Mariano Ozores y la polémica cancelación de 'El sexólogo' en TVE

Ozores, Bardem, Berlanga, Molina, Larrañaga, Sancho, Mercero, Gutiérrez-Caba, Velasco, Leblanc, Closas... Son algunos de nuestros apellidos ilustres en el mundo del cine, el teatro y la televisión que, de haber sido originarios de Texas, Arizona o de la mismísima California, ahora mismo sabríamos de ellos todo con pelos y señales e incluso en la mayoría de los casos tratados con más respeto que el que de aquí han recibido.

Entre tanta noticias, una nos ha sorprendido gratamente. Mariano Ozores -¡por fin!- recibirá el Goya de Honor 2016. En su veredicto la Academia ha destacado su vasta y sólida carrera dedicada a la comedia. El director galardonado ha dicho al respecto “las críticas a mis películas nunca han sido las que un director quisiera escuchar; me quedo con el cariño del público que siempre ha estado a mi favor”.

¿Que el cine de Mariano Ozores no es bueno? Vale, aceptamos pulpo como animal de compañía, pero como él mismo dice siempre ha contado con el cariño del público y eso merece todo nuestro respeto y tiene su mérito porque es muy difícil hacer reír y él con sus películas ha hecho que mucha gente por un rato olvidara sus penas. Tiene su mérito.

En el cine español y sobre todo de determinada época (véase Cine de barrio, las pelis de 8Madrid o Nuestro cine en 13tv) hay títulos criminales protagonizados por actores que luego han sabido cambiar, pero ahí están para darse cuenta de que todos tenemos un pasado y tanto en el cine como en la televisión están las filmotecas y las videotecas para sonrojar a más de uno y de una.

El secreto del cine de Mariano Ozores era hacer feliz

Recuerdo en mis veranos infantiles en La Manga del Mar Menor las noches de cine al aire libre con sus películas. Mis padres y mis vecinos no se perdían una: Al este del oeste, El apolítico, Los bingueros, El currante, ¡Que vienen los socialistas!, El liguero mágico, Es peligroso casarse a los 60, Hacienda somos casi todos, Manolo la nuit, La Lola nos lleva al huerto, Cristobál Colón, de oficio... descubridor y Pelotazo nacional son sólo una pequeña muestra.

Cuando regresaban tras la sesión de ver chicas ligeras de ropa, tramas inexplicables venían contentos y felices como chicos con zapatos nuevos. Ese es el secreto del éxito del cine de Mariano Ozores: hacer feliz.

Los comienzos en TVE

El cine me apasiona, pero a mi me toca hablar de la faceta televisiva de don Mariano Ozores, algo que no ha hecho con bastante asiduidad pero que merecen ser recordadas. Él estuvo en las primeras emisiones de TVE allá por 1956 donde se encargó de presentar varios programas. Uno de los más recordados es Aeropuerto Telefunken, un espacio de variedades uno de los primeros que se hizo en aquella televisión que comenzaba a dar sus primeros pasos en España. La realización corría a cargo del gran Pedro Amalio López y los guiones eran de José María Palacio.

En este espacio, nuestro protagonista hacia las veces de presentador junto a uno de los rostros de la cadena de aquellos primeros años: Blanca Álvarez (en aquellos tiempos conocida más como Blanquita). Después de esta experiencia, se decantó más por el cine y hubo que esperar hasta 1990 para que Mariano volviera al medio.

Lo hizo en 1991 con Taller mecánico S.A. Se trata de una comedia de situación que se emitió a lo largo de 20 episodios entre septiembre de 1991 y 1992. La serie -de toque costumbrista muy semejante a Manos a la obra- narra la vida cotidiana con sus alegrías y sus penas de una familia de clase media que tenían (como el título indica) un taller mecánico como negocio familiar.

Los padres (Juan y Consuelo) estaban interpretados por Antonio Ozores (hermano de Mariano y uno de los grandes cómicos de este país) y María Silva. Junto a ellos estaban los dos hijos del matrimonio (papeles interpretados por Antonio Carrasco y Leticia Sabater) y Angustias la criada, esta última interpretada por la gran Florinda Chico. También tenía un papel destacado Alfonso del Real y Juan Carlos Martín en el papel de Rufo, el aprendiz del taller que bebía los vientos por Leticia Sabater.

La polémica con El sexólogo

Tras esta que gozó de gran éxito, en 1993 se arriesgó con El sexólogo, una serie que, dado su “escandaloso” contenido, no pasó del segundo capítulo. La ficción fue acusada de machismo, zafiedad y chabacanería. Y, como ejemplo, la frase de "Todas las mujeres llevamos dentro una furcia", defendida por el personaje que interpretaba Florinda Chica.

El Instituto de la Mujer solicitó su retirada por sexista, mientras que CCCOO emitió un comunicado lamentando los 390 millones de pesetas que costaba. Sólo unos días después TVE decidía cancelarla.

La minsitar de Asuntos Sociales, Cristina Alberdi, manifestó su alegría tras señalar que la serie era deleznable "por hacer apología de la violación". Por su parte, el cineasta Luis García Berlanga salió en defensa de ella acusando a los que la habían retirado de ser "herederos del maccarthysmo".

'El sexólogo' no pasó de su segundo capítulo en TVE

La clínica de Ramón Acosta, sexólogo, era el escenario por el que transcurrían insólitas historias de personajes de lo más variopinto que buscaban el consejo del especialista para solucionar sus problemas. Contaba con la ayuda de la enfermera Margarita, enamorada de él; el ayudante Ricardo - estudiante de psicología; - y una asistenta, Angustias. También pasaban por la clínica su ex-mujer, Aurelia, y su hija Beatriz.

El sexólogo tenía como protagonista a Antonio Ozores y estaba acompañado por Emma Ozores, Nuria González, Fedra Lorente, Florinda Chico y Rafael Rojo. Se da la circunstancia de que por esta serie pasaron en pequeños papeles muchos de los actores y actrices que protagonizaron sus películas en el cine como es el caso de Loreto y Marta Valverde, África Prat, Juanito Navarro, Virginia Mataix, Alfonso Lusson, José Carabias, Quique Camoiras o Luis Barbero. La serie la recuperó Antena 3 para un espacio llamado La noche de Ozores que se emitía en horario de late night.

Desde este rinconcillo, esta Generación UHF quiere felicitar a Mariano Ozores no solo por ese premio sino por uno más grande: haber hecho reír a mis padres.