El grupo de rock que cantó 'Sonrisas y Lágrimas' en Corea del Norte
El documental 'Liberation Day', presentado en Seminci, cuenta desde dentro la visita de la primera banda que tocó para el dictador.
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“Todo arte es objeto de la manipilación política, excepto aquel que habla el mismo lenguaje de la manipulación”. Es el segundo mandamiento del manifiesto de la banda de rock eslovena Laibach. No son unos músicos cualquiera, son el azote de toda ideología y forma de pensar. Lo políticamente correcto es un chiste para ellos, y en sus videoclips se caracterizan por reírse de todo y todos. Lo hacen de una forma moralmente ambigua que ha hecho que les califiquen como nazis, pero también como estalinistas. Un juego que seguramente fuera fundamental para que se convirtieran en el primer y único grupo musical que ha actuado en Corea del Norte.
Lo hicieron durante el Día de la Liberación que celebra cada año el país para recordar su independencia de Japón. Para mostrar apertura al mundo, el líder supremo Kim Jong-Un decidió poner una nota internacional, e invitó al grupo más impredecible del mundo.
Los miembros de Laibach han sido acusados de todo, pero su decálogo seguro que enamoró al dictador coreano, ya que se describen como un ente colectivo y no como personas, trabajan siguiendo un modelo de “producción industrial y del totalitarismo, lo que quiere decir que el individuo no habla, lo hace la organización”. Su lenguaje es político, y están obsesionados con las relaciones entre la ideología y la cultura. Esto queda claro desde los primeros fotogramas de Liberation Day, el documental presentado en Seminci que cuenta desde dentro cómo fue aquel viaje por la inhóspita Corea. Unas imágenes en las que se compara la asistencia a conciertos y la reacción de los fans con las marchas en favor de dictadores que anticipan que nada será lo que parece.
En ningún momento sabemos si Laibach, y especialmente el artífice del proyecto Morten Traavik, se están riendo de Kim Jong-Un, del espectador o de todos. Su pasado les delata, ellos fueron el grupo que se atrevió a poner proyecciones del General Tito en un concierto mientras sobreimpresionaban porno encima de su cabeza. Para el filósofo Slavoj Zizek, lo que hace la banda es dinamitar los sistemas desde dentro. “Como movimiento disidente, es el único que no acepta las premisas básicas del régimen: la verdadera subversión del sistema no está en criticar sus valores, sino en exponer ese reverso”, dice en el documental.
Por si fuera poco vacile que una banda como la suya fuera invitada a tocar, ellos aceptaron y eligieron un repertorio particular. Cantarían la banda sonora de Sonrisas y Lágrimas adaptada a su peculiar estilo, que mezcla los ritmos marciales, la voz rocosa de su líder y los gorgoritos de su cantante. También decidieron incluir canciones populares coreanas para agradar a todo el mundo. Sus declaraciones eran directas, tocarían donde les invitaran, aceptaban que era un sistema dictatorial, pero si se ponían estrictos tampoco hubieran tocado en otros lugares que presumen de democracia De hecho, una nota irónica al final del documental descubre que la única censura que sufrieron fue de una banda de metal alemana que decidió no dejarles incluir una entrevista. No dicen el nombre pero todos saben que se refieren a Ramstein.
Lo de que no han sufrido censura no es cierto. Las imágenes grabadas desde el país asiático muestran que todo pasa por el filtro censor del gobierno. Nada se escapa a su control. De hecho todo se decide en grupo porque nadie quiere tomar decisiones unilateralmente por las posibles reacciones. Todo se consensúa para que no haya sólo un culpable, así que para poner un cable tienen que hablar con veinte coreanos que nadie sabe qué pintaban allí. La lista de cosas que no podían hacer es delirante: las gafas de sol estaban prohibidas, la canción coreana se quitó porque no se cantaba con dulzura, las proyecciones de fondo fueron cambiadas… y así todo hasta dejar un concierto reducido y blando.
Muchos muestran su miedo, y hay una norma que la expedición no puede saltarse: escaparse del grupo. Nadie puede ver lo que no les quieran enseñar. Cuando uno lo hace la situación se tensa. La máquina de propaganda del gobierno funciona: uno de los productores de la banda dice que es el sistema comunista más cercano al éxito que ha visto y que todo parece utópico. Al final puede que fuera Kim Jong-Un el que se riera de ellos y no al revés.