El verdadero escándalo de 'Scandal' son sus guiones
Cuando Shonda Rhimes anunció que estaba preparando una nueva serie de televisión sobre el romance del presidente de los EEUU con una abogada, nadie dudó del título de la serie: Scandal. Pero Shonda Rhimes nos la coló. Con ese título no se refería a la historia, sino a los guiones que acompañarían a esta rocambolesca historia de secretos de alcoba dentro de la Casa Blanca.
El pasado jueves se estrenó en EEUU la quinta temporada de la serie y sólo 24 horas después aterrizó en España de la mano de Fox Life. Y es que Scandal, una ficción que pasó desapercibida cuando la anunciaron, se ha convertido en uno de los grandes monstruos de la ficción americana.
Scandal es el quiero y puedo por excelencia. Sus guiones no tienen límites y Olivia Pope se puede enfrentar a todo lo que se le ponga por delante, desde la CIA hasta la KGB. Todo, sin pestañear, y encima convirtiéndose en un icono de la moda. Ni un pelo fuera de su lugar. Y es que dentro del caos está la perfección.
La quinta temporada de Scandal se perfila como su año más ñoño. Olivia Pope y Fitz viven su historia de amor hasta ahora prohibida. Pero, como bien sabemos, Shonda Rhimes no permite que sus personajes sean felices. Ella no entiende eso del ‘Felices para siempre’. Por eso su primer capitulo servirá como introducción a un cuento de hadas que tiene todos los ingredientes para terminar en catástrofe.
Scandal tiene su propio lenguaje. La serie es un sin sentido, es un insulto para la inteligencia el espectador. La ficción roza la burla, la ridiculez e incluso su tono asegura que todo es posible aunque carezca de sentido. Pero eso es lo que hace a Scandal una de las ficciones más perfectas. Es deliciosamente imprevisible y narra tramas que inspirarían a los mejores dramas de Martin Scorsese.
En esta temporada veremos muchas caras de Kerry Washington de placer. De esas que hipnotizan. Veremos a Olivia pasearse por los pasillos de la Casa Blanca como si fuese una pasarela de modelos. Sus caderas, únicas y genuinas, se pasean por la televisión como un péndulo hipnotizador.
Si Shonda Rhimes ha sido capaz de mantener abierto un aburrido hospital durante 11 años en una televisión en la que ya vemos superpoderes, zombis y extraterrestres, ¿cómo no va a ser capaz de mantener intacto el interés por una negra que se ha convertido en la amante del hombre más poderoso del mundo? En Scandal todo es posible. Hasta los superpoderes, los zombis y los extraterrestres.