Policías británicos depositan flores en la escena del ataque terrorista.

Policías británicos depositan flores en la escena del ataque terrorista. REUTERS

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Llevábamos tanto tiempo en paz que se nos olvidó la guerra

Ángel A. Vico
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Extraña costumbre la que tenemos en España a la hora de convertir en héroes a quien solo son inocentes víctimas.

Entiendo que se trata de un sentimiento legítimo entre quienes salimos indemnes de la barbarie, pero a la vez exculpa de responsabilidad a quien está obligado a evitar que sucesos como los de Londres o París se repitan. Ser héroe en este momento de la historia es un regalo pero con dobleces, porque perdemos. ¡Maldita guerra!

De seguir así, mirando a otro lado y atendiendo los discursos de quienes hablan de terrorismo y no de guerra, habrá tantos héroes en los próximos años que ya no habrá calles que renombrar ni plazas en donde levantar estatuas.

Antes fue ETA y hoy es el terrorismo de ISIS el que nos perturba, quien altera la comodidad de nuestras vidas y el que hace héroes en cada esquina sin que la mayoría de los ciudadanos haya logrado aún entender las reivindicaciones de este oscuro enemigo que ataca en Ramadán al caer el sol y en vísperas de elecciones. ¿Cabe mayor planificación militar?

Llevábamos en Europa tanto tiempo en paz que se nos olvidó la guerra. Que capacidad la nuestra para olvidar tragedias; supongo que es un mecanismo de defensa del cerebro ante el sinsentido, pero la realidad es que esta guerra nos han pillado desprevenidos.

Nunca nos contaron la verdad de los errores o intereses políticos, militares y comerciales cometidos en Iraq en Afganistán, en Siria o Libia. Tormentas del desierto que han traído estos lodos, y si en algún momento alguien insinuó las consecuencias nadie le tomó en cuenta. ¡Estaban tan lejos! A la Primavera Árabe nos la vendieron como liberación incluso armamos a los insurgentes que terminaron disparando contra los proveedores, contra nosotros. Ahora el enemigo lo tenemos en casa, en el barrio, en el trabajo, en el metro y a nuestro lado en el cine... Un enemigo silencioso que durante años almacenó odio y sed de venganza contra quien poco o nada hizo por ellos y que, con el adoctrinamiento debido en la mezquita y el entrenamiento militar que les ofrece a ISIS en Siria a cambio de inmolarse, se han convertido en una fuerza invisible y letal.

Por cada mártir que abate la policía en el London Bridge o en Notre Dame de París, habrá hoy diez mártires y mañana 40 dispuestos a volar por los aires y caer en brazos de 72 vírgenes. La suya es una guerra religiosa que ofrece premios, un sacrificio que se compensa con el paraíso, y su armamento es tan fácil de adquirir que se lo vendemos en las tiendas de menaje del barrio. Para nosotros solo son terroristas. Cosas de la Policía. 

Nos sorprende la crueldad del enemigo porque seguimos sin aceptar que estamos en una maldita guerra contra un vecino que conoce nuestras debilidades y miedos; sabedor que para destruirnos no precisa de Drones de ultima generación, ni a la madre de todas las bombas ni la mas letal de las armas químicas. Un rival frente al cual temo que solo nos quede ser héroes.

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