Javier Zurro
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El cine francés siempre se pone como ejemplo de todo. De calidad, de modelo de financiación, de defensa de la cultura, de apoyo institucional, de amor por lo propio… No hay país que no tenga envidia de cómo funcionan allí las cosas. Sin ir más lejos el año pasado las películas del país vecino volvieron a superar los 100 millones de entradas vendidas en todo el mundo y los 70 dentro de sus fronteras. Unos datos increíbles que demuestran su músculo industrial y la vigencia de un sistema que defiende el cine con uñas y dientes. Uno de los organismos encargados de ello es Unifrance, responsable de la promoción internacional del cine francés, y cuyo Director General Adjunto, Frédéric Bereyziat, ha atendido a EL ESPAÑOL para analizar el estado de la industria cinematográfica.

Bereyziat ha acudido a Madrid para la inauguración de la tercera edición de 'Tu cita con el cine francés', el festival en el que se presentan las apuestas galas que desembarcarán en España los próximos meses. El director de Unifrance alaba desde la azotea del Hotel ME a nuestras películas, que califica de “audaces y capaces de tomar riesgos”, mientras explica las claves de su exitoso modelo.

El director general de Unifrance en el Hotel ME. Dani Pozo

¿Cómo de importante es promocionar el cine nacional en el extranjero?

Creo que todos los países, excepto EEUU, se enfrentan al mismo problema: para ser visible en los cines extranjeros tienes que promoverlas de forma activa, porque de lo contrario los estudios americanos ocuparán ese lugar y no tendrás visibilidad. El mercado de EEUU es tan grande que los estudios americanos pueden recuperar los costes de producción en su propio país, pero eso es diferente para España o Francia. El mercado doméstico no te da unos beneficios suficientemente grandes como para ser capaces de conquistar el resto del mundo, así que hay que desarrollar sistemas para luchar contra ello. Si quieres existir fuera tienes que tener estos grandes proyectos para penetrar en el mercado de forma espontánea y apoyar a la industria como hace Unifrance, porque las empresas una por una no podrían hacerlo, hay que estar todos juntos.

¿Se puede luchar contra Hollywood protegiendo nuestro propio cine?

Bueno, muchos países han tenido leyes para proteger su cine. Italia está cogiendo los aspectos más positivos del sistema francés para introducirlos. En estos momentos están discutiendo un proyecto de ley para dotar con 400 millones de euros al cine italiano. Están copiando lo que nos funciona para proteger el mercado doméstico. Yo trabajaba en el CNC (Centro nacional de Cine equivalente a nuestro ICAA) y recibíamos cartas de países de todo el mundo que querían hacer sus mercados aptos para el cine nacional.

Italia está copiando los aspectos más positivos del sistema francés. En estos momentos están discutiendo un proyecto de ley para dotar con 400 millones de euros a su cine

Sabe que en España se envidia mucho su modelo de cine.

Pues estaríamos más que contentos de tenderos la mano y configurar un modelo parecido. Ha pasado en Italia. En Túnez después de la revolución había planes para construir un CNC, pero por desgracia la falta de recursos y la situación política es ahora muy complicada y han cambiado las prioridades, pero estoy seguro de que lo harán.

Ha mencionado que Italia va a dotar al cine con 400 millones, ¿sabe cuántos se dedican en España? Menos de 70.

Bueno, no soy quién para juzgar. Trabajo junto al ICAA y creo que tienen buena voluntad. Hay buenos profesionales que quieren apoyar el cine español, pero tiene que haber apoyo de los políticos y que aporten recursos, si no se cumplen estas condiciones hasta las mejores intenciones no valen para nada. Pero el número de películas que hacéis al año es increíble, a pesar de esa modesta cantidad de dinero. Creo que son alrededor de 200, hay una gran creatividad.

¿Y no cree que para un país como España, 200 películas son muchas?

No, siempre que consigas que se estrenen y les des la oportunidad de que sean vistas. Nosotros el año pasado hicimos 300 películas, la cifra más alta desde 1992, puedes pensar que son muchas pero la pregunta es, ¿hay cines y hueco para ellas?

Tiene que haber apoyo de los políticos al cine y que se aporten recursos, si no se cumplen estas condiciones hasta las mejores intenciones no valen para nada

Aquí hay muchas que ni se estrenan.

En Francia siempre llegan a las salas, es un requisito de la Ley. Si quieres ser calificado como cine tienes que estrenar, aunque para algunas películas son estrenos muy, muy limitados, sólo para cumplir. Esto, por supuesto, no es satisfactorio. Tenemos 5.500 pantallas en Francia, más o menos una de cada cinco salas europeas están aquí, es mucho, pero es que se estrenan 20 películas cada semana, por lo que el tiempo disponible para nuestra producción es cada vez más limitado, eso es un problema, importante. No tenemos problemas de producción, tenemos problemas de exhibición.

¿Cree que organismos como el ICAA y el CNC tienen que ser independientes respecto a los políticos?

De nuevo, no es mi misión juzgar a los demás. La forma en la que actuamos en Francia es que sí. Las decisiones respecto al cine las toman los profesionales, no los políticos. La CNC es el lugar donde se discuten las cosas pero no somos nosotros los que toman la decisión final. Se crea un marco de trabajo, se supervisa el proceso de discusión, pero el apoyo tiene que venir dado por tus compañeros. Si eres un productor tu proyecto será valorado por productores, distribuidores, exhibidores... Creemos que esto es uno de los elementos claves de nuestro sistema.

¿Es difícil convencer a los políticos de la importancia del cine y la cultura?

Probablemente en Francia sea menos difícil que en otros países, porque hay una tendencia general o un consenso de que la cultura debe ser importante, luego el grado de importancia depende de cada uno o de los partidos políticos. Digamos que hay una base interesante para discutir sobre esto, pero esta lucha tiene que ser afrontada muy frecuentemente para que la gente se de cuenta de que invertir en cultura es la mejor inversión, porque si no las crisis económicas provocarán crisis de identidad, y la gente se centrará en otras prioridades y perderemos todo al final. A la gente se le tiene que recordar esto.

El director de Unifrance, organismo encargado de promover el cine francés. Dani Pozo

En plena crisis bajaron el IVA de las entradas de cine, en España sigue al 21%.

Ese es el segundo pilar del sistema francés, que no se base todo en impuestos, sino que dedicamos una parte pequeña de cada entrada de cine a la industria (de cualquier película, no sólo francesas), así el sector provee sus propias fuentes. Desde que tenemos este método no necesitamos un IVA alto, es lo bonito del sistema, que el dinero no va al bolsillo del Gobierno y luego lo redistribuye, va al sector directamente.

¿Qué opinan las 'majors' de este sistema?

Bueno, probablemente nos odiarían si lo hiciéramos ahora, pero esto viene de 1946, como una respuesta directa de los acuerdos tomados tras la Segunda Guerra Mundial entre Francia y EEUU. Nosotros accedimos a abrir nuestro mercado, pero sabíamos que eso sería peligroso, porque vendrían con los bulldozers, así que pusimos este sistema de protección, fue muy inteligente y lo demuestra su duración y éxito.

Queremos proteger que la cultura no se pueda tratar como un productor de mercado más

¿Es aplicable en otras industrias?

Depende de los acuerdos y relaciones que se tengan con la WTO (World Trade Organization). Esto es una de las razones por las que apoyamos la excepción cultural. Queremos proteger que la cultura no se pueda tratar como un productor de mercado más, está claro que es parte de la economía, pero es más que eso. Si quieres favorecer a nuestros productores tenemos que tener la posibilidad de excluir la cultura de los acuerdos comerciales y algunos países no apuestan por ello. Sé que en España también la tenéis excluida, porque negociamos juntos a nivel europeo.

¿Qué opina de los incentivos fiscales?

En Francia tenemos una deducción del 30% si ruedas allí. Para ser sincero no es nuestro método preferido para la industria, pero el resto del mundo han creado un marco del que hay que defenderse. Nos choca que haya películas cuya acción se localiza en Francia, que tratan sobre la historia francesa, habladas en francés, con actores franceses… y en las que todo está rodado en el este de Europa, así que por eso dijimos: 'vale, hay que ponerlos para hacer que la competencia esté igualada'. La gente va a otros países solo por razones fiscales, así que había que equilibrar eso.

¿Dios mío, pero qué te hemos hecho?, uno de los éxitos franceses del año pasado.

Los productores españoles creen que se está polarizando la industria. Sólo caben dos tipos de películas, las muy pequeñas o las grandes producciones.

Primero, cuando hablo de los incentivos no pienses que lo vemos como algo negativo, pero fue un movimiento de defensa para retener nuestra base creativa, porque si quieres sobrevivir a largo plazo es clave. Las películas pequeñas son como el I+D, pero las medianas son donde se forman profesionalmente nuestros directores para que finalmente tomen riesgos y hagan una película de gran presupuesto. Hay que defender esas películas medianas. Para eso tienes que asegurarte que los profesionales estén pagados de forma justa.

En España siempre se dice que hay muchos prejuicios hacia nuestro cine, que no lo valoramos.

¿Tú que crees?

En mi caso no es así, pero he trabajado como taquillero de cine y he vivido situaciones en las que ciertos espectadores no entraban a una película sólo porque un actor español estuviera en ella.

Ufff…

El proceso educacional es importante para que la gente tome conciencia de la importancia y la riqueza del cine, que se den cuenta de que hay algo más que blockbusters

¿Cree que es algo educacional?

Claramente es educacional, es parte de la educación La gente tiene que ser educada para ver cine. Tienen que aprender a tomar una cierta distancia, a tener un punto de vista crítico, que pongan en perspectiva el contexto, la intención del director. Tenemos una apuesta fuerte por el cine en el sistema educativo. Hay programas para llevar, desde los primeros años hasta el instituto, a los chavales al cine tres o cuatro veces al año. No sólo a ver películas francesas, aunque mayoritariamente europeas. Se les da material educativo sobre el filme, sinopsis, guion, director… se discute en clase antes y después, e incluso a veces se les lleva el director a algún pase. El proceso educacional es importante para que la gente tome conciencia de la importancia y la riqueza del cine, que se den cuenta de que hay algo más que blockbusters.

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