Alicante

Entremeses, arroz a la marinera, timbales de ternera a la regencia, langostinos con salsa ravigotte, pollos al marengo, jamón glaseado a l'aspiks, genovesas al merengue y sorbete de frutas. Esto, que bien podría ser un menú -un tanto retro- a elegir un principal, un segundo y un postre, se sirvió el 5 de julio de 1908 en el Gran hotel Iborra de Alicante (luego Hotel Palas).

No se trataba de una boda, sino de un banquete político denominado "almuerzo íntimo" para que el partido Liberal homenajease a su nuevo jefe provincial, el también ministro Rafael Gasset y Chinchilla. Y forma parte de la colección del Museo Comercial de la provincia que impulsa David Beltrá desde Novelda.

Pero es que los conservadores no se quedaban cortos en viandas. En la misma colección se encuentra otro menú, de 1915, en el banquete de celebración de su triunfo electoral en las municipales de noviembre. Con homenaje incluido a su jefe de filas, Salvador Canals y Vilaró, el banquete fue servido en el Reina Victoria Hotel de la Explanada de España.

Los menús de 1908 y 1915 de ambos "festines" políticos en Alicante. David Beltrá

En esta cita, los conservadores -citados uno a uno en un folleto conmemorativo- degustaron: hors d'ouvres (entrantes), huevos revueltos con trufas, frito variado, denton guarnecido con salsa tártara, 'rosbif' (roastbeef) a la inglesa, ensalada, biscuit glacé y postres.

Ambos menús regados con clarete, blanco y champagne (el primero); y rioja blanco , rioja tinto y Möet & Chandon frappe (el segundo). Más allá de licores y cigarros "ricos habanos".

En plena transición social y económica, los hoteles frente al puerto de la capital de la provincia constituyen el espacio de convivencia propio de la élite alicantina que podía permitirse los lujos de sus cocinas. Establecimientos con recetas que introducían platos extranjeros como jamón glaseado centroeuropeo o el roastbeef británico, junto a productos tradicionales de la zona, como el arroz o el denton.

Una misma clase social

El Alicante de principios del siglo XX no difería en mucho al conjunto del resto de España. Políticamente estaba controlado por la misma clase social, una burguesía convertida casi en aristocracia. Son ellos los que nutrían los partidos, independientemente de a qué formación se adhieran en cada momento. A veces ganaban los conservadores y otras la unión de liberales y liberales-demócratas, con los republicanos y algún que otro socialista como convidados de piedra. 

Los asistentes a la comida "conservadora de Novelda" posan junto a Canals. David Beltrá.

Como bien explica Émile Témime en su Historia de la España Contemporánea, el régimen de la Restauración tocó fondo porque "se edificó para perpetuar el dominio de una clase social" que favorecía "la integración en esta clase de los recién llegados de la riqueza o la clase política".

"Los partidos políticos que se reparten el poder según un sistema arbitrariamente dualista, representan tanto el uno como el otro a la misma clase dominante", prosigue. Pero a la larga, el sufragio universal irá modificando esas codiciones políticas y sociales.

El viaje del ministro

Es en este contexto en el que hay que circunscribir ambos convites. El primero se ofrecía ni más ni menos que aun ministro de España, Rafael Gasset Chinchilla, quien en su tercer mandato en el cargo (los dos anteriores fue con los conservadores) dotó de la denominación de "Fomento" a la cartera Agricultura y Obras Públicas. 

Gasset Chinchilla, madrileño, había sido diputado por numerosas demarcaciones gallegas e incluso por Santiago de Cuba, según recoge en su biografía para la Real Academia de la Historia, José Manuel Cuenca Toribio.

Regeneracionista de convicción, se había sumado a las filas liberales para extender un programa de infraestructuras hidráulicas por todo el país. En 1900 ya había acudido a la provincia para poner la primera piedra de las obras de recrecimiento del pantano de Tibi, de la que da buena cuenta la Revista de Obras Públicas de la época.

Comida con discurso

El banquete de 1915 marcó el resurgimiento del partido Conservador después de la crisis interna de la década anterior entre mauristas y villaverdistas. Y es que como afirmó el propio Canals, "nosotros los conservadores entramos a gobernar cuando nos necesitan y los liberales cuando quieren".

En el interesantísimo discurso, el jefe de los conservadores arremete sin piedad contra los liberales, pese a reconocer que gobiernan en coalición en muchos municipios. En este sentido, les afea los retrasos en el establecimiento de los Estudios Náuticos y la ubicación de una Casa de Correos y Telégrafos en la capital de la provincia.

Y cita uno de los grandes problemas de la provicia, todavía hoy, el del agua: "En este orden de preocupaciones, es ideal acariciado por muchos el de conseguir para nuestras tierras sedientas, para riegos de invierno, una parte de los sobrantes del Júcar". Anunciando acto seguido sus gestiones para construir un gran pantano para regular los excedentes. Hoy en día, el trasvase Júcar-Vinalopó sigue prácticamente inactivo.

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