Este jueves La isla de las tentaciones ha estado marcada por las hogueras. Tanto las de ellos como las de ellas. Aquí ya está todo el pescado vendido y reina entre los concursantes -entre casi todos, importante matiz- la ley del 'y tú más'. Yo he pecado, sí, pero tú también. Estamos en tablas, parece el mantra que se han aprendido casi todos. Los cuernos ya habitan en todas las camas cual cabeceros y nadie puede reprocharle nada a su compañero sentimental. En fin, antes de meternos de lleno en las hogueras, el programa ha empezado con el drama de Lucía, Lola y Carlos, tras su noche en la misma cama.
Saben que Lola traicionó a Lucía, su amiga Lucía, besándose y toqueteándose con Carlos -su tentador- bajo las sábanas. Pues bien, al día siguiente, tanto Lola como Carlos le cuentan una versión diferente a la pobre Lucía. Él le dice que sí hubo algo, Lola que no, que se lo ha inventado todo. Lucía se encara con Carlos: "No soy tonta. La próxima vez me echas fuera. ¿Qué hago yo ahí? ¿Pinto algo? Tan amiga que es de mí (Lola), me lo podría haber dicho. Mi mejor amiga se lía contigo, como si no tuviera suficiente con Manuel".
¡Se acabó la amistad y lo entiendo! "Lola me esconde cosas, no me lo creo todo lo que me dice", se desahoga con el programa. Carlos, al menos, es sincero: "Lola no quería que se supiera el magreo para evitar cuchicheos en la casa. Yo lo conté a una o dos personas y todo se desmadró". Total, que Lola se ve en la obligación de hablarlo con toda la casa, porque Lucía se lo había contado a todos y le hacían el vacío: "Me da cosa reconocerlo, me quería meter bajo la tierra. Ayer Carlos y yo tuvimos un poco de mamoneo. La perjudicada soy yo porque tengo pareja y tengo que dar explicaciones. No quiero malos rollos con nadie".
En fin, que parecía que su amistad había tocado a su fin cuando en la hoguera de ellas Lola se ha roto al ver a Lucía deshecha en lágrimas y temblores por Manuel. "Aquí me tienes para siempre; si te hago daño, perdóname. Igual no sé apoyarte como lo necesitas", le ha dicho, cogiéndole de la mano. Y me la he creído. ¡Viva la amistad, pero también el fallo, el defecto! Eso sí, Lucía no olvida. Ni perdona.
La hoguera de ellos
Manuel, ¡cómo no iba a ser él el primero! Arranca la cosa bien: "Me siento mal por el daño que puedo provocar, pero no voy a dejar de hacer lo que estoy haciendo porque me siento bien. Ya hablaré con ella, daré la cara para dar explicaciones. Ese día le hablaré con el corazón. Me gustaría verla disfrutar, que estuviera bien y que se olvide de mí porque soy el que he metido la pata". Hasta aquí, más o menos.
Tras ver a Lucía bailando como "un putón verbenero", como ella se ha definido, Manuel esboza una sonrisa satisfactoria que no puede esconder, y suelta, orgulloso de verla pasarlo bien: "Se ha liberado, prefiero esto a verla hundida. Sería mala persona, pero no la reconozco, no es mi novia de tres años y medio. Viéndola bien, voy a seguir haciendo lo que a mí me dé la gana". Ni siquiera cuando ve a Lucía besarse con Carlos oculta su alegría. En su mente parece que se lee 'por fin tengo campo abierto', ¡como si alguna vez lo hubiese tenido vedado!: "Se está convirtiendo en un partido de tenis. Está haciendo lo mismo que yo". Qué jeta tiene.
Rebajemos tanto falserío con algo de verdad. ¡Hugo! "Tengo ganas de ver las imágenes. Espero encontrarme una Lara que se deje llevar y que me respete. Si no los pasa, yo tendré la puerta abierta". Y añade: "Que piense en mí y que la quiero con locura". El programa le informa de que no hay imágenes de Lara para él, y Hugo se lo toma como el caballero que es: "Yo ya quiero creerme que todo es positivo, que no está haciendo nada del otro mundo". ¡El amor existe, claro que sí!
Y qué me dicen de Jesús. Con la imagen que yo tenía de él inicial y ahora lo veo igual de falso que Manuel. O peor. Ojo que esto no quiere decir que me crea a Marina, pero tampoco a Jesús. Tras ver cómo Marina rompe su foto, sostiene: "Estoy flipando, me duele más esto que verla en la cama. Me enseñas imágenes en la cama y no me duele tanto como esto. Un tren me acaba de arrollar". No sé, no sé, Jesús. Sigues sin cuadrarme.
Lo de Diego me ha parecido muy fuerte. Por parte de él, y también del programa. Venía él entusiasmo porque Lola había estado llorando por él horas antes -sin saber él nada del tema Carlos, claro-: "Las imágenes empiezan bien. No ha sido tan fuerte como yo, que me lie con una chica. Estas imágenes me tranquilizan. Ahora tengo un debate interno si perdonar o no. Ayer me emocioné cuando la vi hablar de mí".
Y tras ver más vídeos en los que Lola está hecha un manojo de lágrimas, y es un alma en pena por la villa -insisto, no le ponen imágenes de una Lola, digamos, más animada, ya saben-, Diego pide una hoguera de confrontación: "Si se puede hablar con ella, yo quiero hablar. Quiero una hoguera de confrontación. Lo necesito yo y ella también. Es una persona que es más floja de cabeza. Si sigue así va a estar hundida en la mierda". Claro, ha pedido la hoguera antes de terminar la sesión de imágenes de Lola. Estas se cancelan automáticamente. La torpeza de Diego que le saldrá muy cara. ¿Si hubiera visto el vídeo de Lola con Carlos en la cama habría pedido la confrontación de igual modo? Lo dudo.
Total, que tras las lágrimas de Lola en confesión con Sandra Barneda (45), llegó el momento de la verdad. ¡Lola sí acude! Se abrazan, se lloran, se desean amor. Ella, temblando. Dicen que se quieren. Lola no se cree que él esté tan tranquilo... Claro, ¡porque no lo ha visto todo! ¡Lo mollar! Se masca la tragedia. "He hecho cosas peores", empieza ella a allanar el terreno. A achicar agua. "¿Como que peores? ¿Un beso?", pregunta él, ingenuo, con un hilo de voz. Silencio. El espacio llega a su fin. Próximamente, más. ¡Cómo ceban!
¡Más cosas! Raúl vive un drama, y esta vez creíble. Menudo desgarro, hondo dolor el que he visto en su hoguera! El chaval lo ha pasado fatal al ver a Claudia tontear con Tony más de la cuenta, y se ha roto, como nunca: "La estoy viendo demasiado bien con Tony, como si estuviera conmigo". Y añade: "No la reconozco, se le está yendo la olla. Si ella sigue así, yo estoy fuera del rollo". Me lo he creído y sí, me he emocionado con Raúl, con su dolor, con sus lágrimas. Está hecho polvo y empatizo mucho.
La hoguera de ellas
Lo de Marina sigue siendo de Óscar. Cuando escucha a Jesús decir que algún día le dará las gracias a Isaac por abrirle los ojos en su relación, Marina vuelve a indignarse como solo ella sabe hacerlo: a lo actriz mala de Antena 3 en la tarde del domingo. "Me he dado cuenta de que no quiero estar con él. Estoy harta de estar cohibida. He seguido con él por no hacerle daño y por mi entorno. Es muy diferente a mí. Me cohibía mucho a la hora de vestir y de salir. He estado muy enamorada de él, lo quiero mucho, lo he intentado, pero las personas no cambian".
Sobre Stefany se pone flamenca, saca morro y se atusa el pelo con suficiencia. ¡Viva la sororidad!: "Estoy tranquila porque no tienen ningún futuro. Ella no siente nada por él". Ve imágenes de Jesús con Stefany besándose, y asegura, bravucona: "No me duele. Ella va picando de flor en flor y se ha quedado con él porque es su última opción". Hace autocrítica a medias, ojo al juego de palabras que se marca. ¡Pareciera un guion escrito por su madre!: "He tenido mis fallos, pero él decidía perdonármelos. Y cuando volvíamos, siempre eran reproches por su parte".
Lucía no levanta cabeza: "Sigo mal, en general no me encuentro bien. De repente he estado bien como mal, y me tiro horas llorando. No lo puedo evitar". Ve imágenes de Manuel hablando de lo mal que lo ha pasado en la relación durante años. También cómo no para de besarse por todas las esquinas con Fiama, y Lucía se sulfura y llora: "Me cago en su puta madre". Tiembla, toda ella tiembla, le va a dar algo casi: "Yo no quiero verlo, no quiero nada. Me he sentido como una mierda. He perdido mi tiempo. Asumo mis defectos, sé que tengo mala boca. ¿Que lo he tirado por tierra? Lo tiré cuando me ha hecho daño, no antes". Y toma la decisión más acertada: "No quiero ver más imágenes. No quiero que me haga más daño".
Cerramos con Lola. No se halla, hace tiempo que está fuera de su eje. "No sé qué me está pasando aquí, si me estoy dejando llevar por mis sentimientos. Yo he perdonado muchos errores, me gustaría que cuando cometa yo alguno me lo perdonaran también". Esa reflexión me ha gustado: que te perdonen tanto como lo haces tú. Lola está hecha un lío, desubicada, preocupada por todo y por nada a la vez. ¿Acaso no hemos sido Lola alguna vez?
[Más información: Tentaciones: la sucia traición de Lola a Lucía bajo las sábanas, ¡ya no se respeta ni la amistad!]