Hacía mucho tiempo que no sabía por dónde empezar a escribir en un blog. A qué darle prioridad y a qué no. Juro que he escrito y borrado palabras sin parar. Y así, en bucle: escribir, borrar, escribir, borrar. Porque cuando ya creía haber dado con algo, levantaba la vista del ordenador y lo que veía en la televisión me dejaba más noqueado aún. Qué pedazo de programa el de La isla de las tentaciones de este jueves. Creo no equivocarme al decir que ha sido el mejor de toda la edición. Nutrido, trepidante, con todos los ingredientes para engancharte al televisor y maldecir la publicidad.
Tomate, mucho tomate, que diría Manuel. Voy a hacer un resumen rápido para los que tengan prisa y no puedan quedarse al resto del texto -hacedlo, merece la pena-: Manuel y Fiama han sido pillados teniendo sexo en el baño, sin cámaras, algo que está prohibido y por lo que Manuel ha sido debidamente castigado; Lucía está celosa de que Lola esté tonteando con Carlos -al que después del beso se lleva a la cama- y busca sentir emociones en los brazos de Isaac, el tentador de Marina; Diego se ha besado con Carla y, encima, el pobre se siente mal a la par que gallito por haber dado ese paso.
Ah, esperen, que se me olvidaba: Marina e Isaac también han tenido sexo bajo las sábanas. Y no se crean que quietecitos, no, no. A lo grande. "Ha pasado lo que tenía que pasar", dice Marina. Bueno, ¡vamos al ajo, que hay tela que cortar! Nos quedamos la semana pasada en lo más alto, con la hoguera de Lola y Diego, en el momento en que este descubre lo que había hecho Lola con Carlos: esos tonteos -ahora pueriles a mi entender- bajo las sábanas.
Ojito, que el pobre se piensa al principio que el del vídeo es Simone. "Alucino, la verdad. No sé si me pellizcan y es un sueño y estamos todavía en León. Da como vergüenza ajena. Yo di el primer paso, pero ahí has estado encima de él. Te agarraba el culo". Cuando le hacen ver que no, que era Carlos, su cara es un poema: "Ya si lo has hecho con otro, ya..." Lola se excusa, su mente maquina la salida: "Aquí estoy haciendo cosas que no sé por qué las hago, no me he acostado con él. Solo hubo cosas".
Diego, calmado, le responde: "Siento decepción y odio, creo que esto se va al garete". Ella, patética, absurda, da el peor de los argumentos, el más feo y denigrante hacia la mujer: "Ha sido un descontrol de mi cabeza, no es justificación, la edad, las hormonas alteradas, y caí en el error de hacerlo... ¿No entiendes que estoy como un pollo sin cabeza?". Mira, Diego tiene sus cosas, que las tiene, pero ha usado la mejor arma: la de la tranquilidad y, sobre todo, la de entonar el mea culpa con sus errores. ¡Ha desarmado a Lola!
Y ella, acorralada, ha tirado de la lágrima: "Esta es la persona que yo quiero ver, la persona que admite errores, y creía que no la iba a ver más. Estaba metida en una burbuja y no he sabido gestionar bien mis actos. Espero que me perdones en tu corazón". Diego le ha hecho ver, con toda lógica: "Perdonar de volver, no sé si lo voy a conseguir. Pero voy a aprender a perdonar y no guardar rencor". Al final de esta hoguera, ambos han decidido continuar en sus villas, probarse y no regresar a España. "Prefiero continuar para demostrarle que sigo enamorada de él y que lo quiero", dice ella. "Soy una persona que me tomo mi tiempo para decidir, lo mejor es seguir en las villas y ver qué pasa con Carla", dice él.
Durarán lo que un perro en misa. Si es que, esto de las hormonas es así de cruel, ¿verdad, Lola? Bueno, bueno, siéntense, que viene lo mejor. ¡Manuel y Fiama! Que se pasaban el día besándose por las esquinas, lo sabíamos. "Manu y yo estamos en un punto bonito y cuando estás ahí te apetece hacerlo todo. Pero vamos a frenar porque no queremos hacer daño", esto dice Fiama. Atención a eso del respeto y del no hacer daño. A las pocas horas, ambos se van al baño y tienen sexo. Lo hacen en una zona sin cámaras, ¡cuando está prohibido!
"Los ruidos se pueden interpretar de muchas maneras, lo mismo estaba yo tocando las palmas", dice primero Manuel para luego reconocer la evidencia: "Hemos tenido tomate en el baño y lo hemos tenido". Y aquí viene lo que censuro con toda mi alma, el comentario deleznable y asqueroso del troglodita este. Así se jacta con sus compañeros 'después de', en un grupo en el que hay mujeres. Matiz importante. "Y me dice ella 'voy a lavarme los dientes' y le digo yo 'pues te voy a dar la pasta'". Todos ríen a mandíbula batiente. Ellos y ellas. ¿De verdad? Flipo bastante. "Aquí todo el mundo tiene sexo y es algo muy normal en la vida", se despacha Manuel.
Al día siguiente, Fiama llora porque se siente mal por Lucía: "Me siento que no he sido empática con la novia de Manuel. Una cosa es un beso y otra que pase más..." Ya es tarde, señora, que cantaría Jurado. Por cierto, Sandra Barneda le lee la cartilla a Manuel: "No has respetado las normas y tendrás que asumir las consecuencias de este error". El castigo no era otro que no poder ver imágenes de Lucía, dándole la oportunidad de hacerlo a sus compañeros. ¡Como si le importara a él lo que hace Lucía! Se la resbala. También la presentadora les ofrece en una visita a los chicos la posibilidad de desactivar la alarma de la tentación y ellos, al unísono, deciden hacerlo. La imagen reventándola es muy bonita. (ironía modo on)
Lo del trío este de Lola, Lucía y Carlos me alucina. Lucía está celosa, no de Carlos, sino de que Lola le haya quitado a Carlos, que es diferente. También siente rabia por que él se fije más en Lola y no en ella. No es consciente de que simplemente están hechas de otra pasta. Y Lucía se fuerza y esfuerza, inútilmente. Y se acerca a Isaac, el profesional del amor. Van de amigos: solo me creo la amistad de ella, él se arrima y se cuela... ¡Vomitivo! Sabe cuáles son sus armas y cómo usarlas. Total, que las amigas, Lola y Lucía, ya no lo son tanto. Lola se aparta del grupo y del mundo, solo existe su Carlos. Y termina pasando lo evidente: sexo bajo las sábanas.
Las hogueras
En lo que respecta a la hoguera de ellos, me quedo con tres momentos. Por un lado, la emoción de Hugo al hablar de Lara. ¡Qué bonito! ¡Esas lágrimas! Están enamorados y me lo creo. Ya lo dije en otros blogs, sorprenderá mucho y para bien. "No me gustan ver estas imágenes, pero dentro de lo malo, me conformo. Hasta ahora fui un cabrón con ella, sinceramente, pero voy a luchar por ella". Y se rompe. También destaco el momento en que los demás compañeros ven las imágenes de Lucía para luego describírselas a Manuel. "Vas a flipar", le dice Jesús. "Yo creo que te vas a reír", dice Diego. Estoy más con esta última sensación, como dije antes.
¡A Manuel se la resbala Lucía! Y por último, Diego. Ve los besos de Lola con Carlos en la piscina y al volver del vídeo, comenta: "No entiendo nada, no sé qué tipo de producto echan en esa piscina. Cada vez que entra alguien se le va la cabeza". Continúa viendo escenas donde Lola y Carlos se besan, dudan si dormir juntos: "Me parece un chiste, me lo tomo a risa. Puede hacer lo que quiera. Agradezco ver estas imágenes. Me llevo el cambio personal de mí mismo". Y finalmente.... ¡booom! Le muestran el sexo bajo las sábanas: "No sé, ella no me preocupa, porque no se lo merece. Ha llegado a un punto extremo al que yo no voy a llegar aquí".
Vámonos con ellas. ¡Lucía! Ha tenido que escuchar claramente unos sonidos que le han hecho estallar. Tras varias semanas negándose a ver más imágenes de Manuel, Sandra le ha anunciado que esta vez sí, que le tocaba pasar por el viacrucis. La sorpresa llega cuando se ve cómo Manuel y Fiama se marchan al baño sin cámaras y se produce el jadeo, el sonido rítmico. Y el enfado morrocotudo de Lucía.
"¡Ya! ¡Para! Pero, ¿esto qué es?", asegura Lucía mientras escuchaba los ruidos de fondo. "No voy a aguantar más humillaciones de este ser asqueroso. Se acabó, he llegado a mi límite. ¡Fin!", confiesa antes de levantarse y abandonar la hoguera. Solo os digo que le pide una hoguera de confrontación para el próximo programa. Y hasta aquí, el de hoy. ¿A que venía cargadito?
[Más información: El bullying a Lola, la insólita reacción de Diego y Rubén, el coach pícaro de Tentaciones]