Florence Green, la protagonista de La Librería (Isabel Croixet), lo relata muy bien. Cuando leemos una historia, la habitamos. En este caso, el libro es como una casa, y lo que más nos gusta es acabar de leerlo y que la historia siga viva en nuestra cabeza, “como un sueño muy real”. Un sueño que solo es capaz de sobrevivir en las librerías de barrio, esos reductos de paz, de conocimiento y de cercanía que se mantienen en Valladolid y que intentan resistir a la era donde menos se lee en papel y donde la cultura parece un valor venido a menos a favor de las redes sociales y la inmediatez.

Las librerías de barrio forman parte de nuestra infancia, de los recuerdos de adolescencia y de madurez. Además, contribuyen a formar el tejido social, cultural y económico de los barrios. El sentir de una generación en un país que edita más libros que ningún otro en Europa pero donde se compra muy pocos. Una deuda histórica de los gobiernos, de cualquier color, que descuidan a sus libreros, donde el relevo generacional en el negocio es un lujo al alcance de muy pocas y ahora se tienen que enfrentar a las nuevas tecnologías. Sin embargo, las pequeñas librerías siguen ahí, aunque vivan en una lucha constante, siempre abren sus puertas con su mejor sonrisa para satisfacer a ese cliente que busca un libro que sacie su curiosidad, su sed de vivir nuevas aventuras o de descubrir conocimientos.

En este caso es Pablo de Garay, el presidente del Gremio de Libreros de Valladolid, y dueño de Eurobook, librería especializada en libros de idiomas, el que hace para EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León un buen análisis del sector. “Las librerías somos a la cultura, como las farmacias a la sanidad. Hay una distribución territorial muy equilibrada que te permite tener una cerca de casa donde encontrar todo lo que necesitas. Sin duda, somos el agente cultural más próximo al ciudadano, y nos gustaría contar con ese reconocimiento social e institucional”, lamenta el vallisoletano, que cree que “en casi todas las librerías la labor de promoción de la cultura es constante, con presentaciones de libros, clubes de lectura, talleres, cuentacuentos…”

Pablo Garay, presidente del Gremio de Libreros de Valladolid

Garay, siguiendo con el símil sanitario, considera que los libros también curan. “No una gripe o una infección, pero sí la soledad, por ejemplo”. Y es que entrar a una librería es mucho más que entrar a comprar. Su labor no es simplemente la venta. También está la faceta de recomendación, el consejo y de hacer de “detectives”, es decir, para saber el libro que busca el cliente con la descripción que ofrece. “Muchas veces vienen a comprar simplemente con vagos recuerdos de la portada y a partir de ahí hilamos hasta descubrir de qué libro se trata y conseguírselo”, comenta.

El gremio lamenta la falta de ayuda que suele tener desde las administraciones, afortunadamente, en Valladolid se cuenta con el apoyo del Ayuntamiento, que en su opinión, “ha entendido nuestra labor” y la colaboración y el trabajo conjunto “dan sus frutos” con iniciativas de promoción conjuntas que ayudan a consolidar el sector.

La situación actual de las librerías

Con la llegada de los libros digitales, hubo quien vaticinó que el papel desaparecería, cada librería a su manera ha sabido adaptarse a los retos tecnológicos y acercarse a sus clientes. “Nos gustaría que fuese mejor, pero viendo el panorama que tenemos alrededor, no nos podemos quejar mucho. Durante la pandemia, mucha gente recuperó el hábito lector y confió en las librerías de proximidad para comprar los libros. Ahora la inflación la estamos notando, no tanto en el precio de los libros, pues no han subido tanto, sino que vemos que al subir el resto de la cesta de la compra, pues hay clientes que tienen que espaciar más sus compras de libros porque llega muy justo a final de mes”.

Otra curiosidad que destaca Garay es que “la gente tiene que saber que no se va a ahorrar ni un céntimo por comprar un libro en Internet”. En España, el libro es un producto de precio tasado y cuesta lo mismo en todos los lugares, con la ventaja de que si lo compras en tu librería próxima ese dinero al final queda cerca de ti, “porque los libreros también gastamos donde vivimos”, afirma.

Una lectura consulta un libro en una librería

Y pese a tanta piedra en el camino, el presidente de los libreros vallisoletanos lo tiene claro: “Es un oficio más bonito, para mí el más bonito del mundo, y que nos permite ganarnos la vida a muchas familias. No conozco muchos libreros millonarios, te diría que ninguno, pero sí muchos libreros felices con su trabajo”.

Un paseo por las librerías de barrio

Pasear por las librerías de barrio de Valladolid es hacerlo por un mundo de aventura, misterio, conocimiento, en definitiva, de ilusión. Un gremio formado en Valladolid por 31 librerías: Librería Margoy (Calle Doctor Moreno), Don Quijote Digital (Calle Europa, 8), El Sueño de Pepa (Plaza Mayor, 3), En un Bosque de Hojas  (Calle de Fray Luis de León, 25), Eurobook (Calle de Fray Luis de León, 23), Casa del Libro (Calle Claudio Moyano, 4), La Librería de Mi Barrio (Monasterio Sta María de Monserrat, 15), La Marmota (Paseo de Zorrilla, 334), Librería La Tienda de Lope (Olmedo), Papel o Tijera (Calle Monasterio Santa María de Monserrat, 7), La Otra Libería Café (Juan Mambrilla, 19), Librería RU-VE (Concha Velasco, 32), Librería Papelería Papiro (Calle del Rastrojo, 3), Librería Etiam (Calle Cigüeña, 29), Librería del Centro (Tudela de Duero), Librería papelería La gata y La luna (Calle Santuario, 17); Librería Clares (Calle San Felipe, 1), Librería Los Arcos (Calle de Magallanes, 1), Librería Ro – El (Calle Prof. Adolfo Miaja de la Muela, 11), Librería Sandoval (Plaza del Salvador, 6 y Plaza Santa Cruz, 10, Librería Técnica Moiras (Calle Juan Mambrilla, 22), Librería Universidad (Plaza Universidad, 8), Librerías Oletvm (Plaza del Salvador, s/n. y Calle Teresa Gil, 16), Margen Libros (Calle Enrique IV, 2), Librería San Agustín (Calle Aurora, 1), Librería El Pasaje (Calle Juan Martínez Villergas, 8), Librería Papelería La Victoria (Calle Villanubla, 30), Libros K (Villa del Libro de Urueña), Campus Valladolid (Calle Vega, 25) y El rincón de Morla (Calle Veinte de Febrero, 7). En Valladolid hay bastantes más, pero no están agremiadas, ya que muchas son papelerías. Los últimos datos que manejan desde el sector lo cifran ser en torno al doble las librerías que hay. Además, hay que añadir las denominadas librerías de viejo, donde se venden libros antiguos.

Hay dos librerías que pugnan por ser llevarse el premio de las más longevas, Clare en San Felipe, y Los Arcos en calle Magallanes. La primera se podría decir que es una librería de película, y no es una frase hecha. Si has visto la película ‘Voy a pasármelo bien’ de los Hombres G, toda la aventura arranca en una librería, que no es otra que Clares. Fue fundada en el año 1962 por cinco socios cuyo acrónimo da nombre a la librería. Al frente se encuentra hoy Fernando, nieto de uno de los fundadores.

Clares en San felipe

Las librerías más grandes en espacio son Oletvm y Margen, mientras que tres se mantienen en la provincia: Olmedo, Tudela de Duero y Urueña.

El barrio de Huerta del Rey no se entendería sin la librería Papiro. Luisa ha visto pasar por su librería, situada en la calle Rastrojo, a generaciones de lectores, los chiquillos que acudían de esos primeros años ahora son los padres que acuden con sus hijos a ver qué novedades ofrece y a encargar los libros y el material escolar que necesitan. Además es punto de encuentro entre lectores y escritores del barrio. Un reflejo de la esencia de las librerías de bario.

La Marmota es uno de esos rincones de Valladolid cargados de magia. Un espacio donde echar a volar la imaginación y que ayuda a dar los primeros pasos a nuestros pequeños lectores de hoy que serán los grandes lectores de mañana. Un propósito en el que Andrea y Henar se embarcaron hace casi 20 años en La Rubia como su 'madriguera' inicial se quedó pequeñita se trasladaron a una más grande y cómoda en el paseo de Zorrilla, en Parque Alameda.

Otra librería con encanto es Campus, en la plaza de San Andrés. Un reflejo de la reinvención de estos negocios ya que David, un dueño que se ha criado entre libros pues su familia era librera, lo ha completado con servicio de papelería y fotocopiadora. Su responsabilidad es la de mantener en pie una tradición familiar de más de 60 años.

Gloria y Marta de La Historia Interminable

Morla es la tortuga de ‘La Historia Interminable’ y tiene su rincón especial en Valladolid: El Rincón de Morla. Se trata de una nueva librería ubicada en la calle Veinte de Febrero, un proyecto personal de Gloria y Marta, con una cuidada selección editorial y donde preparan un sinfín de actividades. Un espacio abierto con los libros como hilo argumental donde caben distintas expresiones artísticas. Incluido piano. Se trata de una librería viva.

 

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