Ante la situación del coronavirus, directa o indirectamente, todos somos víctimas de esta pandemia. Algunos países miembros de la Unión Europea como Italia o España están viéndose más perjudicados debido alto número de contagios y muertes. Sin embargo, la reciente insolidaridad del Consejo está poniendo en riesgo la Unión Europea.
9 líderes europeos, entre ellos el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, pidieron al Consejo ante la situación de emergencia actual mutualizar la deuda. Esto es necesario porque todos los países afectados se están viendo obligados a realizar más gastos de los habituales para hacer frente a esta pandemia.
Mutualizar la deuda les permitiría a estos países endeudarse para luchar contra el coronavirus con el respaldo de toda la Unión Europea, pero sin poner demasiado en riesgo sus economías nacionales. Todo esto cuando hace poco tiempo estos mismos países afectados acaban de salir de la crisis económica originada en 2008.
Muchos nos hemos sentido decepcionados por el bloqueo insolidario de Estados miembros como Países Bajos a esta mutualización de la deuda. No quiere decir que todos los Estados miembros ni que las instituciones europeas sean insolidarias, pero al requerirse la unanimidad del Consejo de la Unión Europea para aprobar nuevos instrumentos financieros esto puede hacer que un solo país pueda bloquear la adopción de decisiones. Como en este caso ha sucedido.
La solidaridad es uno de los valores fundamentales de la Unión Europea. La esencia de la creación de la Unión Europea era compartir los recursos, inicialmente el carbón y el acero, para que todos los Estados miembros se beneficiaran sin generar nuevos conflictos bélicos por ellos. Luego más adelante, llevaría a la creación del mercado único y a la eliminación de las fronteras algo de lo que el país neerlandés lleva décadas beneficiándose.
Ahora es el momento que todos Estados miembros muestren su apoyo y solidaridad con aquellos que más se están viendo afectados y más riesgo corren de sufrir una nueva crisis económica a raíz del coronavirus.
Otras instituciones europeas sí que han sido solidarias, como el Banco Central Europeo con su oferta de comprar deuda a los Estados miembros o la Comisión Europea con la partida de fondos europeos destinadas a ayudar a paliar los efectos económicos de la crisis. Unas medidas generosas pero que no podrán prevenir una nueva crisis económica por sí solas, ya que hacen falta otras medidas adicionales.
Este tipo de problemas que no entienden de fronteras requieren de una respuesta coordinada de la Unión Europea en asuntos de salud pública. También de dotar a la Comisión de funciones para coordinar eficazmente las respuestas a pandemias como la del coronavirus.
Es necesario ampliar los objetivos del Mecanismo Europeo de Estabilidad. Facilitar la creación y emisión de eurobonos. El presupuesto europeo, que apenas representa el 1% del PIB, tiene que ser ampliado para tener suficientes fondos destinados a este fin sin tener que retirarlo de otras políticas europeas. Hay que establecer nuevos recursos propios que permitan la ampliación del presupuesto europeo sin suponer una mayor contribución de los Estados miembros; un seguro europeo de desempleo que complemente a los nacionales para ayudar a aquellas personas que se queden sin trabajo por esta situación.
Pero la insolidaridad neerlandesa nos muestra que hace falta una reforma institucional para eliminar la unanimidad en las decisiones del Consejo de la Unión Europea y evitar que la insolidaridad de unos pocos dañe al conjunto de la Unión Europea. Porque si dejamos que posiciones insolidarias de determinados Estados miembros, por muy europeístas que digan ser estos gobiernos, bloqueen acciones solidarias estaremos poniendo en riesgo la Unión Europea dando alas a la extrema derecha.
Porque unidos somos más fuertes que separados, de este problema saldremos bien parados si aparcamos nuestras diferencias y trabajamos juntos solidariamente para salir de él.