A nadie se le oculta a estas alturas la vinculación de Valladolid con el séptimo arte. Las 68 ediciones de nuestra SEMINCI así lo acreditan, una menos que el Festival de San Sebastián, y con una seriedad poco habitual en este tipo de festivales apostando desde el principio por el “cine de autor” y presentando en Valladolid películas y directores que aparecían por primera vez en las pantallas españolas, en una época en la que la censura controlaba toda la oferta cinematográfica del país.
Valladolid fue reconocida como “Ciudad de Cine” por la UNESCO, confirmando la apuesta de la capital del Pisuerga por el mundo del cine. Todo esto animó al Ayuntamiento de la capital a solicitar a la Academia del Cine que la edición de los Premios Goya del año 2024 se celebrara en nuestra ciudad, algo que fue aceptado en marzo del pasado año.
La apuesta era valiente y además suponía un compromiso económico importante por parte del Ayuntamiento vallisoletano, compromiso que fue asumido por el equipo de gobierno surgido de las últimas elecciones municipales, habida cuenta de los pagos y compromisos adquiridos por el equipo municipal saliente.
Jesús Julio Carnero y su equipo apostaron desde el primer momento por hacer partícipe de este acontecimiento a toda la ciudadanía, desde los más pequeños a los más mayores, desde los vecinos del centro a los de los barrios más periféricos, estimándose en más de 14.000 el número de personas que podrán acudir de forma gratuita a buena parte de las actividades complementarias.
De momento no me atrevo a cuantificar la inversión municipal y el retorno que supondrá para la ciudad, pero lo que desde luego es incuestionable es el interés que desde el primer momento mostró el nuevo equipo de gobierno del Ayuntamiento porque la celebración de los Goya no fuera algo restringido a los integrantes del mundo cinematográfico, sino que de una forma o de otra hiciera sentirse protagonistas a cuantos vallisoletanos tuvieran interés en el mundo del cine y en lo que para muchos es el acontecimiento cultural más importante que se celebra en España a lo largo del año.
Desde luego es un gran escaparate para la promoción nacional e Internacional de nuestra ciudad como ciudad del cine.
Lo que sí se puede analizar es la programación complementaria al acontecimiento central de la noche del día 10, que por razones obvias tendrá un aforo limitado, programación que viene desarrollándose desde hace semanas en las calles vallisoletanas, creando un clima favorable a tan importante acontecimiento, y que fue presentado en el Ayuntamiento por el alcalde y el presidente de la Academia, acompañados por sus vicepresidentes y la concejala de Turismo, rueda de prensa en la que Fernando Méndez Leite afirmó que la apuesta del Ayuntamiento de Valladolid por este acontecimiento carecía de precedentes en las anteriores ediciones, mientras Blanca Jiménez, la concejala de Turismo afirmaba que sería la mejor edición de los Goya desde su creación, y que voy a intentar resumir:
Las actividades previas a la gala comenzaron con la exposición “Castilla y León en los Goya”, que podrá visitarse hasta el próximo 25 de febrero en la sala municipal de San Benito, y que a través de 50 fotografías recorre la presencia del talento castellano leonés a lo largo de los 38 años de historia de los Goya, con un especial recuerdo a nuestra muy querida Concha Velasco, Goya de honor en el 2.013, exposición que estará abierta durante 52 días, y que fue inaugurada por el Alcalde de Valladolid acompañado por el Consejero de Presidencia de la Junta de Castilla y León, acompañados de varios cineastas que habían recibido premios Goya en anteriores ediciones.
Mientras tanto, las calles y plazas de la capital del Pisuerga se han visto ocupadas por reproducciones gigantes de las estatuillas de los premios Goya, para que la gente pueda fotografiarse y conocer de cerca el máximo galardón del cine español. También se han colocado distintas pantallas por la ciudad con contenido referido a los premios cinematográficos, además de una gran pantalla gigante en la Plaza Mayor.
La calle de Santiago viene acogiendo desde hace semanas una muestra urbana, “La emoción de los Goya” que exhibe fotografías de gran tamaño de profesionales que han recibido premios Goya en distintas ediciones.
Desde el pasado 22 de enero, en el teatro Carrión ha habido proyecciones de los largometrajes nominados a mejor película, mejor dirección novel y mejor película de animación, pases que son acompañados de encuentros entre los nominados y el público.
En la semana del 29 de enero se celebraron sesiones matinales con proyecciones y encuentros con alumnos de infantil, primaria y secundaria con el objetivo de formar a los futuros espectadores y por primera vez los más pequeños han participado en un concurso de dibujo con temática de Goya. También se fomentará la actividad social acercando esta celebración al barrio de Pajarillos.
Además se están encendiendo las iluminaciones de los edificios más emblemáticos de la ciudad, aprovechando la iluminación que instalamos con la puesta en marcha de la ruta “Ríos de Luz”.
Y por fin llegamos al sábado 10, fecha en la que se desarrollará la “Gala de los Goya” en el recinto ferial, especialmente acondicionado para acoger tan magno acontecimiento. Quienes han tenido oportunidad de visitar las instalaciones montadas al efecto en el recinto de la Feria coinciden en alabar la calidad de las mismas. Sólo falta que en el desarrollo del acto respeten el contenido estrictamente cultural del mismo, evitando la politización sectaria del mismo. Es la gran fiesta del cine español y los debates sobre la política cultural deben desarrollarse en el Parlamento y no en esta fiesta.
Y digo esto porque ya se han convocado al menos dos manifestaciones promovidas por las dos principales centrales sindicales una de ellas, que dicen contar con más de un centenar de asociaciones detrás, y por el partido socialista la otra, autocares incluidos al más puro estilo franquista para censurar la política de la Junta de Castilla y León, en el mismo día de la gala de los Goya. Y hoy viernes no sabemos si se montará una tractorada en torno a la Feria de Valladolid, lo cual sería una pena.
Pero como no tengo una bola de cristal, del comportamiento de unos, los de dentro, y otros, los de fuera, hablaremos la próxima semana. Hasta entonces, ¡Viva el cine y viva Valladolid!