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En los últimos años parece que cada Festival va encontrando su 'función' dentro de la industria. A Cannes se le presupone descubrir a los grandes autores, al cine más arriesgado, y de vez en cuando encontrar fenómenos como Parásitos. En San Sebastián el cine español encuentra su sitio, y por allí pasan las películas más esperadas que luego suelen competir en los Goya. También, aquellos directores que todavía no han encontrado su lugar en La Croisette muchas veces debutan en el Zinemaldia, como le pasó, precisamente a Bong Joon-Ho.

A Venecia se le ha dado otra misión, y es testar por primera vez aquellas películas que intentarán colarse en los próximos Oscar. Para Hollywood, septiembre es el momento de empezar a mover las obras que los estudios creen que tienen posibilidades en los premios de la Academia de Hollywood. El tradicional mayo de Cannes es muy pronto para ellos. O por tiempos de producción, o porque no quieren que los primeros comentarios se produzcan tan atrás en el tiempo.

Por eso, los festivales de otoño son tan queridos. Venecia sabe que es la previa perfecta, la alfombra roja que suelen elegir las películas de los Oscar. Además, cuenta con un factor a su favor: Netflix. Mientras que en Cannes no se permite que compitan por la Palma de Oro películas de la plataforma, la Biennale ha decidido que haya libertad absoluta en este sentido, lo que le ha situado como el lugar donde el estudio trae sus apuestas del año. Aquí fue donde tras el primer pase de Roma nadie tuvo la menor duda de que hablaríamos de ella durante meses. Una película en castellano y en blanco y negro pero tan potente que llegaría a ganar el Oscar a la Mejor dirección.

Sólo hay que echar un vistazo para ver que Venecia no suele fallar. Sin ir más lejos, el año pasado, en una edición marcada por el covid y por la ausencia de películas de Hollywood, el Lido vivió la premier mundial de Nomadland, de Chloé Zhao. Resultado: León de Oro y unos meses después, Oscar a la Mejor película y a la Mejor dirección. También de la edición pasada salió una nominada a la Mejor actriz como Vanessa Kirby, que se llevó la copa Volpi meses antes en Venecia por Fragmentos de una mujer.

No fue una casualidad, si uno mira los años anteriores no hay ni uno que falle. En 2019, justo antes de la pandemia, el León de Oro fue para Joker, de Todd Phillips. Venecia sorprendió a todos incluyéndola en su Sección Oficial, y el jurado presidido por Lucrecia Martel se decantó por un título que marcó el año cinematográfico y que llegó a estar nominado al Oscar a la Mejor película, como también lo estuvo Historia de un matrimonio, la joya de Noah Baumbach que se fue de vacío en Venecia.

En 2018 no sólo fue Roma, también La favorita, y el año anterior volvió a coincidir el León de Oro con el Oscar. En aquella ocasión fue para La forma del agua, de Guillermo del Toro, que se enfrentó tanto en Venecia como en Hollywood con Tres anuncios en las afueras. En 2016 fue La La Land y Jackie, y habría que remontarse hasta 2015 para encontrar una nominada al Oscar a la Mejor película entre la Sección Oficial de Venecia

¿Y este año?

Con semejantes antecedentes todo el mundo tendrá la mirada puesta en lo que ocurra en Venecia. De momento hay varias películas que parten como favoritas para dar aquí el pistoletazo de salida en la carrera por el Oscar. Netflix llevará su gran apuesta de este año, El poder del perro, el regreso a lo grande de Jane Campion, directora de El piano y una de las dos únicas mujeres en ganar la Palma de Oro en Cannes. Es la película que la plataforma paseará por todos los festivales, por lo que su confianza en ella parece asegurada.

La otra apuesta será el filme de Paolo Sorrentino, que tras un tráiler espectacular debe demostrar si tiene fuste para trascender su gran pero: estar rodada en italiano. Y ojo con su adquisición de última hora, La hija oscura, una adaptación de Elena Ferrante que supone el debut en la dirección de Maggie Gyllenhaal y con Olivia Colman como gran protagonista.

Venecia será también la prueba de fuego para Spencer, el filme sobre Lady Di que ha dirigido Pablo Larraín y con Kriste Stewart como la princesa Diana de Gales. Aquí fue donde el chileno presentó también Jackie, que le supuso a Natalie Portman una merecida nominación en los Oscar. Para completar el desembarco hollywoodiense, Warner ha elegido Venecia (fuera de concurso) para hacer la presentación en sociedad de Dune, la superproducción basada en la novela de Frank Herbert y dirigida por Dennis Villeneuve que tiene a todos en vilo.

Hasta Ridley Scott presentará una de sus dos apuestas. Mientras que todos los focos se los ha llevado su House of Gucci, con Lady Gaga y muchas pelucas según su primer avance, aquí se verá su otra obra, The last duel, un filme de época con un gancho evidente: se trata del primer guion de Matt Damon y Ben Affleck desde que ganaran el Oscar por El indomable Will Hunting. ¿Quién da más?

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