La fiebre por el hidrógeno verde llega a Castilla y León: ¿qué pasará con los coches eléctricos?
A pesar de la euforia por este nuevo vector, Antonio Turiel, científico leonés del CSIC, explica las limitaciones que tiene su aplicación masiva
10 diciembre, 2022 07:00Noticias relacionadas
España, Francia y Portugal cerraron ayer el acuerdo que pondrá en marcha el corredor de hidrógeno verde H2Med en 2030 para luchar no sólo contra el cambio climático sino, además, contra la dependencia energética de Rusia.
Se ha desatado la fiebre por el nuevo 'oro' energético en la búsqueda del vector perfecto que permita a las sociedades retomar su ritmo de producción cumpliendo con las directivas de la Agenda 2030 enfocadas a la descarbonización.
Empresas y gobiernos se han lanzado a la carrera por presentar anuncios e inversiones millonarias para implementar un vector 100% renovable que puede producirse tan sólo con agua y electricidad verde.
Castilla y León podría convertirse, por lo tanto, en una comunidad líder en la producción de hidrógeno renovable dado que es la que más energía limpia produce en España (cerca del 90%), y dispone de mucha superficie para atraer inversiones.
Quienes ponen el dinero encima de la mesa quieren proyectos atractivos y de futuro que generen beneficios. Empresas como RIC Energy, HyDeal España o Redexis, entre otras, ya han anunciado inversiones millonarias para levantar fábricas en Castilla y León donde se produzca hidrógeno verde.
Sin embargo, este nuevo furor también ha sacudido el sector de la automoción, sumido como está en una carrera contrarreloj para fabricar vehículos eléctricos y conseguir dar la vuelta a la caída de matriculaciones.
Dos claves en este sentido: los coches de hidrógeno expulsan vapor de agua que regresa a su ciclo natural y el tiempo de su recarga es de apenas un par de minutos como ocurre con los de combustión fósil. Nada que ver con las esperas de mínimo 40 minutos para recargar un coche eléctrico, si bien es cierto que la tecnología está avanzando a pasos agigantados para reducir esta espera.
En Castilla y León el Gobierno de Alfonso Fernández Mañueco ya anunció el año pasado que dentro de la Estrategia de Eficiencia Energética de Castilla y León 2030 se encuentra también impulsar el hidrógeno verde como vector que fortalezca el tejido industrial y la economía de la Comunidad.
Además, el vicepresidente del Ejecutivo autonómico, Juan García-Gallardo, anunció hace apenas mes y medio que Castilla y León tendría uno de los primeros 'Innovation Valley' de hidrógeno verde de Europa. Y si hay algo que tiene de sobra Castilla y León es suelo donde asentar proyectos industriales debido a su baja densidad de población y lo extenso de su territorio; además de ser líder en energía renovable, necesaria para generar la electricidad con la que se produce luego el hidrógeno limpio.
Ya hay una asociación, H2CyL, formada por algunas de las más importantes empresas de Castilla y León, como Hiperbaric, Aciturri o Desmasa, para generar un ecosistema alrededor de este vector.
Algunos medios de comunicación empiezan a hablar ya de que el coche propulsado por hidrógeno renovable sustituirá a los eléctricos, lo cual genera mayor confusión aún entre el consumidor y puede lastrar todavía más las ventas de los vehículos de este segmento en España, muy por debajo de la media europea.
Lo cierto es que multinacionales de todo el mundo se emplean ya en añadir este vector a su portfolio de productos. Es la guerra por una energía que cumpla con los criterios de la Agenda 2030 y cuya implementación masiva sea factible.
Necesita agua y España se seca: ¿es eso un problema?
Para producir un kilogramo de hidrógeno se necesitan 10 litros de agua y durante ese proceso también se gasta energía. Para saber si esto es mucho o poco, Javier Robador, gerente de H2CyL, explica que "para producir un litro de coca-cola se necesitan aproximadamente 180 litros de agua y para producir un kilo de ternera se consumen alrededor de 5.000 litros".
En cualquier caso, cabría pensar que su producción podría no ser muy ecológica teniendo en cuenta la escasez de agua en España y las enormes cantidades que se necesitarían para abastecer a la industria y la movilidad si pudiera aplicarse de forma generalizada. Pero como también puede producirse la electrólisis utilizando aguas residuales, recicladas o incluso del mar, el agua no plantea a priori problemas.
A pesar de haberse desatado la fiebre y carrera entre las empresas y los gobiernos por el hidrógeno verde, el último informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) deja muy claro que esta tecnología "no está madura para su implementación masiva".
Es decir: en absoluto puede plantearse como alternativa a la electrificación y mucho menos que pueda extenderse de forma global para su uso en los sectores productivos y de movilidad.
El gerente de H2CyL cree, no obstante, que la inversión en el desarrollo de un ecosistema de hidrógeno verde "puede ser una oportunidad de oro para la industria de Castilla y León dado que es la comunidad autónoma que más energía renovable genera en España" y, además, las inversiones asociadas a este vector "podrían generar nuevas oportunidades de desarrollo y de fijación de población en los entornos más despoblados".
Realidades incómodas tras apuestas millonarias
La apuesta por la electrificación con el objetivo de descarbonizar la economía y frenar el cambio climático se ha convertido en una carrera que ha supuesto un tsunami para la industria, para los consumidores y para la economía en general.
El Gobierno español aprobó el año pasado el Perte para el Desarrollo del Vehículo Eléctrico y Conectado con una inversión de 24.000 millones de euros hasta 2023, de los cuales sería la industria la encargada de aportar de su bolsillo 19.700 millones.
El fracaso de esta convocatoria fue tal que sólo se pudieron adjudicar 877 millones de euros. Muchas firmas de multinacionales de las cuatro ruedas no quisieron entrar en esas cifras sin tener claro que habría un retorno de inversión.
Los datos de la penetración del coche eléctrico en España crecen, pero muy poco a poco: se prevé que para finales de 2023 sólo haya un 22% de estos coches totalmente eléctricos circulando por las carreteras.
La realidad es que de los 32 millones de vehículos que según la DGT circulan en España, casi 15 millones son diésel. Sin embargo, los datos apuntan a que se está llegando al límite de producción de gasóleo en el mundo. Cada vez es menos rentable que las refinadoras trabajen para sacar más diésel al mercado y los Gobiernos cierran filas en torno a la desaparición del uso de estos combustibles.
En este escenario, el Gobierno de España (al igual que sus homólogos europeos) ha aprobado una serie de ayudas económicas para animar al ciudadano a sustituir su viejo utilitario por uno eléctrico.
Son las distintas convocatorias del denominado Plan Moves, que según el Banco de España ha tenido en nuestro país un impacto prácticamente nulo en la decisión de los consumidores de cambiar su viejo utilitario por la compra de un coche eléctrico.
"El coche eléctrico no puede escalar al nivel del de combustión por mucho que se quiera. Es inviable", asegura Antonio Turiel, científico leonés del CSIC.
La electrificación del parque automovilístico español no despega, no existe una red adecuada de electrolineras ni puntos de recarga y, menos aún, para que un gran número de vehículos recarguen a la vez sus baterías tras la jornada laboral. Además, los minerales que se utilizan para fabricar sus baterías eléctricas serán cada vez más limitados.
¿Qué futuro le espera entonces a la automoción y a la industria? ¿Será el hidrógeno verde capaz de sustituir esta tecnología de la electrificación?
En este sentido, Turiel explica las limitaciones del uso de este vector, aunque se trate de "verdades incómodas que van contra el relato, como si quienes informamos de ello no quisiéramos que la movilidad fuera cada vez más sostenible", explica.
El principal problema del hidrógeno verde es "un problema de termodinámica que no podemos cambiar como no podemos modificar las leyes de la Física". Se trata de que durante el proceso de electrólisis para producir hidrógeno renovable, "las pérdidas de energía rondan el 50%, lo que hace de esta opción una alternativa poco eficiente".
Entre otros asuntos, para proceder a la electrólisis que separe del agua la molécula del hidrógeno de la del oxígeno, hay que calentar el líquido elemento a 80 grados. La mayor eficiencia en aquellas plantas de hidrógeno más punteras del mundo "no superan el 53% de energía final producida", indica.
La falta de diésel y de gas será cada vez mayor, "pero sí podrían sustituirse por hidrógeno verde para maquinaria pesada e industria, aunque las pérdidas de energía hay que asumir que serán de alrededor del 90% desde el origen hasta que se obtiene ese hidrógeno limpio", explica Turiel.
Sin embargo, este científico del CSIC duda mucho de que el hidrógeno verde pueda convertirse en sustituto del coche eléctrico porque "seguirán necesitando de una pila eléctrica y ésta a su vez de materiales que cada vez escasean más, como el cobalto, el cobre o el litio", por lo que aplicar esto a los 1.400 millones de vehículos que hay en el mundo, parece inviable. Europa "debe empezar a plantearse hacer las cosas de otra manera", advierte.
La inversión busca rendimiento económico en las renovables
Una de las primeras empresas en apostar por este nuevo 'oro' energético ha sido RIC Energy, que anunció el pasado mes de abril una inversión de 25 millones de euros en la puesta en marcha de una planta de hidrógeno en la localidad vallisoletana de Arroyo de la Encomienda.
Los inversores buscan proyectos viables a largo plazo que les garanticen dividendos y uno de los sectores donde más se está invirtiendo es sin duda alguna el de las renovables.
La energía necesaria para producir la electrólisis de la que se obtenga ese hidrógeno verde, provendrá de dos plantas fotovoltaicas que la propia compañía tiene previsto levantar también en Castilla y León.
HyDeal España, joint venture formada por DH2 Energy, Arcelor Mittal, Enagas, Feritberia y Soladvent, también anunció hace nueve meses su intención de construir un hidroducto de hidrógeno verde que una León con Asturias y permita abastecer de esta energía a la industria.
Las obras comenzarán en 2025 y, según información de la propia compañía, se trataría de conseguir producir acero, fertilizantes y otros productos industriales de forma 100% sostenible, mejorando además los costes de la industria con respecto a los elevados precios del gas.
La gasística Redexis también se ha apuntado a este mercado y construirá el año que viene una planta de hidrógeno verde en Garray (Soria), para lo que ha invertido 10 millones de euros.
Las empresas, por de pronto, se mueven rápido para posicionarse en la carrera por la producción y suministro de energías limpias y eficientes, si bien es pronto aún para conocer el impacto económico y operativo del hidrógeno verde.