De un tiempo a esta parte se están produciendo ciertos cambios significativos en los comportamientos habituales del ciudadano medio español. El último cambio advertido es la sustitución de la hora de comer, que hasta ahora y tradicionalmente venía siendo entre las 14.30 y las 15.00 horas, por la hora de circo y palomitas.
Esto viene dado, según mis observaciones, porque a las 15.00 empieza la función de circo y lo suyo es hacerlo con un buen copón de palomitas en la mano y recogidos en el sofá de casa. Todos esperamos con impaciencia que comience la sintonía que indica que da comienzo el telediario, ahora nos avisa de que comienza la función de circo.
La maestra de payasos doña María Jesús Montero ha declarado a los medios en la puerta que da acceso al hemiciclo que venían trabajando desde hace muchos meses con los maestros de fieras de Bildu para la modificación de la llamada “Ley Mordaza”. Y con una expresión de complacencia ha dicho que ellos mismos, como si con ella no fuera la cosa, han decidido presentarla a través de rueda de prensa en la sala de comunicaciones circenses donde los payasos, monociclistas y funambulistas graciosos, rimbombantes o atrevidos, también llamados portavoces de los grupos o diputados del congreso, suelen hacer proclamas monologuistas ante afanados periodistas que intentan conseguir alguna respuesta de ellos (algunos no lo consiguen).
A todo ello, el español medio se atiborra a palomitas en su casa entre abucheos, gritos y soflamas, aunque también hay que reconocer que en determinadas ocasiones también entre risas, pero estas últimas son las menos. Mi observación no ha determinado si estas risas son producidas por la hilarancia del monólogo, son de origen nervioso o por no llorar. Todo un espectáculo, deberían cobrarnos por ello. ¿O ya lo hacen y es eso a lo que llaman impuestos?
Después de la sección de la maestra de payasos, entre expresiones de asombro por un lado y ajetreadas focas aplaudidoras por otro, se da paso al maestro de acróbatas. De fondo sonaba la alocución del policía nacional Iván Fuentes, condecorado por una acción en la que salvó la vida de una mujer, en la que retrataba al maestro de acróbatas don Fernando Grande-Marlaska manifestando que el camino de la convivencia social pacífica pasa por que las fuerzas del orden persigan a los criminales que huyen por la comisión de delitos o por quebrar las normas tanto escritas en la ley, como tácitas dadas por la moral y no suceda al contrario.
Con la modificación de la ley, los miembros de las FCSE se verán huyendo más habitualmente, tendrán que adaptarse para dar nuevos saltos y piruetas para librar adoquines e insultos. Además, contarán como herramientas para la lucha antidisturbios con su sonrisa, tono de voz conciliador bajisonante y, como extra, dispondrán de un ramo de flores que encima será de plástico, para que les dure.
También, y con la aquiescencia del maestro de acróbatas don Fernando, les han sido retiradas las pelotas a sus acróbatas. Ya no tendrán pelotas para enfrentarse a las turbas de delincuentes cuando perturben a la sociedad. Lo que se han reído los maestros de fieras de Bildu, se partían de risa. La gente normal no tanto.
Para terminar, el maestro de ceremonias don Pedro Sánchez Pérez-Castejón, nos ameniza todos los días con su gran sombrero de copa lleno de aves de rapiña y su infinita imaginación y creatividad. España goza del circo con más pistas del mundo desarrollado al que de momento seguimos perteneciendo, es espectacular.
El maestro de ceremonias posee un don especial para la innovación política como nunca hasta ahora se había visto, siempre hace o presenta algo nuevo que nunca había sido visto hasta la fecha. Cuando no nos ameniza con los devenires judiciales de su mujer, lo hace con la procrastinación de su hermanito, también con nuevas e imaginativas perversiones democráticas, desmanes legislativos, desprecios a los poderes del estado o incluso con fuegos de artificio obturando todo lo anterior, vaya personaje.
A estas alturas ya nos hemos comido dos o tres copones de palomitas, pero para rematar la función diaria del circo del surrealismo y la idiocia, por si no hubiéramos tenido bastante, el maestro de ceremonias hace salir de vez en cuando al bufón, que no es otro que el personaje circense más inepto, zafio y felón después de su él mismo, pero el más fiel. Estamos hablando del bufón Félix Bolaños, que hace las delicias de conocidos y extraños con sus cabriolas y gracietas. Siempre nos ameniza el final de la función con alguna de las suyas, donde convierte el ridículo y lo absurdo en entretenimiento.
Finalmente, siempre nos recuerdan que hay un nuevo pase para la función de las 21.00. La función del mediodía acaba y resuenan de fondo los aplausos de las focas, las tonterías de los payasos, rugidos de fieras, lamentos de los acróbatas y abucheos de todos nosotros, hartos ya de palomitas y de que nos tomen por imbéciles.