La gran diferencia entre concursantes anónimos y famosos en los programas de TVE y de Mediaset

La 1 ha ido poco a poco desvelando en las últimas jornadas el nombre de los concursantes de El Conquistador, una de sus grandes apuestas para la nueva temporada. Se trata de un reality extremo que ha tenido mucho éxito en la televisión vasca, y que ahora salta a la nacional de la mano de Julian Iantzi y Raquel Sánchez Silva. Sin embargo, gracias a una de sus promos, los espectadores han reconocido antes de que se anunciase a una de sus participantes: Pepa Sanz, también conocida en la pequeña pantalla como Pepitator.

Pepa es entrenadora personal. La vimos en Got Talent demostrando su fuerza, y allí la reconoció Jorge Javier Vázquez, pues le había puesto en forma con anterioridad. Más tarde fichó por Sálvame, y protagonizó una sección en la que ayudaba a Anabel Pantoja a perder peso; allí fue donde se ganó el apodo de Pepitator. Y después tuvo una sección para buscar novio, que se llamó Un novio para Pepicienta.

Lo llamativo del caso es que Pepa ahora se nos presenta en La 1 como una persona anónima, y eso deja claro que en el universo de TVE y el de Mediaset la línea que separa al desconocido del celebrity, el famoso o el VIP, como prefiramos llamarlo, es abismal. Porque a Pepa perfectamente habríamos podido verla en cualquier concurso de la que fue su casa televisiva en calidad de famosa, como por ejemplo, Supervivientes.

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Si echamos la vista atrás, en Maestros de la costura 2 vimos como concursante a Lara Sajen, que tenía suficientes méritos para poder ser catalogada de famosa. Fue bailarina de Fangoria, tuvo un grupo con Topacio Fresh, ha participado en series y películas, e incluso fue portada de Interviú. Sin embargo, ella participó como aspirante al uso, sin la etiqueta de la popularidad. Luego ya sí aprovechó la misma para ir, como celebrity, a Supervivientes de Telecinco.

Lo mismo podríamos decir de ciertos perfiles de MasterChef, como Luca, el polémico TikToker de la última edición, quien ya tenía una base importante de seguidores antes de entrar al concurso. Sin olvidar a aspirantes que intentaron entrar, sin éxito, en las cocinas de Jordi Cruz, Pepe Rodríguez y Samantha Vallejo-Nágera, como Nuria, la madre del vídeo viral de “su primer Luisvi”, o la actriz Mónica Bardem, hermana de Javier, que lo intentó en la temporada de 2020, pero no consiguió el delantal blanco que la convertía en concursante de pleno derecho.

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En el universo de Telecinco, sin embargo, da la sensación de que Pepa, Lara, Luca y compañía podrían haber encontrado un hueco en un concurso cuyos concursantes son famosos. Y es que en formatos como Supervivientes, GH VIP, Pesadilla en El Paraíso o ¡Vaya vacaciones! vemos a menudo personas que se nos venden como rostros conocidos, pero que pueden resultar totalmente anónimos para una parte importante del público.

¿Alguien recuerda por ejemplo, a Yolanda Jiménez, Mari Carmen Torrecillas o Fernando Marcos de Supervivientes y por qué eran conocidos, famosos, solo con leer el nombre? ¿Era VIP Laura Matamoros cuando entró en GH VIP, si de ella se sabía nada que era hija de Kiko Matamoros y poco más? ¿Te convierte en celebrity haber trabajado en casa de una persona famosa, como le ocurrió a Dulce Delapiedra?

La duda que está ahora en el aire es qué clase de famosos meterá Telecinco en la nueva edición de GH VIP. De momento, el único nombre confirmado es el de la reportesa Sol Macaluso. Esto nos invita a pensar que ese modelo de rellenar los castings con exparticipantes de otros formatos (MyHyV, Got Talent, La isla de las tentaciones…) parece ya caduco. Ahí está el ejemplo de ¡Vaya vacaciones!, que ha pasado con más pena que gloria, por no tener personajes que sean interesantes para un público mayoritario. Que pueda enamorar a quienes son seguidores del reality por excelencia, pero que también pueda seducir al que consume otro tipo de televisión. Algo que a Mediaset le hace una falta enorme, dada su actual crisis de audiencia.