La fiebre por el Pucela está desatada. Si ya durante el periodo de renovaciones se confirmó un dato para la historia, el de más abonados en Segunda División (18.037), este lunes, que ha empezado el periodo de nuevas altas, la cifra de aficionados parece no frenarse. Buena prueba de ello son las largas filas en las oficinas del Estadio José Zorrilla... y también en la cola virtual, donde hay de media más de 450 personas y siete horas de espera.
Una nota positiva que colorea un poco el presente del Real Valladolid, inmerso en un momento deportivo delicado con el segundo descenso en tres años a la categoría de plata y el peor momento de la era Ronaldo Nazario y su equipo, acorralados por los aficionados que han puesto el punto de mira en su gestión.
En estos momentos el Pucela está sufriendo una profunda renovación de su plantilla, con la salida de gran multitud de jugadores y, por el momento, la llegada de apenas tres futbolistas nuevos, teniendo que tirar de efectivos del Promesas cuando sólo quedan cinco días para el inicio de la temporada.
La desbandada de jugadores en el primer equipo blanquivioleta se vio agravada con el despido del que fue hasta el 31 de julio director deportivo del Real Valladolid, Fran Sánchez. La directiva cedió fulminar a ya expucelano cuando un mes antes había sido ratificado tras el descenso de categoría.
Una decisión 11 días antes del inicio de la temporada y con el equipo en jaque que no fue para nada entendido ni por los propios aficionados vallisoletanos, ni medios de comunicación ni demás seguidores del mundo del fútbol de otras ciudades. Su testigo ha sido cogido por el exdirector deportivo del RCD Espanyol, que bajó a Segunda División junto con el Pucela el año pasado, Domingo Catoira.
Pucela vive momentos convulsos, pero ello no es suficiente para que sus aficionados más acérrimos dejen de lado a su equipo y dando buena prueba de que el mito sobre los seguidores del Real Valladolid de que son fríos y pocos es falso.