Hombre sentado en una cafetería y mirando el móvil.

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La palabra que usa un aragonés para referirse a algo que echa de menos: es muy bonita y desconocida en el resto

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El aragonés es una lengua rica y diversa, que ha perdurado en el tiempo a través de palabras y expresiones llenas de matices. En su vocabulario, muchas de estas palabras capturan aspectos emocionales y cotidianos, reflejando la manera en que las personas conectan entre sí y con su entorno. Aunque no todas las palabras del aragonés han trascendido fuera de la región, muchas siguen formando parte de la vida diaria como esta de la que vamos a hablarte.

Entre estas expresiones, se encuentran algunas que no tienen un equivalente exacto en castellano y que logran transmitir conceptos de cariño y cercanía que van más allá de una simple caricia o gesto de afecto. Son palabras que surgen del corazón del aragonés y que logran transmitir emociones, aquellas que hablan de querer, de extrañar y de preocuparse por alguien de una forma particular.

Una de estas palabras, propia del aragonés, encapsula de manera única el sentimiento de cariño y el deseo de estar cerca de alguien, incluso cuando la distancia o el tiempo separan. Este término representa un lazo afectivo que no necesita de grandes declaraciones y que, con una sola palabra, es capaz de evocar el amor y la nostalgia que se siente por alguien que se echa de menos.

Es aquí donde entra "cariñar", una palabra que, más que una acción, es un sentimiento que abarca el afecto y el echar de menos. En Aragón, "cariñar" se utiliza para expresar esa sensación profunda de cercanía emocional, mostrando el deseo de conectar, proteger y cuidar de alguien querido. Es una expresión cargada de ternura, que lleva consigo una intención genuina de expresar aprecio.

Esta es mucho más que una palabra, es una bonita forma de decir "me importas" o "te extraño" sin necesidad de elaboradas explicaciones. Este verbo mantiene viva la esencia del aragonés en el lenguaje diario, conservando una tradición de afecto que, aunque sutil, es poderosa en su significado.

Otras expresiones y palabras de Aragón

El aragonés, aunque no es hablado de manera bilingüe por la mayoría de los aragoneses, sigue presente en la vida cotidiana a través de expresiones y palabras que reflejan la identidad cultural de la región. Estas expresiones son tan propias de Aragón que, cuando se utilizan fuera de sus fronteras, suelen generar desconcierto. Una de las más características es "ir de propio", que significa acudir a un lugar con un propósito específico, dejando otras actividades de lado.

Es una expresión que se escucha habitualmente en Aragón, pero que rara vez se entiende en otras zonas de España. Otra palabra que ha arraigado con fuerza en el vocabulario aragonés es "laminero", usada para describir a alguien muy goloso. Si eres amante del dulce, en Aragón te llamarían “laminero”, aunque este término es prácticamente desconocido en el resto del país.

Igualmente, encontramos "ababol", que, aunque en un sentido técnico significa amapola, se utiliza comúnmente para referirse a alguien despistado o incluso algo ingenuo. Este uso, sin embargo, suele tener un tono afectuoso más que despectivo.

Además, es común escuchar la expresión "dar pampurrias", empleada cuando algo nos causa asco o una sensación muy desagradable, superando incluso el sentido de “dar escalofríos” en intensidad, algo que suele ser sorprendente para quienes no están familiarizados con la expresión.

Finalmente, está "zaborrero", una palabra que se refiere a alguien chapucero, pero con un tono mucho más enérgico y contundente que el equivalente en castellano. Estas expresiones, entre muchas otras, son una pequeña muestra de cómo el aragonés se mantiene vivo en el lenguaje cotidiano. Aunque no siempre se comprenden fuera de Aragón, forman parte del día a día de los aragoneses y son una forma de preservar el legado lingüístico y cultural de la región, que se mantiene fuerte y vigente en cada palabra.