El riesgo de tsunami en la costa alicantina existe; y un plan de anticipación coordinado por las diferentes administraciones, también. Si bien los expertos apuntan a que la aparición repentina de una ola de grandes dimensiones no es fenómeno que predomine en el Mediterráneo, las últimas noticias han puesto a la ciudadanía en alerta.
Porque primero fue Santa Pola, municipio costero al sur de Alicante que registró en la madrugada del pasado 11 de agosto una elevación brusca del nivel del mar. Y a los pocos días ha llegado un informe del CSIC donde la institución científica advierte que la falla de Averroes, situada en el mar de Alborán (Almería), sería capaz de generar tsunamis con olas de 6 metros que tardarían en llegar a la costa entre 21 y 35 minutos, lo que acabaría afectando en menor medida a la provincia de Alicante.
Precisamente la costa andaluza sufrió uno de los peores tsunamis de los que hay constancia. Ocurrió en 1755 cuando olas de más de 10 metros en el Golfo de Cádiz acabaron con la vida de en torno a 100.000 personas de España, Portugal y Marruecos. Cabe recordar que el de Indonesia de 2004 causó cerca de 200.000 muertos y el de Japón de 2011 16.000.
Posteriormente, Benidorm, Villajoyosa y Elche fueron algunas de las localidades con costa que a mediados de noviembre de 2015 desalojaron sus playas ante el riesgo de maremoto. Así, por primera vez en la historia, la coordinación entre diferentes administraciones dio pie a la primera actuación en este sentido ante el seísmo registrado en Grecia de 6,1 grados de intensidad.
El susto, que finalmente quedó en nada, sirvió para revelar algo que hasta entonces poca gente había reparado, la existencia de un plan de actuación del Gobierno de España, administraciones autonómicas y municipales así como de la comunidad científica para avisar a la población del desastre meteorológico y para coordinar una respuesta sanitaria y social posterior.
Plan Estatal
A este respecto, y según sostuvo el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, a principios de junio de este año, su departamento ha elaborado "por primera vez" un mecanismo de anticipación y aviso de tsunami en el país: el Plan Estatal de Protección Civil ante el Riesgo de Maremotos, aprobado por el Consejo de Ministros el 18 de mayo.
El plan "se apoya" en el Sistema Nacional de Alerta por Maremotos (SINAM), "un sistema único" y coordinado capaz de detectar precozmente la generación de maremotos que puedan afectar a las costas españolas y transmitir, en el tiempo más corto posible, la información a los órganos competentes en materia de Protección Civil de los ámbitos territoriales potencialmente afectados.
El SINAM se nutre de la información recopilada por la Red Sísmica Nacional; la red de mareógrafos REDMAR de Puertos del Estado; los sistemas de detección del Instituto Español de Oceanografía, así como los demás sistemas de detección marina de las distintas administraciones públicas.
Este sistema nacional dispone también de las alertas emitidas por los centros regionales de aviso de maremoto establecidos en el marco del Grupo Intergubernamental de Trabajo de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental (IOC/UNESCO), así como por el Sistema de Alerta de Maremotos del Atlántico Noreste, Mediterráneo y Mares Adyacentes (NEAMTWS), que integra cinco centros proveedores de alertas: CENALT (Francia), IPMA (Portugal), INGV (Italia), NOA (Grecia) y KOERI (Turquía).
Con la información facilitada por esta red de centros nacionales e internacionales, explicó Interior en un comunicado, "el SINAM puede determinar la localización y el momento de ocurrencia de un maremoto, y calcular su probable consecuencia (olas marinas gigantes -tsunami- que pueden desplazarse miles de kilómetros a velocidades de entre 500 y 1.000 kilómetros/hora con muy poca pérdida de energía)".
De acuerdo con el Protocolo de Avisos previsto en el plan, la información emitida por la Red Sísmica Nacional se remite al Centro Nacional de Emergencias de la Dirección General de Protección Civil y Emergencias que, a su vez, la trasladará a los organismos miembros del Comité Estatal de Coordinación y Dirección (CECOD), a las delegaciones y subdelegaciones del Gobierno y a los órganos de Protección Civil de las Comunidades Autónomas. Éstas, en último lugar, son las que avisan a las autoridades locales para que procedan al desalojo de la ciudadaníá de las zonas de playa.
Simulacro en Alicante
Este plan estatal prevé la realización de simulacros en diferentes lugares españoles. De esta forma, Alicante ciudad fue el escenario de un falso tsunami en marzo de este año cuando un aviso de la Generalitat Valenciana a las diez y media de la mañana, informando que se ha producido en la costa de Italia un terremoto de magnitud 7.9, alertaba de un posible terremoto entre las 13,20 y 13,40 horas.
El objetivo de este ejercicio que se llevó a cabo de manera inédita en Alicante, implicó probar la eficacia de los dispositivos y sistemas recepción de avisos transmitidos al Centro de Coordinación de Emergencias de la Generalitat, así como establecer sistemas de pronta notificación de la información, algo que cuando ocurrió la alerta real en 2015, el mecanismo se activó de tal forma que cuando fueron a proceder al desalojo de las playas, ya se había desactivado la alarma.
Concienciación ciudadana
Pero dependiendo de la rápida coordinación de las administraciones y de la magnitud del tsunami, existe la posibilidad, sobre todo en zonas costeras donde las autoridades locales no están presentes, de que la ciudadanía se tenga que enfrentar sola a las consecuencias de esta catástrofe.
Por ello, el Instituto Geográfico Nacional ha elaborado un rápido manual de actuación con recomendaciones a seguir, como intentar dirigirse a pisos por encima de la tercera planta, alejarse de los ríos o evacuar la playa cuando se perciba un terremoto fuerte o cuando se observe una retirada evidente del mar... porque eso significa que volverá bruscamente. Consejos que no toda la ciudadanía conoce y que las autoridades, además de contar con un plan de emergencias, deberían de encargarse de concienciar para minimizar al máximo el impacto.