Terrence W. Deacon dijo que la realidad es simplemente un instrumento de supervivencia.
¿Pero, qué supervivencia? A priori, la que facilite retornar a la vieja normalidad, pero antes de eso, la que controle la propagación de un virus hospedado en humanos, quiero decir, la que controle a los humanos para no propagar el virus.
Las recomendaciones sanitarias nunca han sido cumplidas con agrado. La experiencia acumulada por organismos internacionales puede acreditar este fenómeno. Son acatadas cuando no se opongan a intereses o gustos personales y sean conformes a nuestras creencias.
Pero claro, dejar al arbitrio de cada cual la propagación de una epidemia letal es una liberalidad que excede, con mucho, los derechos individuales reconocidos en declaraciones internacionales porque compromete, sencillamente, la vida de otros.
Se ha sugerido por psicosociólogos el empleo de información veraz y la adopción de decisiones gubernamentales transparentes y consecuentes con las circunstancias que abruman a la sociedad. El deber de informar fidedignamente es fundamental para que los ciudadanos asuman compromisos. Censurar y minimizar el riesgo no ha traído otras consecuencias que banalizar acontecimientos. De ello hay antecedentes en la gripe de 1918…
En octubre de 2020 Europa ha recobrado el protagonismo como epicentro de la pandemia. Ante esta coyuntura la Comisión ha recomendado «paciencia y disciplina». Es un mensaje directo y escueto. Se han utilizado sustantivos que describen realidades, sin adjetivos que las modifiquen. No hay espacios para la duda, tampoco para la evasión, y diferentes naciones han elaborado estrategias para acometer este resurgimiento vírico.
Unas han optado por el testeo masivo de habitantes.
Islandia la aplicó con éxito desde el principio de la pandemia, en el mes de febrero, a todos sus ciudadanos y de manera gratuita.
Eslovaquia, entre el 31 de octubre y 1 de noviembre, testeó masivamente a sus 5,4 millones de habitantes en 5.000 puestos de atención. Distribuidos por toda la nación, fueron atendidos por el ejército, la policía y 45.000 sanitarios. En la semana próxima, 7 y 8 de noviembre, se realizará otro ensayo similar.
También adoptarán esta técnica Luxemburgo y Mónaco.
Gran Bretaña, acordó sumarse a esta estrategia después de un comienzo dubitativo en donde se tanteó la inmunidad de grupo, remedio desaconsejado por la OMS. El día 6 de noviembre comenzó la llamada Operación Moonshot en la ciudad de Liverpool. El ejército y 2.000 efectivos han examinado a una población de 454.000 habitantes mediante pruebas rápidas.
No solamente emplearon pruebas PCR y pruebas de flujo lateral o inmunocromatografía coloidal, sino principalmente la novedosa RT-LAMP (Amplificación isotérmica mediada en lazo de transcriptasa inversa) con una fiabilidad del 97%.
Alemania, en la primavera de 2020, practicó pruebas diagnósticas a través de redes públicas, redes privadas de carácter mutualista, laboratorios nacionales y hospitales. En el mes de marzo de 2020 alcanzaron las 500.000 pruebas semanales.
Se optó, no por pruebas masivas sino algo más selectivo siguiendo las directrices del Instituto Robert Koch. La capacidad diagnóstica alemana alcanza en la actualidad 1.500.000 PCR semanales. El análisis se realiza junto a otras medidas y no como un fin en sí mismo. Junto al empleo de mascarilla, distancia de seguridad e higiene, se ha añadido la ventilación de espacios cerrados para este otoño-invierno de 2020.
En otros lugares han elegido otros procedimientos.
Taiwán ha prescindido de pruebas masivas y confinamientos. La transparencia gubernamental ha sido esencial para obligar a los ciudadanos a fidelizar las instrucciones recibidas. La tecnología ha jugado un papel crucial: geolocalización, inteligencia artificial, big data y medidas de intendencia como disponibilidad de máscaras en todo momento. Nueva Zelanda se inspiró en estas medidas con resultados satisfactorios.
Corea del Sur, ha sido el país más eficiente en gestionar la pandemia sin necesidad de confinamientos. Los cinco puntos fundamentales, resaltados por el analista Guy Sorman, son los siguientes:
1.Intervenir en el momento justo.
2.Estrategia uniforme y sistemática en todo el territorio.
3.Rastreadores y geolocalización personal.
3. Test masivos por colaboración gobierno-biotecnológicas nacionales.
4.Comunicacion clara, precisa y rigurosa.
El curso de los acontecimientos arroja un resultado sugestivo. Se vence al virus aplicando disciplina social, transparencia pública y tecnología. Pero las rutinas, la oposición al cambio, persisten, impermeables a un medio hostil y mutable. Herber Spencer afirmó en 1855 la idea de la evolución como la supervivencia de los más capaces ante un medio anómalo y cáustico. Y a ese razonamiento debemos dirigir nuestras conductas.