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Globos de Oro: la venganza de los novatos

Los directores veteranos como Martin Scorsese y Clint Eastwood son ignorados en favor de nuevas voces como Damien Chazelle o Barry Jenkins, que han arrasado con 'La la land' y 'Moonlight'.

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Hay nombres de directores que sólo con decirlos todo se para. Gente que ha regalado un par de obras maestras y cuyas nuevas películas se reciben como grandes acontecimientos. Este año se juntaban en el mismo curso Clint Eastwood y Martin Scorsese. Sully y Silencio eran dos de los títulos más esperados de 2016. El primero convenció a los críticos y también al público. El segundo ha llegado con el tiempo justo, pero las primeras reacciones de la prensa especializada de EEUU hablan de un nuevo peliculón del director de Uno de los nuestros.

Se trata de uno de sus proyectos más personales y esperados, la adaptación de la novela de Shusaku Endo para la que hasta se ha metido en labores de guionista. Su primer trailer dejó con la boca abierta, y tratándose de un grande como Scorsese, nadie dudaba de su presencia en los premios de esta temporada. Los primeros que se entregaron, los de la National Board of Review, sí la tuvieron en cuenta, pero desde entonces ha pasado de largo para los demás, igual que Eastwood y su Sully.

Liam Neeson en Silencio, de Martin Scorsese, la gran ausente.

Liam Neeson en Silencio, de Martin Scorsese, la gran ausente.

La última bofetada a los clásicos se la ha dado los Globos de Oro. Los premios de la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood han pasado de los grandes nombres en favor de jóvenes talentos. Algunos recién llegados, otros con alguna película a sus espaldas, pero hasta ahora ignorados en los premios.

Todo el mundo daba por hecha la presencia de Martin Scorsese en casi todas las categorías. Nadie se esperaba que su nombre -ni el de Silencio- no sonará ni una sola vez. Tampoco lo hizo el de Eastwood, ni el de Warren Beatty, que volvía décadas después a la dirección con Rules don't apply. Ni siquiera el de Tom Hanks, que se puso serio en Sully y se ha quedado sin nominación. A cambio, los novatos vieron como sus películas iban acaparando todas las categorías.

Fotograma de Moonlight, una de las favoritas.

Fotograma de Moonlight, una de las favoritas.

Que se lo digan a Damien Chazelle, que con Whiplash fue completamente ignorado en los Globos de Oro hace dos años y ahora se ha vengado a lo grande. Su musical, La la land, es el gran favorito con siete nominaciones. Película (comedia o musical), dirección, guion, actor y actriz de comedia, banda sonora y canción original. Un botín que la confirman como una de los películas del año. Además se mueve en las tierras de comedia o musical, donde la competencia es más endeble.

En drama, otro semidesconocido ha dado un golpe sobre la mesa. Barry Jenkins y su Moonlight han conseguido seis candidaturas, y entre ellas todas las importantes: película (drama), dirección, guion, banda sonora, actor de reparto y actriz de reparto. Esta película indie tiene todo a favor en los campos donde no se mida con La la land. Jenkins sólo había dirigido antes una película, Medicine for Melancholy, y era uno de tantos directores prometedores que se lo juegan todo con su segunda obra. Su tiempo ha llegado y ha arrasado. Si el año pasado era destacable la ausencia de nominados de color, este año Moonlight y las candidaturas de Denzel Washington, Viola Davis y Octavia Spencer demuestran que la llamada de atención surgió efecto.

El tercer nombre no es, estrictamente, un novato. Kenneth Lonergan es uno de los cineastas de culto favoritos del indie de EEUU gracias a Margaret y You can count on me, pero ninguna de sus películas habían llamado la atención de los premios. Los Globos de Oro sólo se acordaron de su labor como guionista en su ópera prima. Ni siquiera su trabajo en el libreto de Gangs of New York le reportó una nominación. Con su tercera obra, Manchester frente al mar, se reivindica también como realizador. Película (drama), dirección, guion (donde es favorita), actor principal y actriz secundaria son sus opciones.

Tom Hanks y Clint Eastwood, grandes olvidados por Sully.

Tom Hanks y Clint Eastwood, grandes olvidados por Sully.

Entre los candidatos a Mejor dirección sólo hay una estrella, Mel Gibson. Es el único que ha convencido a la Prensa Extranjera. Gibson ha podido con Eastwood y Scorsese gracias a Hasta el último hombre, su drama bélico con el que vuelve a los premios tras su ausencia con Apocalypto y La pasión de Cristo. Sus opciones para llevarse cualquier premio son muy escasas, pero en un día en el que los veteranos han sido masacrados, él es la excepción.

El quinteto de realizadores lo completa Tom Ford. Otro novato. Animales nocturnos es su segunda película, y aunque no está nominada a Mejor película sí que lo ha logrado como realizador y guionista. El otrora diseñador y su estética excesiva se meriendan a los clásicos. Por su ópera prima, Un hombre soltero, sólo logró atención hacia Julianne Moore y Colin Firth, pero aquí no sólo se lucen sus actores, él es la estrella y después de triunfar en Venecia, lo hace en estas atípicas candidaturas a los Globos de Oro.

No estaban entre los favoritos, pero otros veteranos como Oliver Stone o Woody Allen también han pasado desapercibidos. Parece que los premios se abren a nuevas voces, y que un apellido ya no es suficiente garantía para lograr una nominación que cada vez se vende más cara.