Elche

Alicante cuenta con algunos de los cementerios más extraordinarios del país. La provincia, cuna de la industria turística, lleva años atrayendo a visitantes de diferentes rincones atraídos por sus camposantos. Porque más allá del Día de Todos los Santos, estos silenciosos lugares son lo más parecido a museos, donde poder recorrer la historia de los municipios a través de sus estilos arquitectónicos, monumentos o vecinos ilustres. Desde El Español De Alicante ponemos en valor algunos de ellos, aunque advertimos que la lista es susceptible de ampliarse mucho más.

El Cementerio Sant Antonio Abat de Alcoy 

En un momento en el que todavía no hemos salido de la última epidemia, cabe recordar que algunos de los más emblemáticos cementerios de la provincia fueron construidos a raíz de fuertes episodios víricos. 

Un ejemplo de ello es el Cementerio Municipal de Cantagallet o más conocido como Sant Antoni Abat, que nació ante la fuerte epidemia de cólera que había afectado a esta ciudad, icono industrial valenciano, en el último tercio del siglo XIX. En concreto, abrió sus puertas en 1885 y de manera provisional puesto que el primer camposanto, el Cementerio Viejo, de 1812, había sido rodeado por el desarrollo urbanístico. Aunque no fue hasta 1889 cuando, con un proyecto más ambicioso, se encarga al ingeniero alcoyano Enrique Vilaplana Julià ampliar el cementerio y dotarlo de más posibilidades. 

La escultura del Ángel del Silencio, en la entrada del recinto, se colocó expresamente para pedir silencio a los visitantes.

Con una visita basta para darse cuenta de la amalgama de estilos artísticos que descansan en su interior, desde el más prolijo eclecticismo, hasta el art nouveau, art déco o historicismo gracias a la libertad creativa que se dio a los artistas. 

Su importancia cultural le llevó en 2012 a ser incluido en la exclusiva Ruta Europea de Cementerios por el Consejo de Europa, además de haber recibido varios premios arquitectónicos en un recinto donde descansan los restos del cantautor y actor alcoyano Ovidi Montllor. Además de su visita, los turistas (hay guías disponibles) coinciden en destacar el Ángel del Silencio, una imponente escultura de estilo modernista que da la bienvenida al camposanto.  

El Cementerio Viejo de Elche

El Cementerio Viejo de Elche entró en la Red Europea de Cementerios singulares un poco antes que el del Alcoy, en 2010. También fue construido antes, en 1811, para dar respuesta a la mayor epidemia que ha sufrido esta ciudad: la fiebre amarilla, que acabó con un 40% de su población, 11.000 personas fallecidas (el Covid ha causado hasta la fecha 283 víctimas en el municipio), entre doctores que trataron de frenarla y presos que habían sido liberados con la condición de que ejercieran de enterradores. 

Esta desesperante crisis llevó a la Junta Sanitaria de entonces a prohibir, literalmente, los enterramientos en el interior de la ciudad, como venía siendo costumbre, por lo que se empezaron a enterrar los cadáveres en fosas comunes en unos terrenos lo más alejado posibles, en dirección Crevillente, donde actualmente reside este cementerio.

Imagen del Cementerio Viejo de Elche.

Paradójicamente, el enorme crecimiento poblacional que ha experimentado Elche acabó cercando este histórico lugar por dos colegios, el único centro comercial de la ciudad y hasta por una residencia de ancianos (cuyas vistas pueden llegar a ser incómodas para sus residentes). El Ayuntamiento barajó la posibilidad de cerrar este cementerio y trasladar los restos al conocido como Cementerio Nuevo, en el norte de la localidad, pero la distinción europea enterró la idea. 

En el Cementerio Viejo de Elche, con más de dos siglos de historia, descansan personajes ilustres ilicitanos, como el historiador Pedro Ibarra, el arqueólogo relacionado con la Dama de Elche, Alejandro Ramos Folqués o el empresario, político (de UCD) y expresidente del Elche, Manuel Martínez Valero, entre otros. 

El cementerio de Alicante

Aunque para personajes ilustres, los enterrados en el cementerio Nuestra Señora del Remedio de Alicante: el fundador de la Hogueras José María Py, el pintor Gastón Castelló, el arquitecto José Guardiola Picó y el poeta Miguel Hernández, símbolo de la barbarie franquista. 

La tumba de Miguel Hernández es las más visitadas en Alicante.

Por este sepelio y por los numerosos fusilamientos, a los vencidos al final de la Guerra Civil, y a los sublevados, como el fundador de La Falange, José Antonio Primo de Rivera, al principio de la contienda, este cementerio es una visita obligatoria para la memoria histórica. 

El cementerio literario de Polop

Y pasamos de un cementerio político a uno literalmente literario, el del Polop. Ubicado en el castillo de esta localidad de la Marina Baixa, estuvo vivo hasta 1945, cuando se decidió su cierre y traslado a otro punto. Y así quedó, abandonado, hasta que el Ayuntamiento decidió acondicionar el lugar hace una década para poner en valor, entre otros aspectos, que fue fuente de inspiración del escritor alicantino Gabriel Miró. 

El cementerio literario de Polop cerró sus puertas en 1945 y hace una década que las ha vuelto a abrir como atractivo turístico.

El Cementerio de los Ingleses de Dénia

En la playa la Marineta Casiana de Dénia se da un ejemplo de todo lo contrario: aún es visible el deterioro en el que ha quedado el camposanto donde fueron enterrados 14 ingleses entre 1856 y 1918.

Los propietarios del cementerio de los ingleses y el Ayuntamiento no han llegado a un acuerdo para su puesta en valor.

Todos eran protestantes y se buscó este lugar, que sigue siendo de propiedad privada, para la inhumación en una época en la que la iglesia católica era la competente en España de los camposantos. Sin embargo, la degradación del lugar continuó desde entonces hasta el punto de que los familiares de los finados optaron por su repatriación al Reino Unido. 

El cementerio municipal de Novelda

Este camposanto recuerda al de Alcoy por varias cuestiones. Fue construido en una fecha similar, 1884, también después de la grave epidemia de cólera y su estilo arquitectónico es otro ejemplo del tipo ecléctico con influencias modernistas, que llega a contener elementos neoegipcios.

Así es el cementerio de Novelda.

El cementerio de Tabarca

La isla habitada (71 vecinos) más pequeña de España cuenta con un humilde cementerio en su zona este, apartada del pueblo, en el cabo Falcó. Allí se puede observar que los apellidos de los difuntos: Ruso, Parodi, Chacopino, Pitaluga, Luchor da buena cuenta de los antepasados del lugar, que se remontan a la república genovesa cuando habían estado asentados en la otra Tabarka, una islita próxima a Túnez, hasta su traslado a la Tabarca actual en el siglo XVIII. 

Así luce el exterior del cementerio de Tabarca.

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