Los agoreros que en todos los lugares hay, y en España también, especialmente por la concentración de profetas del desastre que nos habitan; se habrán alegrado del comunicado realizado por la Comisión Europea. El órgano europeo ha dicho que nuestro país ya no podrá exhibir que es la economía de la Eurozona que crece con mayor vigor, habiendo pasado a ocupar la posición 17ª, rebajando la previsión de crecimiento del PIB al 4,6%, desde el 6,2% de estimaciones anteriores.
Pero al tiempo que la salida de la crisis generada por el coronavirus Covid-19 está perdiendo vigor con volátiles efectos en diferentes lugares dependiendo de las consecuencias del incremento de los precios de la energía, el atasco en el comercio de mercancías, la falta de chips y otros condicionantes. España, la economía número 14 del mundo, lidera el ranking mundial en la lucha contra la pandemia, manteniendo una incidencia más baja que sus vecinos europeos.
Claro que lo anterior tiene mucho que ver con otro liderazgo por el que España ha peleado, con éxito, cual es el de mayor porcentaje de su población con la pauta completa de vacunación, por encima del 77%, solo superado por Portugal (85%), Emiratos Arabes (82%), Malta (81%) e Islandia (80%); y en este dato hay un componente importante de planificación y logística para hacerlo posible, pero también de predisposición de la ciudadania para ser, y hacerse, responsable respecto de la salud del colectivo del país.
Además España es reconocida como uno de los mejores países para vivir, con variables físicas como su clima, su gastronomía o su estilo de vida, pero también con otros componentes como, a pesar de todo lo que se suele decir y comentar, la calidad democrática de sus instituciones, acreditada según The Economist en el ranking de países en el Índice de Democracia de 2020. En ese ranking uestro país es reconocido como uno de los veintitrés considerados como “democracia plena”, aún en la posición 22ª, rango que no alcanzaron Francia (24ª), Estados Unidos (25ª), Portugal (26ª), Israel (27ª), Italia (27ª) …o Bélgica (36ª) sede de numerosos tribunales y estamentos comunitarios.
Frente al ruido generado por la bronca política que domina los informativos, tanto de radio como de televisión y monopoliza las portadas de los medios de comunicación, nuestro país, España, es líder mundial en esperanza de vida, solo superado por Japón. Encabeza los rankings mundiales en extensión de su modelo de protección sanitaria, envidia del resto del mundo a pesar de los recortes sufridos en los últimos años, igual que lo hace en parámetros como en fecundación asistida, donación y transplantes de órganos, detección prematura del cáncer, en energías limpias como la eólica y la fotovoltaica, en número de banderas azules ondeando sobre nuestras playas.
Tercer país del mundo en patrimonio cultural, según la Unesco, tras Italia y China; potencia teatral desde los tiempos del siglo de Oro, potencia mundial en robótica social, en tratamiento de aguas, en redes de trenes de alta velocidad y en concentración de locales significados con la más alta calificación dentro el sector de la restauración. Si hay una vida que merece ser vivida, es en España.
Todo lo anterior sin olvidarnos del peso del idioma español en el mundo, el segundo más hablado en el sumatorio de los cinco continentes de esta planeta llamado Tierra. La eclosión de campeones españoles en el deporte mundial, desde el motociclismo al tenis, compitiendo con los mejores en futbol y baloncesto, destacando en bádminton, gimnasia rítmica o natación sincronizada, y abonados a los ‘metales’ en cualquier competición internacional por equipos, sea en balonmano, waterpolo o hockey hierba, así como en remo, piragüismo, judo o kárate, pero además España es el país con menor violencia de género en Europa, tercero en el dato de menos asesinatos por cada cien mil habitantes y, junto a Italia, el menor en tasa de suicidios.
España es un gran país, y lo es desde hace mucho tiempo, con épocas mejores y peores, como todo en la vida, con muchas cosas por mejorar, por supuesto, con rasgos en los españoles que a veces nos limitan, incluso en los éxitos. Démonos un respiro, cierto es que tenemos los líderes que tenemos, también perfectamente mejorables, pero créanme, a pesar de todo, son muchos más los ciudadanos del mundo que querrían vivir en España que los que no. Seamos ponderados, exijamos corregir lo que no se hace bien, pero seamos conscientes de que es y quienes somos, España y los españoles en el mundo, consecuencia del buen hacer y mérito de tantos y tantos millones de ciudadanos despegados del cortoplacismo de la lucha política y que, en cada día, se concentran en cumplir con su obligación, con el talento a su alcance y con mucho esfuerzo. Trabajando y ‘tirando del carro‘.