Elche

La familia de Juan Bautista Gonzálvez Juan, que vive en la partida ilicitana de El Altet (Alicante), acaba de descubrir que este allegado del que no tenían noticia desde la Guerra Civil Española falleció en 1938 por una meningitis cuando era un preso republicano en el Hospital Militar de Prisioneros de Guerra de Gernika (Vizcaya).

Nacido en El Altet el 18 de diciembre de 1918 e hijo de José y Ana María, el albañil Gonzálvez Juan (al que su familia recuerda como 'tío Batiste') combatió en las filas republicanas y fue ingresado en el hospital para presos enfermos de Gernika donde, en unas condiciones muy precarias, falleció con 19 años a causa de una meningitis tuberculosa.

El 'tío Batiste' ha permanecido en la memoria primero de su madre, luego de sus cinco hermanos (ya fallecidos) y actualmente de nueve sobrinos durante más de ocho décadas con la idea de que podría haber muerto en Gernika pero sin saber si realmente esto fue así y donde reposaban sus restos.

Hace justo dos semanas, un sobrino nieto, Javier Marco Gonzálvez, dio casi por casualidad con su nombre en un listado de víctimas del antiguo hospital vizcaíno colgado en la red por la reciente publicación del libro 'El Hospital Militar de Prisioneros de Guerra de Gernika 1938-1940', editado por la asociación cultural Pipergorri, a partir de lo cual se ha arrojado luz a su caso.

El retraso de tanto tiempo en dar con la familia se debe a que durante décadas Juan Bautista Gonzálvez Juan constaba como Juan González por error en la primera documentación manuscrita, y sólo más recientemente al cruzar los datos con el Registro Civil y la relación de fallecidos de noviembre de 1938 del Archivo Militar de Guadalajara se aclaró que en realidad era Gonzálvez.

El acta de defunción que tenía la familia del republicano. EFE

Además, los allegados le habían buscado por Juan Bautista o Batiste pero este segundo nombre de pila, con el que habitualmente se le conocía en El Altet, no figuraba en su identificación en Gernika.

"Toda la vida escuchando de mi madre y mis tías la vida del tío Batiste, que parecía casi una leyenda, y por fin ahora hemos conocido qué le pasó y dónde se le enterró", ha relatado a EFE Javier Marco, quien ha comentado que la última hermana viva, Fina, se acordaba de él cada noche antes de dormir y pedía a las sobrinas y sobrinos que fueran a buscarle.

Una de estas sobrinas, Antonia, de 71 años, recuerda que en los primeros años no tenían dinero para viajar a Euskadi a buscar al tío y que tiempo después se desconocía "a dónde ir" para encontrarle, lo que ha hecho que pasaran los años "siguiendo desaparecido".

El funeral que nunca tuvo

En un encuentro de EFE con Antonia y el resto de sobrinos, Ana María, Paqui, Toñi, Mari Loli, María Irene, Mari Pili, Josefa y José María, éstos han coincidido en que la "pena" por el desconocimiento del paradero se ha transformado ahora en alegría porque le podrán hacer "el funeral que nunca tuvo" e, incluso, colocar una placa en el cementerio del Altet.

Al Hospital Militar de Prisioneros de Gernika, de 98 camas, solo llegaban apresados republicanos con enfermedades graves o terminales, no con heridas de guerra, y el 'tío Batiste' fue uno de los 269 encarcelados que constan como fallecidos entre junio de 1938 y el mismo mes de 1940.

La muerte del prisionero no ponía fin a la terrible humillación ya que, una vez sin vida, el cadáver era introducido en una caja de madera y transportado a escondidas de la población en el carro de la recogida de la basura de Gernika hasta una explanada situada frente a la entrada del cementerio municipal, donde se echaba a una fosa común y se colocaba una varilla de hierro con un número.

La comunicación de la muerte a los familiares era obligada por Ley pero sólo se efectuaba si la población de origen del preso había sido "liberada" y "en poder de los nacionales", según el libro editado por Pipergorri, algo que no sucedió en el caso de este alicantino.

La coordinadora del proyecto 82+2 aniversario del cierre del Hospital Militar de Prisioneros de Guerra de Gernika (1938-40), Amagoia López de Larruzea Zárate, ha relatado a EFE que es imposible recuperar el cuerpo del `tío Batiste' porque los años han hecho desaparecer los restos mortales en un terreno de "tierra común", a lo que se suman las obras de ampliación del camposanto.

Este viernes, 3 de junio, Marco, su mujer y cuatro sobrinas del 'tío Batiste' viajarán a Gernika junto a once familias más de víctimas para un homenaje a los 269 republicanos fallecidos en el antiguo hospital militar.

Con la banda de música Segundo Olaeta y la soprano local Irene Ojanguren, se dignificará la memoria de las víctimas en un acto sentido con claveles donde hablarán los descendientes llegados de varios puntos del país y se leerán todos los nombres. 

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