La campaña de remolacha afronta su última semana en Castilla y León, a excepción de la zona leonesa de La Bañeza, para cerrar con unos rendimientos netamente superiores al año pasado, tanto en el caso de ACOR, que calcula un rendimiento de 108 toneladas tipo por hectárea frente a los 107 del pasado año, como para Azucarera, que cifra el rendimiento en 112 toneladas por hectárea en Toro y en 98 en el caso de Miranda de Ebro, en ambos casos por encima de los obtenidos en la campaña anterior.
Según explica a Ical el técnico del Servicio Agronómico y de Cultivos de ACOR, Oscar Olivar, la sociedad cooperativa general agropecuaria llevaba recibido, hasta el día 11 de enero, 1.018.000 toneladas, el 91 por ciento de una previsión que estipula que al cierre de la campaña, cuya fecha establecida es el 20 de enero, se habrán recibido 1.124.000 toneladas.
La riqueza observada hasta la fecha en la remolacha llegada a la fábrica de ACOR es de una polarización media de 17,63, un porcentaje “ligeramente superior” al de la campaña pasada, como lo es también el rendimiento obtenido por hectárea, que este año ha ascendido a 108 toneladas tipo frente a las 107 del año anterior, con un 99 por ciento de la remolacha ya arrancada y solo una superficie inferior a 100 hectáreas pendiente de arrancarse en los cuatro próximos días. Además, el descuento medio se ha fijado en el 10,4 por ciento y, hasta el día 11 de enero, se habían recibido ya en la fábrica de Olmedo 43.344 camiones, con una media diaria de 600 que hará que la cifra final ronde los 48.000.
“Este año, la campaña ha tenido un tiempo favorable, ya que en octubre no llovió y eso permitió avanzar mucho los arranques en las parcelas donde la textura del terreno es complicada”, manifiesta Olivar en declaraciones a Ical, permitiendo con ello “arrancar en la mayoría de las parcelas en tiempo y forma” y llegar a principios del mes de enero “solo con un nueve por ciento por recibir”.
A todo ello se une que la sanidad foliar en esta campaña “ha sido mejor que la del año anterior”, al evitar presiones “importantes” de enfermedades como la cercospora, que afecta a la calidad de la remolacha y que el pasado año tuvo una presencia relevante. “Éramos optimistas y los datos, de momento, lo corroboran”, concluye Olivar, que espera que el tiempo favorable acompañe esta última semana para no tener “parcelas que se enquisten” y compliquen el final de una “buena” campaña.
Nivel de molturación “constante”
Asimismo, el técnico del Servicio Agronómico y de Cultivos de ACOR destaca que su sistema de módulos, en el que está integrada el 70 por ciento de la superficie que contrata la cooperativa, permite un nivel de molturación “lo más constante posible” para que, en los días de lluvia, cuando las máquinas de arranque no pueden sacar la remolacha, se cuente con ‘stock’ que permita a la fábrica recibir “todos los días lo mismo” y mantener el ritmo de molturación.
No obstante, Olivar recalca la importancia que ha tenido este año la “climatología favorable” para mantener este nivel de molturación, puesto que el año pasado, aunque el ritmo fue “muy bueno” durante la mayor parte de la campaña, en la fase final la aparición de la borrasca Filomena “dio serios problemas y tuvimos que bajar el ritmo de molturación para esperar a las parcelas que no se pudieron arrancar”.
También reseña el técnico del Servicio Agronómico y de cultivos de ACOR que la cooperativa se encuentra ya “pensando en la próxima contratación”, donde se pondrá “mucho esfuerzo pese al incremento de los costes de la energía, los fertilizantes y el gasoil”, al garantizar un ingreso mínimo de entre 45 y 45,5 euros por tonelada e incluso alcanzar precios más altos de pago a los agricultores ante la “tendencia alcista del precio del azúcar”.
352.000 toneladas en Toro, 210.000 en Miranda
Por su parte, en Azucarera encaran la recta final de la presente campaña de la remolacha con la fábrica de Toro presentando “datos definitivos” al cerrar ya tanto arranque como recepción de cultivo con 352.000 toneladas recibidas para un rendimiento medio de 112 toneladas por hectárea. Se trata de un resultado “fantástico”, como lo define la directora agrícola de Azucarera, Salomé Santos, porque supone un incremento en 14 puntos de los rendimientos obtenidos la pasada campaña, cuando en Toro se llegó a 98 toneladas por hectárea.
“El tiempo ha acompañado porque no hemos tenido grandes problemas meteorológicos ni de enfermedades, y eso ha ayudado a que los rendimientos sean buenos”, explica a Ical la directora agrícola de Azucarera, que también incide en que cuentan con “variedades más resistentes a enfermedades que nos han dado sustos en años anteriores, como la cercospora, y esa mejora genética nos está ayudando a que los rendimientos no decrezcan”.
De hecho, no solo los datos de Toro son positivos para Azucarera. En Miranda de Ebro, a falta de apenas 400 hectáreas por arrancar, los rendimientos “también son bastante buenos en comparación con años anteriores”, revela Santos, al situarse hasta el momento en una media de 98 toneladas por hectárea cuando el pasado año el rendimiento estuvo diez puntos por debajo.
La expectativa así es recibir 210.000 toneladas en una fábrica que, no obstante, tuvo que detener su ritmo de molturación hace apenas un mes, tras las fuertes lluvias caídas en los días posteriores al puente de la Constitución. “Hemos reiniciado los arranques, con la idea de terminar la próxima semana y dar por concluida la campaña allí”, concluye Santos.
Inicio de la campaña en La Bañeza
Mientras en el resto de la Comunidad la presente campaña toca a su fin, Azucarera comenzó esta pasada semana con el arranque de remolacha en las parcelas contratadas para suministrar a la fábrica de La Bañeza, en la provincia de León. El objetivo así es empezar a molturar a partir del 22 de enero con ‘stock’ suficiente para “molturar durante todo el mes de febrero y terminar la campaña del norte”.
Una campaña con la que Azucarera presume de ir “mejorando cada año” en un cultivo “muy profesionalizado” que cuenta con “mucha tecnificación e investigación” y que, frente a posibles desventajas como la incomodidad por “la dedicación que requiere”, se está tendiendo a a “modelos de contratación de cultivo compartido donde ofrecemos empresas de servicios para hacer este cultivo más cómodo y atractivo” para los agricultores con los que contratan la recogida de remolacha.
Además, Salomé Santos también reivindica que, ante la nueva PAC, con la que “un volumen importante de ayudas están condicionadas a prácticas medioambientalmente sostenibles como la rotación de cultivos”, la remolacha es “una gran solución y opción para que el agricultor tenga diversificados sus cultivos”, más ahora que Azucarera ofrece un servicio de mapas de estrés hídrico y nitrógeno en el suelo, a través de tecnología satélite, para “hacer recomendaciones más ajustadas a cada explotación y ayudar a que el cultivo sea sostenible e interesante en el medio-largo plazo”.