La horchata de chufa contra el granizado de limón. La deliciosa batalla entre los dos tradicionales refrescos la encarnan las hermanas Sorribes, las responsables de uno de los mejores establecimientos especializados en estas bebidas. En La Horchatería Azul, tienen un claro favorito. Pista, está en su nombre.
Mari Ángeles arranca su alegato en defensa del limón explicando cómo lo preparan. Cada semana les traen dos pedidos desde Orxeta, donde encontraron un proveedor que los cultiva "sin echarles ningún sulfato, totalmente naturales, criados con el agua de la montaña". Eso les da como resultado una materia prima "espectacular".
Cuando los reciben, el siguiente paso es un concienzudo lavado. De ellos se aprovecha casi todo, así que toca limpiar bien la piel. Su ralladura es una de las bases para que el aroma del refresco marque la diferencia frente a los artificiales. Una vez se quedan blancos, se parten y exprimen, triturando la pulpa restante para mezclarlo todo con azúcar. "Es totalmente natural", cuenta orgullosa.
Y de la misma manera, con la misma receta, lo llevan haciendo desde que sus abuelos abrieron en la calle Calderón de la Barca de Alicante. Y que no se les vaya la medida. "Te lo notan enseguida", explica. "El limón granizado es muy sencillo", razona. Lo que le da el valor es que esté recién hecho, recalca. "Hemos ido a otros sitios para ver productos que venden con bolsas preparadas y no nos gusta. Siempre noto un sabor diferente".
La horchata
"¿Qué cosa hay más refrescante que un limón?", concluye Mari Ángeles en la defensa que hace de este producto. Ahora cede el turno a su hermana, Inma. Viene de estudiar de primera mano el tema. Está terminando su turno de trabajo y aún está limpiando la chufa del día con la que prepara la horchata.
Y aunque parezca que esta bebida preparada se puede defender sola, tiene claro que su alegato también se basará en el trabajo diario con los ingredientes naturales. "Lo importante es la chufa", que les llega por "el mismo proveedor que se lo traía a mi abuela y luego a mi padre desde Alboraya". Y destaca con orgullo que estos también son tercera generación, como ellas.
"La chufa hay que trabajarla mucho", destaca. Eso sí, "cuando la tienes lavada y preparada es un rato". En su caso también se tritura el pequeño y arrugado tubérculo para luego pasarlo por el cedazo y "colarla a mano con los mismos aparatos que utilizaba mi padre, como el mismo molino".
Los que aún resisten, puntualiza. Este mismo mes han tenido que cambiar uno de ellos, hecho en bronce, que tenía ya ochenta años. Y que, por estrés después de un uso intensivo, no ha podido más. "Ahora nos lo han hecho de acero inoxidable. No creo que este nos dure tanto", cuenta.
La experiencia de décadas les hace saber rápidamente los cambios en la materia prima. Una técnica que las ayuda a ver su calidad es el baño con sal, que hace que floten las chufas que no están buenas. "No tiene nada químico", señala Inma. Y aún así, "si veo alguna chufa que no me gusta, la retiro". "Cuando era joven no pensé que iba a disfrutar tanto haciendo horchata", concluye. "Cada una que hago la huelo, la pruebo. Es una cosa increíble. Y este año, más todavía".
Trabajar y trabajar
Su laboriosa preparación de ambas bebidas marca el orgullo por mantener el trabajo artesanal cuando lo habitual es aprovechar los suministros ya hechos. "Es pesado", concede Mari Ángeles, "¿sabes cuánto tiempo tardas en rallar todos los limones? Te quita mucho".
En la batalla por el refresco de verano también habría que contar con otros contendientes. En su caso sirven granizados de chocolate, almendra, avellana, yogur, cebada y café. Además de la leche preparada y otros helados. Una lista que ellas ampliaron hace 25 años con los cuatro primeros frente a los otros cuatro sabores originales.
Es hora del veredicto.
Y los clientes mandan, como siempre. La horchata es la natural ganadora. Como cuenta Mari Ángeles, "hay gente que viene diciéndonos que tiene curiosidad por probar la mejor horchata de Alicante". Una bebida que, como tercia Inma, se puede tomar a cualquier hora porque "mucha gente nos la pide para desayunar".
¿Y si se quedara en tablas? Mari Ángeles sonríe. "Sí, nos lo piden" en referencia al barrejaet, la combinación de ambas. "Pero les avisamos que si está mucho tiempo se puede estropear la horchata porque se corta. Si tenemos que decidir, somos puras y nos quedamos con una o la otra".