Escuchar música editada para marcar ritmos durante la práctica de la carrera resulta una herramienta útil para la mejora de resultados y, a su vez, la prevención de lesiones. Esta sería la principal conclusión a la que ha llegado el estudio “El uso de la retroalimentación musical aumenta la frecuencia de zancada en corredores recreativos”, que ha sido realizado por un grupo de investigadores de la Universidad de Alicante (UA) y publicado en la revista International Journal of Environmental Research and Public Health.
El equipo investigador, compuesto por Roberto Cejuela Anta, Sergio Sellés Pérez, Lara Eza Casajús y Miguel Martínez Moreno, de la Universidad de Alicante, y José Fernández Sáez, de la Universitat Rovira i Virgili, ha conseguido plasmar uno de los primeros resultados de la nueva filosofía implantada por el Secretariado de Deportes de la Universidad de Alicante, dirigido por el propio Cejuela, que pretende establecer sinergias constantes entre investigación y la práctica deportiva en la comunidad universitaria.
En concreto, el objetivo del estudio era, indican los investigadores, “comprobar si el entrenamiento de retroalimentación musical con un ritmo determinado conduciría a mejoras en la frecuencia de zancada y que ésta sería estable a lo largo del tiempo, conduciendo a un aumento de la frecuencia de zancada preferida”.
Para ello, trabajaron con una muestra de runners, como se conoce popularmente a las personas que practican la carrera de manera amateur, a los que se midieron los entrenamientos divididos en dos grupos, uno que corría con música creada según el ritmo de carrera al que se pretendía llegar (grupo experimental) y un segundo al que se monitorizó sin utilización de música durante la carrera (grupo de control). A su vez, ambos grupos se integraban de forma equilibrada por mujeres y hombres.
Las mediciones se realizaron en tres sesiones durante periodos separados por 15 días a 20 corredores (11 hombres, 9 mujeres) que no habían sufrido lesiones recientes y que cumplían unos parámetros personales y deportivos mínimos, como ser mayores de edad, ser corredores en activo y correr más de 15 km por semana.
Previamente a la medición en carrera se realizó un examen de las capacidades individuales físicas de los participantes y éstos resolvieron cuestionarios sobre historial deportivo, historial de lesiones y gustos musicales con los que los investigadores determinarían los ritmos de la música a escuchar durante los entrenamientos.
Conclusiones
Tras realizar las pertinentes monitorizaciones de las sesiones de carrera de la veintena de participantes en el estudio, éste ha arrojado diversas conclusiones. La de mayor singularidad es que “se ha demostrado que, efectivamente, hubo una mejora en la frecuencia de zancada en el grupo experimental, que utilizó la retroalimentación musical durante sus sesiones de carrera continua”, a lo que se añade que “debido al aumento de la frecuencia de zancada, se puede reducir el riesgo de lesiones, ya que las fuerzas de resistencia se reducen y, entre otros aspectos, se mejora la estabilización de la cadera durante la carrera y se reduce el choque tibial”, explica Roberto Cejuela.
Sin embargo, los beneficios de escuchar música durante la carrera no se circunscriben únicamente a la mejoría de resultados, sino que también resultan “un estímulo que favorece el aprendizaje de la técnica de carrera y, en consecuencia, reduce el riesgo de lesiones, tiene diferentes efectos tanto en la velocidad de carrera como en la frecuencia cardíaca, por lo que se mejora el rendimiento, y las interacciones con el tempo de la música se asocian con diferentes beneficios como alargar el tiempo de agotamiento, la aceleración del ritmo de recuperación tras el ejercicio y el aumento del tiempo de trabajo”, detalla Sergio Sellés.
Además de los efectos beneficiosos en términos físicos, la música también tiene su aporte positivo a nivel psicológico, ya que “ayuda a regular las emociones, lo que supone aumentar la motivación del deportista y lo que la convierte en una herramienta que ayuda a mejorar el rendimiento, por lo que se considera un estímulo placentero”, concreta Cejuela.