Poco se podía imaginar el joven financiero vasco, formado en Deusto y tan aficionado al terno azul como a los colores futbolísticos del Athletic de Bilbao, que aquellos intensos años de la última década del siglo XX recorriendo América Latina y algunos rincones de los USA, le llevarían a abandonar el calificativo de ‘adjunto’ en la tarjeta de visita de su cargo de director general de BBV, para escalar hasta convertirse en el número 2 de la “casa”, como consejero delegado.
Aunque todo ello fuera el preámbulo de una abrupta salida forzada por aquel que antes se había desembarazado de, los tan queridos para él, Emilio Ybarra y Pedro Luis Uriarte, conocido como FG ‘el impuesto’, desde Madrid; mucho antes de lo que nunca pudo imaginar y con apenas 55 años cumplidos.
Tras su salida del BBVA era norma común recibir felicitaciones por las condiciones que la habían acompañado, las cuales incluían una indemnización superior a los 52 millones de euros.
Al margen de gestionar su propio patrimonio, se centró en una de sus aficiones: la filosofía, y en la lectura de los clásicos encontró el sosiego para recorrer las estaciones que todo duelo tiene… ¿duelo?, sí, duelo; preguntándose ¿por qué una persona de 65 años, que ni siquiera proviene de la banca, sí puede presidir el BBVA, sin limitación de mandatos, hasta cumplir los 75 años de edad, y él, con su experiencia y tan solo 55 años, sobraba?
Pero el paso del tiempo, hostil con muchos, fue benévolo con él. Rodrigo Rato, ex-vicepresidente del Gobierno de España con Aznar, además de ex-ministro de Economía y Hacienda, ex-gerente del FMI, presidente de Bankia desde enero de 2010 y, curiosamente, copartícipe de la decisión de encumbrar a FG hasta la cima de BBVA, llamó en dos ocasiones al financiero vasco, insistiéndole en la oferta de incorporarse como su consejero delegado, la segunda sólo quince días antes de aceptar, finalmente, presidir Bankia sustituyendo al propio Rato, aunque la primera fue mucho antes, con detalles aún no desvelados por sus dos protagonistas.
Durante sus años integrando bancos de América en BBVA, Goirigolzarri se había convertido en un experto en aligerar costes y estructuras, hasta poder afirmarse que no hay en el mundo un especialista en esas ‘podas’ como él, para llegar a decir de sí mismo: “Yo he participado en 31 ‘integraciones’ en toda mi carrera”… todo un récord! que acredita el rol de liquidador por encima del de financiero.
Efectivamente hay una larga lista en esos ajustes: Bancomer (México), Probursa (México), Banco Francés (Argentina), Banco Provincial (Venezuela), Banco BHIF (Chile), Banco Excel Económico (Brasil), Hipotecaria Nacional (México), Banco Granahorrar (Colombia), Valley Bank (California, USA), Laredo Bank (Texas, USA), State National (Texas, USA), Alabama Compass Bank (USA)… entre otros, además, por supuesto, del Banco de Vizcaya y de Argentaria.
Se puede decir que, como el personaje de Pretty Woman, Edward Lewis, ‘Goiri’, aún sin el físico de Richard Gere, se ha convertido en un experto en el ‘oficio’ de desguazar una empresa para vender por partes lo que como un ‘todo’ pueda valorarse en menos, aunque con ello deje de dar un servicio, reste competencia al mercado, genere dolor por la vía de la reducción de empleo y convierta a miles de cincuentañeros en aquello que FG hizo con él, aunque sin su suculenta 'indemnización'.
La Bankia liderada por Goirigolzarri desde 2011, tras eliminar 6.000 empleos y reducir todo su perímetro económico, de red, de negocio y de inversiones, tiene hoy un valor bursátil bastante inferior a 4.000 millones de euros (3.695 MM), lo que representa menos de una sexta parte del importe de las ayudas públicas directas recibidas por la vía de la participación accionarial a través del FROB, todo ello sin hablar de la acelerada política de provisiones que implantó el financiero vasco tras su llegada al banco nacionalizado, convirtiendo el beneficio declarado por su antecesor, en estruendosas pérdidas que han podido ser el granero de los beneficios obtenidos en los años subsiguientes, según parece reconocer la sentencia de la Audiencia Nacional sobre la salida a Bolsa de Bankia.
Desde ella su presidente dará el salto a liderar el banco nacional de mayor tamaño, por ahora…
‘Goiri’ alcanzó su sueño, pero para ello acabó con los de miles de otros.
Los nuevos tiempos brindan la oportunidad a José Ignacio Goirigolzarri de seguir practicando integraciones y ajustes de escala, volverán a producirse cierres de oficinas, menor red a disposición del público y, por supuesto, reducciones de empleo, para cuya cifra el mercado apuesta, al menos, por diez mil personas que incorporarán su nombre a la larga lista que hace unas decenas de años comenzó a escribir el ahora estudiante de filosofía.
Goirigolzarri, “el liquidador”, tiene a su disposición un nuevo libro con páginas en blanco para escribir sus líneas torcidas, pero ahora ‘el impuesto’ es él.