El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Centro de Emergencias de la Generalitat valenciana, en l'Eliana.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Centro de Emergencias de la Generalitat valenciana, en l'Eliana. Efe

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Riadas mortales y silencio parlamentario

Antonio Sánchez
Publicada

Acaban de suceder ciertos hechos que marcarán el 30 de octubre de 2024 como un hito en el tiempo que por su trascendencia muchos tardaremos en olvidar, aunque tristemente otros ya nunca podrán hacerlo. Mi más sentido pésame y apoyo a todas las familias que han perdido algún familiar en estos catastróficos sucesos.

También quiero expresar mi solidaridad con todos aquellos que han sufrido la pérdida de sus hogares, coches, o sus pertenencias, y espero que Pedro Sánchez cumpla, aunque sólo sea por esta vez, las promesas que ha realizado en nombre propio y del Gobierno de España. Ha asegurado que va a poner todos los medios necesarios y durante el tiempo que haga falta, tanto nacionales como de la Unión Europea, para que los afectados puedan recuperarse lo antes posible de este trágico embate de la naturaleza.

Señor presidente del Gobierno, ¿ahora cómo hacemos si estamos con los Presupuestos prorrogados, a punto de finalizar el año y sin un euro por ningún lado?

También ha prometido elocuentemente un "no os vamos a dejar solos", y sobre esto me gustaría preguntarles qué opinan a las familias que siguen en situación precaria en La Palma tras haber perdido sus hogares y sustento después de más de dos años desde aquel otro desastre.

Aprovecho esta ocasión para recordar a las 142 personas que murieron por la riada de San Policarpo a su paso por Salamanca por la crecida del río Tormes en enero de 1626; a los más de 1.000 personas que murieron a consecuencia de la riada de Santa Teresa en Murcia y Orihuela por inundaciones ocurridas en octubre de 1879, que arrasaron el valle del Guadalentín y la vega del Segura; a las 21 personas que perdieron la vida en Málaga por la riada de septiembre de 1907; a las 81 personas que perecieron en la gran riada de Valencia por la crecida del río Turia en octubre de 1957; a las más de 800 víctimas mortales que dejó la riada del Vallés en las localidades de Tarrasa, Sabadell y Rubí por intensísimas lluvias que causaron la crecida de los ríos Llobregat, Besós y sus afluentes en septiembre de 1962; a las más de 150 víctimas mortales que dejó de nuevo el río Guadalentín en una de las peores inundaciones de la historia de España en los municipios de La Rábita y Puerto Lumbreras que quedaron arrasados por la llamada riada de 1973; a los más de 30 muertos causados por las lluvias torrenciales en las provincias de Valencia, Alicante y Murcia que provocaron la rotura de la presa de Tous en octubre de 1982; a las 86 personas muertas, más un niño desaparecido en las inundaciones que provocaron la riada del camping de Biescas en agosto de 1996; a los 8 muertos y 12 desaparecidos en la riada de Tenerife ocurrida en las inundaciones de marzo de 202; y más recientemente a las 5 vidas que se perdieron en las inundaciones del Levante producidas por las lluvias caídas los días del 16 al 19 de diciembre de 2016 sobre el sudeste peninsular afectando a zonas de la Comunidad Valenciana, Murcia, Almería y Baleares.

Y ahora, de nuevo hemos sido azotados duramente por otro inclemente fenómeno de gota fría, donde llevamos contabilizados más de 95 fallecidos y decenas de desaparecidos. Tristemente dramático.

Mientras tanto, vemos cómo las fuerzas políticas suspenden la actividad parlamentaria de las Cortes Generales lo que resta de semana como señal de duelo, según parecen inferir.

Y yo me pregunto, ¿y a qué se van a dedicar los 350 señores diputados y los 266 señores mientras estén las Cortes suspendidas? ¿Es de recibo que los que en los momentos de crisis graves como los que estamos viviendo se suspenda la actividad parlamentaria cuando es el momento de legislar con mayor celeridad? ¿Pero estos señores de verdad que nos siguen tomando por tontos?

En mi opinión, como ciudadano español que soy, los políticos deben de estar reunidos en pleno sine die hasta que se determinen las medidas y medios que se deben activar y poner al alcance de las FCSE y de los territorios afectados de manera inmediata, legislar en consecuencia y no dejar en el más absoluto silencio el Congreso de los Diputados y el Senado, que es como cerrar la boca al pueblo, que es lo que de facto han hecho.

Por otro lado, el Gobierno ya debería haber tomado acción, tan prestos y diligentes como lo han estado para aprobar la convalidación del Real Decreto-Ley para parasitar la RTVE. ¿Lo sucedido no es suficiente para decretar un estado de alarma? ¿O no estima el gobierno como supuesto de hecho habilitante lo sucedido para estimar la extraordinaria y urgente necesidad?

Señores, déjense de historias, déjense de cuitas partidistas, pónganse a trabajar para resolver los problemas de la ciudadanía y poner toda la maquinaria del Estado en funcionamiento para ayudar a las gentes que han perdido a sus familiares o que han perdido sus casas.

Señores diputados y senadores, no vayamos a pensar que ustedes han cerrado los parlamentos para no hacer nada, con la que está cayendo, nunca mejor dicho.

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