El pasado 29 de septiembre la empresa LM Wind Power anunció la aplicación de un ERTE a los 650 trabajadores que conforman la plantilla de su fábrica de palas eólicas en Ponferrada (León). ¿El motivo? Según fuentes de la empresa, el parón en la demanda de producto, es decir: la falta de pedidos. Encargos que no llegan no porque no haya proyectos en marcha, sino por la suma de factores bien distintos.
Ocurrió también en 2018 en León, donde la danesa Vestas anunció que cerraba su fábrica de aerogeneradores para llevarse la producción a China. Finalmente, fue el grupo español Network Steel el que se hizo cargo de la plantilla y de las instalaciones, pero para ampliar su negocio acerero.
Ahora, es Siemens Gamesa la que mantiene en vilo a su plantilla (5.500 trabajadores en España de los que 700 están en Castilla y León) hasta que el próximo día 21 de noviembre informe del futuro de sus plantas.
¿Qué está pasando con un sector eólico del que Castilla y León es líder por potencia instalada con 6.507 MW y un 22% de la cuota del mercado nacional?
De los 250 centros industriales eólicos que hay en España, 31 están en la Comunidad, pero ya sólo queda uno que se dedique a la fabricación de palas de aerogeneradores (LM Wind Power), y uno que se encargue del ensamblaje: el de Siemens Gamesa en Ágreda (Soria). Lo demás son todo empresas de mantenimiento, según los datos que aporta la Asociación Empresarial Eólica (AEE).
Las prisas por salir al mercado antes de tiempo
Juan Carlos Álvarez, secretario de Acción Sindical y Negociación Colectiva de CCOO en Castilla y León, y delegado sindical de Siemens-Gamesa, considera que "hay que cambiar la regulación porque China está comenzando a entrar en el mercado europeo y sin las mismas reglas de juego, no podemos competir".
A pesar de que los pedidos se amontonan, Álvarez encuentra en las constantes subidas de los tipos de interés, en la inflación y en una regulación que "no beneficia a las empresas europeas cuando entra a competir China", los motivos de que hayan comenzado a saltar las alarmas en este sector.
Con centros en Soria, Valladolid y Burgos, Álvarez ve con "preocupación" que las empresas "hayan competido entre sí por ver quién sacaba antes al mercado el aerogenerador más potente, porque esto ha hecho que hayan salido adelante máquinas que no estaban maduras y que han dado problemas", reconoce.
"Ahora mismo, en Siemens Gamesa no tenemos una máquina fiable que poder vender al mercado; las dos últimas han sido un fracaso por lanzarlas antes de que estuvieran maduras al 100%", confiesa. Este hecho ha provocado una profunda crisis en Siemens que pone en la cuerda floja no sólo a su flilal, la española Gamesa, sino, además, 5.500 empleos en España.
Según datos de la AEE, en España haría falta instalar 70 aerogeneradores al año hasta 2030 para alcanzar los objetivos que se ha marcado el Ejecutivo (62 GW), lo cual, a priori, debería garantizar la producción para este sector a largo plazo.
Sin embargo, los pedidos no llegan y algunas compañías tienen que acudir al expediente de regulación temporal de empleo para capear el temporal.
Tramitaciones eternas, incertidumbre y la amenaza de China
Juan Virgilio Márquez, director general de la AEE, apunta a que "las fábricas deben mantener su capacidad independientemente del ritmo de encargos que tengan por parte de los promotores".
Pero en este punto entra en juego uno de los problemas que arrastra el sector, sobre todo a raíz de la publicación del Real Decreto ley 23/2020 de 23 de junio que contempla los hitos y plazos que deben cumplir las empresas para poner en marcha sus proyectos eólicos y que aspiraba a evitar acciones especulativas.
"Cuando la tramitación administrativa goza de cierta regularidad, hay confortabilidad. Pero cuando hay constantes picos y valles, las fábricas están esperando proyectos que no llegan porque el promotor no puede encargarlos hasta saber si lo tiene todo aprobado", lamenta.
Para evitar este colapso y pérdida de inversiones, en Alemania han declarado estratégicos los proyectos eólicos. "En España, hay proyectos paralizados en el Tribunal Superior de Justicia de una comunidad autónoma, que por los mismos motivos no lo está en otra".
A su juicio, este caos interpretativo de la legislación "genera mucha incertidumbre en el sector y también en los inversores", añade.
Todo ello siendo España el segundo mercado más importante de Europa en número de fábricas (250 en todo el territorio nacional) y en energía eólica con 30.000 MW de potencia instalada y 61.069 Gw/h de producción.
El anuncio de nuevos proyectos de parques eólicos o de fábricas de esta cadena de valor, ha sido la tónica de los últimos años. De hecho, actualmente y según datos de la AEE, hay 17.500 MW de proyectos en España con la tramitación ambiental aprobada pero aún sin la licencia de construcción. De estos, 11.500 MW han de disponer favorablemente de todos los requisitos que marca el RD-Ley antes de que finalice enero de 2024, es decir, en apenas tres meses.
"Todo esto genera que el promotor no haga pedidos de máquinas a los fabricantes porque saben que incluso disponiendo ya de la licencia de construcción, tiene miedo de que se paralicen los proyectos por medidas cautelares que acaban judicializándose", apostilla.
En la actualidad y según los datos que maneja la AEE, "hay una expectativa de encargos récord en España, pero no sabemos cuántos de ellos van a poder sobrevivir".
El primer escollo es 2024, algunos "morirán en el camino, porque tener favorable la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) no significa que ya puedas construir un parque eólico". De hecho, "en ocasiones estas DIA plantean modificaciones que, si son muy caras, hacen que el proyecto deje de ser rentable y que no tenga ningún sentido económico", advierte el director general de AEE.
Todos estos "problemas" lastran la viabilidad de las plantas de fabricación y mantenimiento de parques eólicos porque "si una fábrica tiene que esperar hasta dos años para que lleguen los pedidos y luego llegan pero todos al mismo tiempo, no pueden absorber esa demanda".
A este respecto, Márquez avisa: "La industria no entiende de fronteras y si necesita ser más competitiva, puede pedirle esos pedidos a otros países".
La UE parece reaccionar
Para intentar poner algo de calma en todo esto, la UE ha alcanzado recientemente un acuerdo (Wind Power Action Plan) para agilizar los permisos, dar prioridad a la industria eólica europea en las subastas y concursos de concurrencia competitiva, así como garantizar que los pedidos lleguen de forma más lineal.
Un paso importante dado que "la industria eólica europea atraviesa por una situación grave", advierte Márquez, con "pérdidas de encargos a plazo fijo e incumplimientos de contratos que han tenido que absorber las propias industrias", lo cual les deja menor margen para invertir en otras cuestiones como la innovación tecnológica.
El hecho de que, hasta el momento, China esté entrando en la eólica de Europa con prácticas "muy cerca del dumping" a través de "descuentos del 30% y un mayor apoyo financiero por parte de su Gobierno" para que puedan competir con precios más baratos, recuerda a cuando "hizo lo mismo con la fotovoltaica hasta que consiguió dominar el mercado, ser la más comprada, y cuando lo consiguieron, manejaron ya los precios como les dio la gana", advierte. Y el mercado eólico europeo "es actualmente el más atractivo del mundo para invertir".
Sin embargo, los dos únicos mercados eólicos que no tienen políticas industriales propias "son Europa y Australia, mientras el resto de países tiene aranceles o medidas de estímulo fiscal para que fabricar dentro sea más económico que traerlo de fuera", recalca.
El director general de AEE va más allá y lamenta que "el Gobierno español esté asignando fondos Next Generation a empresas chinas como Envision" para proyectos en España como el de la fábrica de baterías eléctricas de Navalmoral de la Mata (Cáceres), que recibirá 200 millones de euros en ayudas que "nadie puede trazar y saber, por ejemplo, cuántos de esos millones van a competir con la eólica cuando esté operativa la fábrica de ensamblaje de generadores eólicos que la compañía china ha anunciado en Navas del Marqués (Ávila)".
Abrir la puerta así al gigante asiático y permitir su financiación en este sector, "es una aberración económica porque no hay mecanismos que garanticen que esos fondos no acaben en fabricar aerogeneradores en Ávila, aunque esas ayudas las haya pedido la sucursal europea de Envision".
Álvarez añade que esto produce, además, una "transferencia de rentas fuera y genera dependencia energética". Si no se adoptan medidas que "protejan" a la industria española, "ésta se deslocalizará para fabricar donde sí pueda competir".
"A partir de enero volverá a haber pedidos para todos"
Eugenio García Tejerina, secretario general de la Asociación de Promotores de Energía Eólica de Castilla y León (Apecyl) da un paso más allá y afirma que "una cosa es que una ley pretenda solucionar un problema, y otra que consiga cumplir con su propósito", en relación a ese Real Decreto aprobado por el Ejecutivo hace tres años.
La norma "establece hitos administrativos muy exigentes que teóricamente buscan que salgan adelante sólo los proyectos con un estado de madurez determinado" y al final las administraciones "se han visto desbordadas" para tramitar las solicitudes y licencias.
Los objetivos de ese RD "no se están cumpliendo", con un "colapso" en las administraciones que están tramitando estos proyectos.
"Si no cumples cada uno de los hitos en cada uno de los plazos previstos, la consecuencia fatal era que perdías el derecho de acceso y de conexión sin el cual no puedes seguir adelante con el proyecto. Y todo ello con las inversiones de por medio esperando", explica Tejerina.
Este colapso en la Administración está repercutiendo en "proyectos energéticos que cumplen y tienen todo el sentido del mundo, pero que no salen adelante en tiempo y forma porque por delante de ellos hay otras muchas licencias que resolver", lamenta.
A su juicio y respecto al ERTE anunciado por LM Wind Power, "hoy tiene un problema de falta de encargos pero cuando pase este problema, a lo mejor lo que se encuentra es con un exceso de pedidos".
En este sentido, el secretario general de Apecyl traslada calma al sector bajo el argumento de que "a partir de enero habrá de nuevo un volumen muy elevado de pedidos y habrá carga de trabajo para todo el mundo". Es más -añade- "un problema de que en España se va a instalar mucho, no de que se vaya a instalar poco".
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Castilla y León dispone de un fuerte tejido empresarial que cubre toda la cadena de valor de este sector, con plantas de fabricación, diseño, mantenimiento y otras en proyecto para el reciclaje de palas (GIRA Wind) en Soria.
A pesar del desajuste inflacionario y del encarecimiento de los tipos de interés, que generan una guerra de precios en las que el gigante chino ha entrado con fuerza, lo cierto es que "esta Comunidad, en la que el sector eólico genera 4.000 empleos, está en una posición privilegiada ante un mercado mundial que va a demandar cantidades ingentes de material eólico", vaticina.