Así se hace el arroz con conejo y caracoles: el plato tradicional de Aragón sabroso y rico en proteínas
- El conejo proviene de la caza, y los caracoles se recogen en el campo tras un día de lluvia.
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La dieta mediterránea es reconocida a nivel mundial por su riqueza en ingredientes frescos y su enfoque en una alimentación saludable y equilibrada. En Aragón, los productos locales como el aceite de oliva, el arroz y las hortalizas forman la base de platos tradicionales que, además de ser deliciosos, ofrecen beneficios nutricionales importantes. El conejo y los caracoles, protagonistas de la receta que abordaremos, son fuentes de proteínas de alta calidad, bajas en grasa, lo que los convierte en ingredientes fundamentales en la cocina aragonesa.
Aragón, con su rica diversidad agrícola y ganadera, ha sabido integrar lo mejor de su tierra en su gastronomía. El conejo es una carne blanca magra, muy apreciada por su versatilidad y propiedades saludables.
De igual modo, los caracoles, más allá de ser una delicadeza en diversas partes del país, aportan un toque especial a platos tradicionales. Estos ingredientes, cuando se combinan en el conocido arroz con conejo y caracoles, dan lugar a una receta llena de sabor, tradición y equilibrio nutricional.
Este plato aragonés se enmarca perfectamente en la dieta mediterránea. Es una opción excelente para quienes buscan una comida rica en proteínas y baja en grasas saturadas, pero sin renunciar al sabor.
En la receta aragonesa, el conejo suele provenir de la caza, y los caracoles se recogen en el campo tras un día de lluvia. El conejo es una especie cinegética que trae muchos quebraderos de cabeza a los agricultores de Aragon, porque provocan daños en las cosechas, buscan fomentar su caza para reducir el número de conejos en la comunidad.
Receta del arroz con conejo y caracoles
Este plato es sencillo, pero se necesita tiempo y diligencia. Aquí te explicamos paso a paso cómo preparar el delicioso arroz con conejo y caracoles.
Ingredientes para 4 personas:
- 1 conejo troceado
- 300 g de caracoles cocidos
- 400 g de arroz
- 1 litro de caldo de carne
- 2 tomates medianos (pelados y sin semillas)
- 1 cebolla
- 1 pimiento rojo
- 3 dientes de ajo
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal, pimienta y tomillo al gusto
- Pan frito, almendras tostadas, ajo y el hígado del conejo para la picada
Proceso:
- Preparar el conejo: Comienza cortando el conejo en trozos regulares y sazónalo con sal, pimienta y tomillo. En una sartén grande con aceite de oliva virgen extra, fríe los trozos de conejo hasta que estén dorados por todos lados. Este proceso permite que la carne adquiera un sabor profundo y jugoso.
- El sofrito: En la misma sartén, sin retirar el conejo, añade la cebolla, el pimiento y los ajos bien picados. Cocina a fuego medio hasta que las verduras estén doradas. El pimiento rojo le aporta un toque de dulzura, mientras que el ajo intensifica el sabor del conjunto. Después, añade los tomates pelados y cortados en pequeños cubos.
- Cocinar el arroz: Con el sofrito ya preparado, agrega el arroz a la sartén y mezcla bien para que se impregne de todos los sabores. Posteriormente, añade el caldo de carne en la misma proporción que harías una paella (aproximadamente 2 partes de caldo por cada parte de arroz). Cocina a fuego lento durante unos 20 minutos, vigilando que el arroz absorba bien el caldo y se cocine uniformemente.
- Añadir los caracoles y la picada: Cuando falten cinco minutos para que el arroz esté listo, añade los caracoles previamente cocidos. Por otro lado, prepara una picada con pan frito, almendras tostadas, ajo y el hígado del conejo. Esta mezcla es la clave para darle un toque especial al plato, ya que intensifica los sabores y aporta una textura única.
- Finalizar la cocción: Añade la picada al guiso y deja que se integre bien en los últimos cinco minutos de cocción. Este paso es crucial para lograr la textura cremosa y el sabor profundo que caracteriza a este plato.
El arroz con conejo y caracoles es una receta que destaca tanto por su valor nutricional como por su increíble sabor. El conejo, como carne blanca, aporta proteínas magras y bajas en colesterol, mientras que los caracoles son ricos en hierro y otros minerales esenciales.