Valentín Cabero: "Falta dar el paso para que los servicios, a uno y otro lado de la raya, sean comunes"
El geógrafo y catedrático de la USAL Valentín Cabero, reciente Premio Eduardo Lourenço, explica en una entrevista que "la despoblación en la raya tiene una larguísima tradición"
10 diciembre, 2022 07:00Noticias relacionadas
El profesor y geógrafo Valentín Cabero, nacido en Laguna Dalga (León), es el ganador del Premio Internacional Eduardo Lourenço 2022, según dio a conocer fechas atrás el jurado. Un galardón que será entregado en un acto a celebrar en la ciudad portuguesa de Guarda, sede del Centro de Estudios Ibéricos. Cabero ha desarrollado su labor académica en las universidades de León, Cáceres y, principalmente, en Salamanca. Además, ha publicado y dirigido cientos de trabajos y libros.
Catedrático de Geografía y decano de su facultad durante varios años en la Universidad de Salamanca (USAL), el profesor Cabero ha contribuido a la formación de numerosos profesionales, y al desarrollo de proyectos de investigación y de publicaciones sobre análisis del territorio, con un enfoque multidisciplinar que ha puesto el foco en numerosas ocasiones en la frontera hispana portuguesa, como Trás-os-Montes - Zamora, Beira Interior - Salamanca y Cáceres y los territorios de la raya, entre otros.
- ¿El Premio Eduardo Lourenço 2022 puede ser un reconocimiento a toda una labor ibérica del catedrático Valentín Cabero?
- En buena parte, creo que es un reconocimiento a un trabajo que venimos desarrollando, desde hace muchísimas décadas, con nuestros homólogos de Portugal, tanto de la Universidad de Coímbra, de la de Lisboa, como de las nuevas universidades del interior, como la de la Beira Interior, la de Tràs-os-Montes, como también el Politécnico de Guarda y otras instituciones académicas. Pero, sobre todo, creo que es un reconocimiento a una labor cívica de compromiso de la Universidad y de nuestros colegas portugueses con el territorio. Sobre todo, con los territorios desfavorecidos, de baja densidad, con las áreas transfronterizas de España y Portugal, en las que venimos trabajando por su dignidad y por la fijación, tanto de los recursos naturales como de la población, en ámbitos casi marginados y, a veces, desfavorecidos por políticas más bien centralistas.
- Hablando de esas relaciones con Portugal, ¿en qué momento estima usted que se encuentran en los territorios rayanos?
- Las relaciones en la raya, tanto con los homólogos portugueses como con las instituciones más próximas a la frontera, vienen de muy lejos. Debemos recordar que en Salamanca se celebró en 1979 en Salamanca, poco tiempo después de las transiciones democráticas en Portugal y en España hacia regímenes más democráticos y europeos, y próximos también a nuestra integración en la Unión Europea en el antiguo Mercado Común Europeo, el primer Congreso Ibérico. Fue el primer coloquio ibérico de geógrafos españoles y portugueses en una fecha muy temprana, para comenzar unas relaciones que, en aquel momento, tuvieron unos primeros atisbos, unos iniciale proyectos en común, sobre todo de estudio a escala general de la Península. Estos estudios se van a concretar después con unas relaciones más precisas, sobre todo con los homólogos de Coímbra y de Lisboa, y más tarde con los de Oporto, en espacios de encuentro delimitados, tanto en el territorio como en la universidad. Se puede decir que, a partir de los años 90 y sobre todo 92 y 93, las relaciones han sido continuadas, anuales, muy cómplices entre ambos países o entre homólogos geógrafos con otros especialistas, como economistas, sociólogos, antropólogos e historiadores, para encontrar una respuesta conjunta a los problemas de la raya.
- Una zona con serios problemas endémicos como la despoblación.
- La despoblación en la raya tiene una larguísima tradición. Los portugueses lo saben muy bien, tanto por su emigración hacia América o hacia las antiguas colonias, como por la más reciente hacia Francia. También, en el lado español se mantienen esas constantes de migración, pero quizás aquí se aceleran de una manera brusca a partir de la instalación en toda el área fronteriza de los grandes embalses. Ya que, después de esos momentos de acumulación de trabajo en la construcción de esas grandes infraestructuras hidroeléctricas, la emigración se acelera, de una forma a veces grave, hacia los centros urbanos españoles, en una buena medida hacia el País Vasco, Madrid o Cataluña. También hacia Francia y hacia los países europeos. Y ha dejado, de alguna manera, rotas las estructuras sociales y demográficas. En toda la raya, yo diría, se salvan solamente los pequeños centros urbanos. Y aquí hay que hacer una salvedad entre España y Portugal, porque la división administrativa de Portugal, con sus grandes 'concelhos' es, en este sentido, mucho más razonable, más y mejor adaptada a las condiciones del territorio. La atomización que tenemos en el lado español dificulta, en muchos momentos, proyectos comunes, reivindicaciones también comunes, de largo alcance y no de pura localización y mirada localista.
"Los fondos europeos han sido un elemento de optimismo en un momento determinado, pero insuficientes, porque la realidad es que no se han invertido todos en la zona fronteriza".
- ¿Para qué han servido entonces todos los fondos europeos transfronterizos?
- Los fondos europeos transfronterizos han sido, podríamos decir, un elemento de parálisis de los procesos generales de despoblación. Han sido un elemento de optimismo en un momento determinado, pero insuficientes, porque la realidad es que no se han invertido todos en la zona fronteriza. Lamentablemente, los grandes proyectos de interés, apoyados fundamentalmente por el FEDER (Fondo Europeo de Desarrollo Regional), han quedado en los medios urbanos. A veces de una forma, yo diría, un poco perversa, porque han sido por decisiones, a veces políticas, que han llevado a que algunas capitales de provincia, muy cerca de la frontera e incluso alejadas de la misma, se hayan beneficiado de fondos que debían de ir destinados directamente a los problemas reales de comunicación, de servicios, de mejoras de las redes económicas y sociales de toda el área fronteriza. Pero independientemente de estas anomalías, la frontera se ha beneficiado en una permeabilidad mayor, en una cooperación cada vez más asentada en los problemas reales. Pensamos que los fondos europeos han sido un estímulo que ha dado a los territorios de la frontera una mayor esperanza, una mayor dignidad y, al mismo tiempo, una capacidad propia de respuesta a los problemas reales de despoblación, de falta de servicios, de equipamientos fundamentales comunes. Falta dar el paso de que los servicios, a uno y otro lado de la frontera, sean comunes.
"La percepción de España sobre la cultura portuguesa sigue siendo deficitaria, mientras que la visión de los portugueses de España es quizás mucho más objetiva".
- A ello me refería. ¿Qué otros problemas encuentra usted, ahora que habla no tanto de despoblación, sino de otros servicios como el transporte?
- La pandemia y el cierre durante muchos meses de los pasos fronterizos más pequeños, los menos transitados, la permeabilidad ha puesto de manifiesto las dificultades de cooperación y de servicios reales que fracturan todavía las relaciones entre España y Portugal. Entre otros, los ferroviarios, que siguen pendientes de una mayor conexión entre ambos países. Tanto por Badajoz como por la parte de Cáceres y Valencia de Alcántara, como por parte nuestra en la frontera de Fuentes de Oñoro, el ferrocarril ha quedado prácticamente olvidado. Cuando ha sido un instrumento de comunicaciones fundamental a lo largo del tiempo. Cuando se abre esta frontera a las relaciones de España y Portugal y de Europa, no olvidemos a esta última, encontramos que hay un déficit todavía, porque ni los españoles ni los portugueses se han puesto de acuerdo para la permeabilidad fronteriza. Faltan servicios de proximidad en toda la frontera, tanto sanitarios como educativos, como también de intercambio cultural. Internet ha estimulado la cooperación cultural en intercambios de conocimiento mutuo de ambas culturas, de los escritores portugueses, de la música portuguesa, del teatro. Eso es fundamental, porque la percepción de España sobre la cultura portuguesa sigue siendo deficitaria, mientras que la visión de los portugueses de España es quizás mucho más objetiva. Estos déficits, nosotros, desde el Centro de Estudios Ibéricos, tratamos de paliar de alguna forma y de estimular, tanto con nuestros cursos de verano como con nuestras exposiciones, como con nuestros proyectos de investigación.
- No sólo en la frontera, sino que recientemente usted ha presentado, junto con otros autores, un libro sobre los problemas de la montaña en León. No nos olvidemos que Castilla y León también es montaña.
- A lo largo de nuestros trabajos hemos visto cómo hay territorios que son fundamentales para el futuro de la Península, como para el conjunto de la raya y de las relaciones de España y Portugal. Y son los territorios de montaña. No olvidemos que ahí están, como decían los clásicos, las fuentes de la vida, que son las nacientes de nuestras aguas, tanto de los ríos portugueses como de los españoles. La Sierra de la Estrella es la gran reserva hídrica de Portugal. Hay que decir a nuestros amigos españoles que los ríos que nacen en la Sierra de la Estrella son los referentes de Portugal. Entre otros, sin duda alguna, el Mondego, también el Zêzere que es afluente del Tajo, o el río Alva, afluente del Mondego. O el río Côa, que nace en Fóios (Sabugal), en la sierra de las Mesas, cerca de la sierra fronteriza de la Malcata. De alguna forma, estos ríos son los que articulan y dan vida a esos territorios, tanto porque supone una gran reserva de agua, como recursos estratégicos de primer orden en nuestros bosques, en los recursos naturales de paisaje, o en las reservas de futuro.
Desde el punto de vista ambiental, si nos fijamos en el otro lado de la frontera, esas montañas crean espacios también culturales muy representativos de la Península Ibérica, como es todo el noroeste ibérico, hasta la Serra de Pineda, pasando por todos los Montes de León, por la Sierra del Courel, por los Ancares o por la montaña asturiana, que representan una continuidad desde la Sierra de la Estrella hasta el Cantábrico. Por tanto, esos territorios de montaña son frágiles y muy vulnerables. Además, estos años, sometidos a unos incendios forestales catastróficos, de gran envergadura y terribles para el futuro ambiental de todos ellos por su fragilidad, suponen, desde el punto de vista de las relaciones y de los esfuerzos de cooperación transfronteriza, un reto fundamental que no se ve desde Madrid, ni de Valladolid. Que no se observa desde las capitales de provincia y que necesita de un gran apoyo, tanto de la mirada de los medios periodísticos como de la propia universidad.
- Hablemos de las posibles soluciones para usted, tanto de la Administración como de otras instituciones.
- Ahora mismo, las soluciones pasan por las políticas sobre el mundo rural. En el área fronteriza tienen que cambiar de mirada y de objetivos. No exclusivamente activistas, como se ha visto hasta ahora, si no de proyectos a medio y largo plazo. Apoyando fundamentalmente los recursos naturales existentes estratégicos, como bosques y aguas. No olvidemos que, en este momento, hay una demanda sobre estas montañas y estos espacios, que yo llamaría escandalosa, a partir de la transición ecológica y la transición energética. Porque todo el mundo quiere colocar su gran parque eólico, su gran parque solar en estos espacios. Generalmente sobre terrenos muchas veces públicos comunales, que son la propia reserva y la riqueza de estas zonas. Y ahí es donde en las zonas de montaña, el mundo rural debe convertirse en protagonista de sus derechos. El manejo de sus propios recursos, que son una herencia patrimonial histórica, para no quedar sometidos a los intereses de unas multinacionales, que llegan a ocupar el territorio cuando ya han destruido la costa, y en muchas partes nuestros ríos y nuestros bosques y, por lo tanto, esta es la mirada que yo considero fundamental para el futuro de los territorios, y para la recuperación de sus tejidos económicos y demográficos.
- ¿Usted es de la opinión de que aún se mira a Portugal por encima del hombro?
- Creo que ha cambiado esa perspectiva, pero falta una complicidad y una mirada de igualdad, porque ya lo decía Unamuno en sus viajes a Portugal y la frontera en 1905, cuando hablaba de la soberbia española en la mirada hacia Portugal. Lo decía también Clarín. Esta misma perspectiva y, de alguna manera, nuestro patrono Eduardo Lourenço, penetra en sus estudios, en esas miradas a veces de desconfianza. Y por el lado portugués, habla él de una híper identidad portuguesa, como diciendo que marca una cierta desconfianza hacia el otro y, por lo tanto, tenemos que, por un lado, limar y corregir la soberbia española, o la soberbia a veces madrileña. Porque las otras miradas son distintas y, a veces, la híper identidad portuguesa, basada muchas veces en una épica excesivamente exaltada, debemos también de limitarla y llegar a lo que somos, una igualdad total desde el punto de vista de los recursos naturales, culturales, de nuestros conocimientos y de nuestras raíces comunes. Porque yo, fijándome un poco en algunas historias épicas, existen unas raíces lusitanas comunes, y quizás la persona más reivindicada, a uno y otro lado de la frontera, porque ha nacido calculo que en más de doscientos lugares, es Viriato, como un héroe común de la frontera. Y naturalmente, esto es una pura fe, diría yo. Leyenda que exalta valores que se han integrado ya definitivamente en la ósmosis de la historia, y de más de 2000 años de historia común. Y por lo tanto, tenemos que reivindicar lo que tenemos en este momento, que son recursos fundamentales a lo largo de toda el área fronteriza, y en las zonas más marginales de la Península Ibérica, que están ahí. Esos recursos estratégicos que en el futuro serán fundamentales, y ya lo son para nuestra península.
- Y finalmente, la universidad. ¿Qué mirada tiene?
- ¿La universidad? Creo que la universidad ha pasado últimamente por fases difíciles, desde el punto de vista de su propia autonomía. Hay que reivindicar esa autonomía universitaria como un valor en sí mismo, y un valor para proyectos en cierta manera independientes, y con un compromiso libre de ataduras con los territorios y con los proyectos de investigaciones serios. Porque, a veces, la universidad no es capaz de transmitir a la sociedad proyectos de investigación que se hacen en la soledad del aula, del laboratorio o del trabajo de campo. Y, al mismo tiempo que reivindica esos grandes proyectos, tiene que tener una mirada muchísimo más solidaria con los problemas reales del territorio. Opino que últimamente eso ha ido calando en discursos de mayor proximidad a las dificultades que ofrecen territorios del interior, como en los que estamos, frente a lo más demandado tecnológicamente, que es ahora mismo una universidad en la ola de lo mediático y de la tecnología punta. Porque no puede renunciar la universidad a sus compromisos sociales y territoriales.
- ¿Algo más que añadir?
- En estos momentos, diría que el Centro de Estudios Ibéricos, al cual me siento muy vinculado, está realizando una labor fundamental en estos campos que acabamos de hablar. Que son fundamentales para que los tejidos de cooperación entre España y Portugal tengan un futuro muy prometedor. Y como decía Eduardo Lourenço, hablando del hogar ibérico y de Europa, nosotros, los españoles y portugueses, estamos cargados de futuro.