret". El sucesor de Fuster regenta durante muchos años el negocio familiar junto a su familia; su mujer, Rosa Cano; y sus hijos, Jaime, Pedro y Agustina.
Durante la Guerra Civil, el negocio vivió una de sus peores épocas y estuvo a punto de cerrar, pusto que Peret y su hijo Pedro fueron reclutados por el ejército republicano, y el negocio pasó a manos del Ayuntamiento. Pero la familia luchó por él, sobre todo Rosa Cano, e impidieron su cierre. Aunque el local mantuvo sus persianas cerradas durante el verano de 1938 debido a los acontecimientos bélicos del país, pero un año más tarde volvieron a trabajar con normalidad.
De hecho, durante la época de la posguerra el negocio empezó a crecer y la familia de Peret amplio su catálogo de oferta, y empezaron a vender helados de mantecado y otros productos como licores, granizados y café. Asimismo, en la década de los 50 el Ayuntamiento de Alicante concedió una licencia limitada con 2015 como fecha límite de la concesión a la familia de Pedro Fuster.
En 1965, Peret fallece y su hijo, de nuevo llamado Pedro toma el relevo del negocio familiar junto a su familia; su esposa, Teresa; sus hermanos, Jaime y Agustina; y también sus cuñados, Paco y Esperanza. Estos dos últimos en el obrador, lugar de elaboración de la materia prima del Peret. Fue esta generación la que introdujo otros sabores de helado como el de turrón, leche merengada y chocolate.
A finales de los años 60, es cuando la familia decide ampliar también el horario de apertura y no solo limitarlo a los meses de verano, por lo que se instaló una tienda fija en la antigua avenida José Antonio Primo de Rivera o actual avenida de la Constitución.
En 1971 la empresa ya no pertenece en exclusiva a Pedro Fuster, sino que pasa a regentarse por la empresa familiar 'Hermanos Fuster'. Una década después, el tercero de los Fuster se jubila. Después, en 1988 es su hijo Pedro quien compra la totalidad de las acciones de la empresa a sus hermanos para evitar posibles problemas y seguir con el negocio familiar.
Es el cuarto Pedro Fuster de la saga el que reforma el kiosko y contrata a un gerente para que se haga cargo de llevarlo, puesto que el no se dedicaba a la hostelería en exclusiva, sino que era profesor en la Universidad de Valencia.
En 1992 llevan a cabo otra reforma para ampliar el negocio todavía más, pero dos años después deciden cerrar la tienda de la avenida de la Constitución. Durante esa época compran también un local en el polígono industrial de Rabasa para instalar allí el obrador. La sede oficial de la empresa cambia de lugar y se establece en la avenida Juan Bautista Lafora.
Llega el año 2001 y la empresa conocida como 'Hermanos Fuster' se disuelve, y en su lugar aparece otra 'Kioskoperet'. La concesión de los Fuster llegó a su fin en 2015 y por ley, el kiosko salió a concurso municipal para que otras empresas pudieran gestionarlo. Sin embargo, de las 9 que se presentaron, Kioskoperet consiguió ganar el concurso y la familia Fuster mantuvo su gestión. Unos años más tarde otro Kiosko Peret se estableció en la ciudad, pero esta vez en la playa de San Juan.
Elaboración artesanal
Este último año se han unido otros dos socios al negocio. Se trata de Raúl Martínez-Guinea y el empresario hostelero francés, Richard Hassoun. Ambos pretender introducir algunas novedades en la empresa, pero respetando la tradición. "Nuestra vocación es mantener el espíritu de Peret de toda la vida, el que todo el mundo conoce. Queremos que la gente siga sintiendo la misma calidad y el mismo producto de siempre", defiende Martínez Guinea.
El nuevo gerente alicantino destaca que Kiosko Peret siempre ha ofrecido alimentos y bebidas de elaboración artesanal y fabricación propia. "No compramos helado o granizado de terceros, sino que lo fabricamos nosotros mismos porque contamos con un obrador en Alicante para la fabricación exclusiva de nuestro producto".
Tradición y evolución
Martínez-Guinea ha contado a EL ESPAÑOL de Alicante que están trabajando en algunas mejoras y nuevas líneas de negocio. "En los próximos meses llevaremos a cabo algunas iniciativas para vincular nuestro producto de toda la vida con otras actividades del ámbito cultural. Queremos poner en valor la tradición alicantina", afirma.
Finalmente, otra de las cosas que ha desvelado el alicantino es que están trabajando para ampliar su gama de productos y añadir su propia bollería artesanal de estilo francés a la carta. "Para el próximo otoño habrá un horno Peret, un horno de panadería y artesanía francesa artesana que se va a unir a la mejor tradición alicantina". Martínez-Guinea concluye diciendo que tambíen tienen en mente la apertura de otros dos nuevos locales.