Survivor

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Televisión

'Supervivientes' no es 'Survivor', estrategia vs audiencia

2 noviembre, 2015 07:23

Con 30 ediciones a sus espaldas (y dos más en camino), Survivor se ha convertido en uno de los reality shows más influyentes del mundo. Prácticamente ningún aficionado a este género televisivo desconoce la existencia de este programa de CBS, y nadie pone en duda que merece la pena dar una oportunidad al concurso.

Si alguien piensa que no hace falta ver un programa estadounidense cuando en España emiten una edición propia de Supervivientes, está muy equivocado. El formato ha evolucionado en direcciones completamente diferentes y, si existe algún parecido entre ambas versiones, es pura coincidencia.

La mecánica de 'Supervivientes' en Telecinco se asemejaba a 'Survivor' en sus primeras ediciones

Si echamos la vista atrás recordaremos las dos primeras ediciones que emitió Telecinco. El casting no estaba formado por famosos y el público no tenía derecho a votar para expulsar, sino que las decisiones se tomaban dentro de la propia isla. En este programa se cambiaban las nominaciones por expulsiones fulminantes, se emitía en diferido, algo que en su momento no fue bien acogido, pero que ahora dista mucho de ser un problema, tal y como han demostrado MasterChef, Top Chef, Pekín Express o las audiciones a ciegas de La Voz.

Aunque no pudo ser considerado un fracaso, lo cierto es que su audiencia no fue tan buena como la que cosechaba Gran Hermano por aquel entonces. Esto llevó a Mediaset a abandonar el proyecto, permitiendo que Antena 3 emitiese La isla de los famosos. Esto cambió la historia del formato en nuestro país, convirtiéndose en un Gran Hermano VIP en un entorno natural.

Sin embargo, en Estados Unidos fue Survivor el programa que más éxito cosechó entre los espectadores, por lo que nunca hizo falta cambiar la dinámica, es más, fue Big Brother quién modificó su mecánica, prescindiendo del voto del público. Ahora, 15 años más tarde, los concursantes siguen siendo los encargados de expulsar a sus rivales.

Las diferencias en su mecánica

Su aventura dura siempre 39 días, aunque se necesiten 14 semanas para emitir una edición completa. Lo normal es que un capítulo muestre tres días de convivencia, incluyendo una prueba de recompensa, una de inmunidad y un consejo tribal en el que un concursante da por concluida su aventura por decisión de sus compañeros. Ésta mecánica se ha mantenido inalterable a lo largo de los cerca de 450 capítulos que ya se han emitido, y el público no ha tenido ni voz ni voto en ninguno de ellos.

Puede parecer una nimiedad, pero no depender del juicio de la audiencia permite que los participantes jueguen a cara descubierta. No tienen que mentir frente a las cámaras, sino que comparten con nosotros sus filias y sus fobias, sus estrategias, sus mentiras y sus traiciones. A ellos les da igual quedar bien con el público, ya que son sus compañeros quienes decidirán quién se lleva el millón de dólares del premio final.

En España los concursantes se acusan de ser estrategas cuando en Estados Unidos es lo más importante

Sin embargo, en España esto jamás ocurrirá. Estamos hartos de ver cómo los concursantes se acusan unos a otros de ser estrategas, durante años se ha jugado con la idea de que un rival actuaba frente a las cámaras, cuidando el fuego, pescando o cocinando únicamente cuando sabían que el público podía estar viéndoles.

Por otro lado, una edición completa de Survivor ocupa menos de 10 horas (menos de lo que Telecinco emite de Supervivientes en una sola semana), por lo que hay que condensar la información al límite. Tal es así que los montadores se centran en contar las historias que realmente son importantes para que podamos entender qué ocurrió realmente en la isla, y el por qué de cada expulsión y de la elección del ganador. Ejemplo de ello es que en varias ediciones han surgido historias de amor de las que no hemos tenido constancia, puesto que no tenían importancia estratégica.

La emisión en diferido y prescindir del voto de la audiencia provocan que el visionado de Survivor sea exactamente el mismo que el de una serie; y, si bien es cierto que pierde la magia de la televisión en directo, con las redes sociales como protagonistas de la nueva forma de entender el medio, destaca la agilidad de sus capítulos, prescindiendo de las entrevistas en plató a familiares y expulsados.

No me atrevo a decir si un formato es mejor o peor que el otro, ya que ambos han logrado una gran acogida entre el público. Sirven para entender la diferencia entre permitir que el ganador sea elegido por la audiencia o por las estrategias de los concursantes. Son programas diferentes que evolucionaron de una misma raíz y que a día de hoy podrían convivir a la perfección.

Ha llegado la hora de aprovechar la puerta que abrió MasterChef y permitir que nuevos formatos de telerrealidad lleguen a nuestras pantallas. El concurso cambia cuando la audiencia manda, y si no, recordemos que Telecinco tuvo una versión propia de Top Chef o MasterChef, aunque lo ideal sería poder olvidar que existió Esta cocina es un infierno.