Es una de las Consejerías con mayor peso en el Ejecutivo regional. Acaba de presentar sus presupuestos: manejará el próximo año 445,6 millones de euros centrados en la recuperación económica y de los cuales 300 irán directamente a políticas de creación de empleo tras haberse consumado el anuncio del recorte de 20,3 millones de euros de gasto "superfluo" a sindicatos y patronal.
Todo ello con los tambores de recesión a las puertas no sólo de Castilla y León, sino también del resto de España y buena parte de Europa. Sin embargo, el consejero de Industria, Comercio y Empleo cree que "Castilla y León va a poder ser capaz de salvar la situación".
Hablamos con Mariano Veganzones de energía nuclear, de empleo, formación y de qué está ocurriendo con unos Fondos Next Generation que llegan con cuentagotas a sus destinatarios finales. También de la delicada situación por la que atraviesa la industria de la automoción en Castilla y León y de su estrecha relación con la Agenda 2030.
Desde su consejería insisten, ayer mismo lo recordaba usted, en impulsar la soberanía energética incluido el estudio de promoción de la nuclear. Sin embargo, Nuclenor ya ha dejado claro que no tiene intención de reabrir Garoña. ¿Cuál es el siguiente paso?
Hay muchos inversores a nivel mundial interesados en invertir en nuclear. Pero con las actuales leyes es imposible. Nuestro primer objetivo es llegar al Gobierno de la Nación y derogar todas estas leyes absurdas que impiden explotar nuestros recursos minerales y gasísticos y que podamos desarrollar más nuclear, como hacen en todos los países de occidente.
Tenemos feedback de empresas canadienses y norteamericanas encantadas de invertir en Castilla y León si legalmente hubiera posibilidades para invertir en energía nuclear.
Lo que proponemos es aprovechar los enclaves e infraestructuras de térmicas, ciclo combinado o nuclear que ya tenemos, para reimpulsar energías como la nuclear. Con una legislación favorable se podrían implantar de forma rápida estas nuevas tecnologías modulares nucleares para ser autosuficientes en materia energética.
Nosotros no desdeñamos en absoluto las energías renovables, pero creemos que deben apoyarse unas con otras. El combustible fósil, por mucho que se quiera, seguirá teniendo una importancia clave durante muchos años en la economía mundial.
La industria depende de la energía y de los incentivos fiscales, del apoyo de la Administración, pero ya no tanto monetaria, por cuanto a reducir burocracia, carga administrativa y que puedan desarrollarse conforme a las leyes del mercado. Pero tener una industria en España es mucho más gravoso y lento que en otros países.
Una de las cuestiones más controvertidas de los últimos meses ha sido la crisis desatada en el Ecyl...
Tenemos muy a gala la austeridad como principio. Hemos elaborado un estudio para mejorar el funcionamiento del Ecyl. Con los datos que tenemos de su estructura, no es la mejor de las formas de organizar un servicio público de empleo. Comunidades como Madrid, Galicia o Andalucía o Castilla-La Mancha, tienen modelos distintos.
Las políticas de empleo están gestionadas en un sólo organismo que a su vez se duplica y mezcla con una Dirección General de la Consejería que también lleva estas políticas. Pero desde que se creó, se estructuró así: condicionada por unos acuerdos en el Diálogo Social, en una especie de batalla que los sindicatos querían ganar para ser partícipes no sólo de ser consultados en políticas de empleo, sino para gestionarlas y tener mayor influencia.
Creemos que la estructura que tiene no facilita la gestión de las políticas de empleo, con una serie de servicios en los cuales cada uno se dedica a una cosa diferente sin una cohesión entre ellos. Por ejemplo, sólo tiene un coordinador para todos los servicios funcionales y para los administrativos, que a su vez están duplicados con los de la propia Consejería. Hay que ir a una estructura más eficiente, y a una gestión más eficaz por parte de la Administración.
Sin embargo, hemos mantenido para políticas de empleo la dotación presupuestaria de años anteriores y se han incrementado por otra parte a través del Ministerio.
También hemos reestructurado el gasto en la Consejería, a nivel orgánico, en reducción de altos cargos que nos permite liberar fondos; y en el recorte de gasto político superfluo de 20,3 millones de euros que gestionaban la patronal y los sindicatos para sus propios gastos o para gestionar políticas de empleo duplicadas. Gracias a ambas cuestiones, hay un descenso en gasto político que nos permite ser más eficientes en empleo y formación.
Habrá más formación en empresas, se mantendrán las llevadas a cabo por entidades locales y diputaciones, y en materia de empleo se mantienen la colaboración con las entidades locales e incrementamos las ayudas para que se beneficien las empresas para fomentar y crear empleo.
Nuestro objetivo en grandes líneas estratégicas es que las ayudas para empleo y formación han de estar orientadas para que se beneficie el destinatario final, que es el desempleado o el trabajador que recibe la formación.
En todas las direcciones generales queremos llegar sin intermediarios a los destinatarios finales de las ayudas y efectivos. Por eso el recorte en actuaciones que no estaban justificadas, en Patronal y sindicatos, nos permite ganar en eficiencia en este sentido.
Tanto la AIReF como el Colegio de Economistas de Castilla y León dan por hecho que la Comunidad entrará en recesión técnica a comienzos de 2023 y la industria aún no ha recuperado los niveles prepandemia. ¿Qué planteamiento hace la Consejería?
El primer trimestre de 2023 y el último de este año probablemente serán los más duros, sobre todo por la crisis energética llegado el invierno. Bien es verdad que la inflación ha comenzado a moderarse, pero ha afectado mucho a la demanda y por consiguiente a la actividad económica.
Parte de la crisis es importada por los problemas que tiene Alemania, que es la locomotora de Europa y que ya está en recesión, pero creo que en Castilla y León vamos a poder ser capaces de salvar la situación.
Si conseguimos eso y le sumamos la mayor oferta de formación en la historia Castilla y León precisamente con vistas a ese escenario, con una dotación que pasará de los 30 a los 53 millones de euros, además de concentrar las políticas activas de empleo y formación en este período hasta el primer trimestre de 2023, creo que a mediados del año que viene podremos estar hablando de una nueva salida al crecimiento.
Se contrae la demanda, hay una recesión técnica, los sobrecostes siguen disparados y el BCE no hace más que anunciar nuevas subidas de los tipos de interés...
El BCE que ha subido los tipos de interés hasta el 2% está convencido de que no puede dejar de apoyar la economía europea y de hecho se han retrasado las compras para deuda soberana, porque el mensaje ha sido intentar frenar la inflación pero apoyando la liquidez monetaria, sin que haya un aterrizaje forzoso. Y esto ayudará a todos los países de la UE.
Se inyectó mucha liquidez al sistema antes de la guerra en Ucrania, y ahora mismo tanto el Estado socialcomunista que tenemos como las élites progres nos dicen que todo es culpa de la guerra, pero antes ya estábamos en el entorno del 5% de inflación. Los precios tan altos de la energía no los provocó la invasión en Ucrania sino las imposiciones de la Agenda 2030 a las industrias y a los países.
Hablando de la Agenda 2030, Suecia, país emblemático con las políticas medioambientales, ha anunciado que abandona este modelo de transformación económica, que su partido, Vox, también rechaza...
Poco a poco nuestro discurso va calando. Hemos tenido unos años en los que la imposición de las políticas socialdemócratas ha hecho a la sociedad tener un pensamiento único, y nosotros desde nuestro partido hemos confrontado esa realidad para hacerle ver a la gente que ese pensamiento único no era una realidad acorde con los hechos, sino un relato creado ex profeso para convencer a la gente de cómo debe actuar y poder así implantar una política económica concreta.
Varios millones de españoles nos han escuchado y recogemos el feedback en otros países europeos como Italia, Suecia, Polonia o Hungría. Esas políticas nos han llevado a no poder defender nuestra soberanía energética o laboral.
Muchos empleos perdidos y que seguimos perdiendo están provocados porque en España y en Europa las cadenas de valor se desplazaron a otros países, así que ahora toca reconstruir lo destruido durante tantos años.
No es un escenario fácil para atraer inversión, aunque el anuncio de empresas como Switch o Inobat reflejan que hay interés por instalarse en Castilla y León. ¿Qué es lo que demandan? ¿Qué es necesario para fortalecer este sector?
Las que vienen no vienen pidiendo dinero sino facilidades para invertir. Por eso es necesario sustituir el actual Gobierno nacional por otro que facilite este escenario, porque la industria crea mucho empleo, cualificado y de calidad, y el sector servicios se ve impulsado notablemente cuando hay una cadena de valor integradas en un mismo territorio, con proveedores locales o países con relaciones fáciles y fluidas.
Lo decía hace poco la nueva presidenta de Italia, Giorgia Meloni, cuando apuntaba a que hay que intentar que las cadenas de valor vuelvan a estar dentro de los países y, si no es posible, que sean satisfechas con países contiguos con relaciones fluidas económicas o terceros países que, aunque estén fuera de Europa, tengan una ligazón ideológica y cultural en un entorno de confianza.
Una de las industrias más potentes de Castilla y León es la de la automoción, que supone el 25% del PIB industrial de la Comunidad. Sin embargo, la transformación hacia la electrificación impuesta por Bruselas y la caída de la demanda, preocupan... ¿Qué le trasladan estas empresas?
Preocupación, lógicamente. En Francia ya han dicho que no se compren eléctricos porque la red no podría soportar tanta recarga al mismo tiempo. Las asociaciones de automoción nos trasladan una gran preocupación porque el coche eléctrico no es la panacea. Es un avance tecnológico que como todo avance debería llevar su curso natural de desarrollo de la misma manera que ha ocurrido con otras industrias a las que no se les puso fecha para su desarrollo. Se les dejó desarrollarse de manera natural.
La automoción nos pide una transición asumible, y por supuesto investigan en sus centros de I+D las diferentes formas de propulsión, también con hidrógeno, en todas las líneas posibles, pero se ven obligados por decisiones políticas sin criterio económico a realizar inversiones que ellos mismos harían de otra manera si no tuvieran esa presión política.
La penetración del vehículo eléctrico sigue siendo muy baja por mucho que crezca. Además, hay que añadir que el vehículo eléctrico se vende como un vehículo que es totalmente neutro, pero si tenemos en cuenta toda la cadena del proceso, no es tan neutro como se está vendiendo.
Nosotros estamos a favor de que se contamine lo menos posible pero también a favor del empleo. Hay que mantener un equilibrio y la cordura en este sentido entre empleo y contaminación, máxime cuando no está científicamente demostrado que el incremento del CO2 sea el culpable del calentamiento global.
Los últimos 16 años medidos en su conjunto, de hecho, muestran un parón en el calentamiento global. El manifiesto firmado por cien científicos en Italia hace poco, indica que los parámetros y metodología con la que se está defendiendo este fanatismo climático, hay que ponerlos en tela de juicio porque no están científicamente avalados. Se crea un relato desde ciertas élites políticas y ese relato se convierte en una verdad que todo el mundo ha de seguir.
En el fondo hay intereses económicos desde la misma ONU. En ella se creó este germen de la Agenda 2030 que han comprado todas las élites americanas y europeas socialdemócratas y se creó desde unos parámetros puestos en duda incluso por varios premios nobeles, pero con la intención clara de favorecer a un sector político y económico concreto. Tanto que le gusta hablar a la izquierda de que existe una derecha económica y otra social, pues también hay una izquierda económica y otra social que impone sus criterios al resto de la población.
Volviendo al asunto de la industria, consejero: ¿Qué está pasando con los Fondos Next Generation?
Hemos tenido que hacer auténtica ingeniería administrativa para encajarlos en los problemas que realmente tienen las empresas. Hemos reconvertido algunos, por ejemplo, para que los comerciantes pudieran acometer las reformas impuestas por Pedro Sánchez con el 'decretazo energético' con el 'decretazo energético' que les obliga a poner puertas en el acceso a su comercio para mejorar la eficiencia energética. Para esto, por ejemplo, las solicitudes están desbordando las previsiones; ya llevamos más de 11,5 millones de euros en solicitudes.
Pero este desajuste entre lo que las empresas necesitan y lo que el Gobierno cree que necesitan, ocurrió también con el Perte de automoción, que quedó cubierto sólo en un 20%.
El diseño de cómo gestionar esos fondos se ha hecho desde un Gobierno que ha imprimido su ideología en el reparto de estos fondos Next Generation y ha convertido algo que podría haber supuesto un cambio estratégico para la soberanía industrial y energética en España, en un desastre. Ha supuesto un despilfarro porque los condicionantes ideológicos impiden que se puedan aprovechar estos fondos.
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